La nueva legislatura catalana

El pacto de la Mesa del Parlament allana la investidura de Aragonès

ERC y Junts se comprometen al 'quid pro quo': Borràs al Parlament, Aragonès a la Generalitat

El acuerdo programático no está cerrado pero se trabaja con orillar cualquier fecha para un nuevo referéndum

El 'vicepresident' en funciones, Pere Aragonès, en el hemiciclo del Parlament.

El 'vicepresident' en funciones, Pere Aragonès, en el hemiciclo del Parlament. /

Xabi Barrena
Fidel Masreal
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Habrá quien piense que para este viaje no hacían falta tantas, y pesadas, alforjas. Que era casi intuitivo, la noche del 14 de febrero, que Junts presidiría el Parlament y ERC, la Generalitat. Como así será. Y sería muy difícil contradecir a quien piense así. Pero no destaca la política catalana por moverse por los derroteros de lo fácil. Y para muestra un botón. Según fuentes de la negociación, no fue hasta el miércoles que Junts planteó abiertamente que quería la presidencia de la Cámara catalana y, hasta este jueves, que los puigdemontistas y ERC han acordado el cambio de cromos. Es decir, el mutuo apoyo a que Borràs se instale en la Ciutadella y Aragonès, en el Palau de la Generalitat.

No ha sido un compromiso fácil. Aun quedan flancos por definir y se sigue trabajando en ellos y, según los republicanos, los posconvergentes trataron de hacerse con el Parlament sin dar garantías de una investidura. Fuentes de ambos partidos reconocieron a este diario que tal compromiso se produjo.

La negociación entre republicanos y puigdemontistas se ha centrado en la continuación del ‘procés’. Desde varios enfoques. El Consell de la República (algo en lo que Junts está muy interesado, sin duda por el protagonismo que ahí tiene Carles Puigdemont), la nueva hoja de ruta (el embate con el Estado) y la mesa de diálogo con el Estado.

Diálogo acotado

Como ya adelantó este diario el martes, la hoja de ruta está prácticamente cerrada entre ambas fuerzas. Se recoge la voluntad de Junts de acotar el plazo de negociación con el Estado, que será hasta el vencimiento de la legislatura española, en el caso que esta se produzca bajo los plazos estipulados, es decir, otoño del 2023.

A partir de aquí, sin embargo, se deja abierto qué hacer. Contra la voluntad inicial de Junts de fijar un calendario para un nuevo referéndum de independencia, en el caso, más que probable, que el Estado no atienda la doble reivindicación de amnistía y autodeterminación, ERC ha logrado que, transcurrido ese tiempo, se aborde, en una nueva mesa de negociación qué hacer.

En función de una coyuntura ahora imposible de adivinar. El argumento disuasorio ha sido mitad el recordatorio de los 18 meses hacia la secesión con la que Junts pel Sí acudió a las elecciones del 2015 y la comprobación fáctica de que acudir a negociar con una fecha no provoca resultados satisfactorios. 

El frente de Madrid

Otro asunto sobre el que se trabaja, y ligado a la mesa de negociación, es el papel de ambas fuerzas en el Congreso de los Diputados. Los posconvergentes querría una mayor unidad de acción, siempre en clave desafiante al Estado, y los republicanos tratan de poner límite a esa táctica. Los números les ayuda, puesto que los 13 diputados republicanos en la Carrera de San Jerónimo triplican los cuatro con los que se ha quedado el puigdemontismo, tras su escisión del PDECat. 

No ha trascendido ningún detalle de hacia dónde van los tiros en esta cuestión, pero la simple observación de la actualidad permite advertir una leve corrección del rumbo de ERC en cuanto a sus relaciones con el PSOE y el Gobierno.

Así, el pasado martes, y al hilo del levantamiento parlamentaria de la inmunidad de Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí, con los votos del PSOE, el líder republicano en Madrid, Gabriel Rufián, advirtió a los socialistas que la apuesta por el diálogo “es granítica” pero que la inacción del Ejecutivo “cansa mucho, y al final, tanto va el cántaro a la fuente…”.

Este jueves, fue la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, que siempre, como Rufián, ha defendido la vía negociada, la que, tras el acercamiento táctico del PSOE a Cs, aseveró que "ERC tiene motivos para retirar el apoyo al PSOE, pero se tiene que sopesar todo", y lamentó que "un Gobierno que se supone que es de izquierdas se incline hacia la derecha".

En la otra habitación de negociación, la que ERC tiene con la CUP, los republicanos se muestran gratamente sorprendidos de la actitud y predisposición de los anticapitalistas. Una entente que, de momento, ya ha reportado a la CUP una plaza en la Mesa de un Parlament que, a partir de este viernes, vivirá la llegada de la ultraderecha.

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