EN CLAVE MADRID

Lo que Inés Arrimadas no quiere leer

Tocada y casi hundida por los errores de diseño de la moción de censura, puede intentar sobrevivir con cambios en la cúpula

Rivera hace meses que avala la fusión de siglas, según dirigentes del PP, y el fichaje de Hervías es muy peligroso para Ciudadanos

Inés Arrimadas

Inés Arrimadas / periodico

Gemma Robles

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Vaya por delante que en las siguientes líneas se reflejará todo aquello que Inés Arrimadas, actual jefa de Ciudadanos, nunca hubiera querido leer. Si es que aguanta en el cargo en las próximas horas y no termina dando un paso atrás -parece que intentará sobrevivir con cambios urgentes en puestos de la dirección-, sufrirá el canibalismo del PP. Sin anestesia. El error de cálculo político en la forma de presentar la moción de censura en Murcia amenaza con ser letal. Pero lo que será para ella más duro, sin duda, será recibir acuse de recibo del desacato de algunos compañeros actuales de filas y la traición con mayúsculas de los que un día compartieron con ella el proyecto de Albert Rivera. Atentos a lo que puede estar por llegar. La semana arranca con una reunión de la Ejecutiva naranja decisiva. Explosiva.

A avivar el incendio que se vislumbra en el horizonte contribuirán algunas certezas difíciles de digerir, en momentos de tanta debilidad, para Arrimadas. Su exjefe, Rivera, trabaja en un bufete de abogados cuyo cliente es Casado. Según algunos dirigentes del PP, Rivera hace meses que apoya una fusión de siglas y cuando sale a la palestra pública no es precisamente para mimar a su sucesora. ¿Blanco y en botella?.

Sumésele que Génova ha logrado que Fran Hervías pase de la chaqueta naranja a la azul con gaviotas silueteadas en los bolsillos. ‘Opar’ desde un partido al que antaño fue secretario de organización de otro, al que además pretende fagocitar, significa hacer un ‘strike’. Es llevarse una agenda inmensa y, sobre todo, una caja de secretos de los adversarios valiosísima. Si alguien sabe de las fortalezas y debilidades de los dirigentes de una formación, de arriba a abajo, es su responsable de organización.

Es el que conoce quién odia a quién en cada provincia. En cada localidad. Olfatea quién apoya a quién a kilómetros. Ha oído todo tipo de argumentos, oficiales y oficiosos, justificados e injustificables, cuando ha tenido que hacer listas electorales... por lo que con los ojos cerrados suele ser capaz de detectar a aquellos que no tienen problemas en dar codazos o harían lo que fuera por tocar poder. Es decir, sabe de egos, de ambiciones y de precios. Y a buen seguro conserva un puñado de ‘infiltrados’ en todos los rincones que le facilitan información a la que él solo no llega. Eso es definitivo para un partido que, como el PP, ha decidido salir al campo de batalla, y al mercado o bazar político, en busca de dirigentes naranjas dispuestos a abandonar Ciudadanos en primer lugar y, si ansían seguir en el cotarro porque les va la marcha, pasarse a las filas populares. 

Transfuguismo murciano

moción de censura en Murcia Fernando López Miras,

Para él, sostiene, es la gota que colma un vaso de despropósitos políticos y estratégicos. Pero ojo, que ahora hay quien directamente acusa a Hervías de haber sido el tejedor, mano a mano con el conservador Teodoro García Egea (que a partir de ahora será su jefe), del transfuguismo de última hora de tres parlamentarios de Cs que evitarán, si no hay más sorpresas, que caiga López Miras. Eso a cambio de sillones en el gobierno regional.

"Ya sabemos quién estaba detrás de los tránsfugas que mantienen a López Miras en el poder. El mayor caso de corrupción politica de la historia de la democracia", llegó a decir Ana Martínez Vidal en redes sociales, después de que El Español publicase la transcripción de supuestos mensajes de Hervías que apuntalaban la sospecha.

¿Aviso de desbandada?

varios senadores
Toni Cantó, Juan Marín o Begoña Villacís

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