La endiablada investidura

Consell per la República Catalana: Así funciona el mando paralelo de Waterloo

El organismo creado por Puigdemont se abre a reformular su papel y ofrece un "diálogo inmediato" para lograr una "dirección colegiada" de partidos y entidades independentistas

De izquierda a derecha, Toni Comín, Clara Ponsatí y Carles Puigdemont, este sábado en el acto del Consell per la República en Perpinyà

De izquierda a derecha, Toni Comín, Clara Ponsatí y Carles Puigdemont, este sábado en el acto del Consell per la República en Perpinyà / periodico

Fidel Masreal
Júlia Regué
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Carles Puigdemont dijo asentarse en Bélgica, en el 2017, para "internacionalizar" el 'procés'. El 'expresident' se resistía a renunciar al timón de la política catalana y se erigió, ya entrado en el 2018, como líder del 'frente exterior' para proyectar en Europa el conflicto político catalán. Mientras se configuraba un nuevo Govern tras las elecciones del 21-D, Puigdemont esbozó los cimientos de un gobierno "legítimo" en la sombra con el que aspiraba reunificar al independentismo bajo su manto. Pero pese a encandilar a los suyos, ERC y la CUP mostraron sus recelos. Tres años después, la reformulación del Consell per la República centra las negociaciones para la configuración del Ejecutivo.

La dirección, a manos de Waterloo

La puesta de largo del CxR se hizo en el Palau de la Generalitat, en octubre del 2018, con el Govern y el independentismo arropando a un Puigdemont que intervino por videoconferencia. El 'expresident' demostraba así que dirigía la acción exterior del independentismo, con el apoyo del otrora republicano Toni Comín, a la sazón, vicepresidente del ente. Su voluntad era aglutinar al soberanismo y a él se sumó Junts, la ANC, Demòcrates, Poble Lliure, ERC y puntualmente Òmnium, entre otros partidos y entidades. El CxR se abre ahora a una reformulación de su gobernanza, como pide ERC, integrando una nueva "dirección colegiada" dentro de su propia estructura.

Los recelos de ERC y la CUP

La CUP cerró desde un inicio la puerta a formar parte del CxR, justificando que no querían contribuir con "iniciativas que parten de una lógica simbólica, que no tienen como objetivo central la ruptura democrática con el Estado y que no disponen de mecanismos de control democrático y popular". Ni siquiera acudieron al evento de inauguración, aunque meses después Poble Lliure -que forma parte de la candidatura- se unió a Puigdemont.

Tampoco entusiasmó a ERC. Descartaron la participación de sus primeras espadas e incluso plantaron a Puigdemont en diciembre del 2020 cuando se certificó la fundación de la asamblea de representantes -el órgano de gobierno del CxR- al considerarlo "partidista e interesado" por la cercanía de las elecciones del 14-F, donde Puigdemont encabezó la lista de Junts. De ahí que reclamen ahora una reformulación.

Una hoja de ruta propia

Desde su nacimiento, se han ido celebrando reuniones periódicas, muchas de ellas de forma telemática. Eso sí, en estos tres años se ha elaborado una doctrina teórica bajo el lema ‘Preparem-nos’, en la que se invoca de nuevo a la consecución de la secesión mediante actos de desobediencia unilateral, resistencia y boicots, con el fin de "activar la declaración de independencia" de octubre del 2017. Se resume todo en el concepto de "desbordamiento democrático, masivo y sostenido en el tiempo", que Comín explicó en una entrevista a EL PERIÓDICO.

Las metas y los socios

Mientras no llega este estadio, el objetivo es aumentar el número de asociados para que sea una "embajada del independentismo". Se marcaron públicamente el reto de lograr un millón de inscritos, pero actualmente constan 92.714 según datos de su propia página web. Entre los proyectos cosechados, destacan la creación de consejos locales en territorio catalán, el acto celebrado en Perpinyà en 2020, la constitución de la asamblea de electos y la manifestación en Estrasburgo del 2019.

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