El laberinto catalán

Junqueras y Puigdemont no han hablado desde el 29 de enero

Pese a que sus fuerzas negocian un nuevo Govern, los líderes de ERC y JxCat no han abordado aún el panorama tras las elecciones

El president Puigdemont, Oriol Junqueras y Jordi Turull de dirigen al hemiciclo.

El president Puigdemont, Oriol Junqueras y Jordi Turull de dirigen al hemiciclo. / periodico

Xabi Barrena
Fidel Masreal
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El ‘teléfono rojo’, el sistema de comunicación directa entre Washington DC y Moscú, nació en junio de 1963, en forma de télex, no de línea telefónica, propiamente, para desfacer entuertos entre las, a la sazón, únicas superpotencias. Desde entonces, el término ‘teléfono rojo’ (el color explica la urgencia de la comunicación) se ha convertido en sinónimo de hilo directo entre bandos no muy bien avenidos. Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, los dos grandes líderes, y duelistas, del independentismo, los presidentes de ERC y de Junts, fuerzas que negocian estos días la formación de un nuevo Govern; los ‘primus inter pares’ de encarcelados y ‘exiliados’, ni disponen de ‘teléfono rojo’ ni parece que lo precisen: desde el 29 de enero no mantienen ningún contacto directo.

Ese fue el día en que Junqueras salió de la cárcel de Lledoners en régimen de tercer grado y la jornada en la que ambos mantuvieron una conversación, de la que nada ha trascendido, pero que se supone que tuvo un marcado tono personal. Junqueras sigue fuera de la cárcel de lunes a jueves, unas 12 horas, y las 24 , el resto de días. Sobre Puigdemont no pesa ninguna restricción para comunicarse.

37 días de abstinencia

En estos 37 días transcurridos, hasta ahora, se antojan varios motivos para un intercambio de impresiones o una felicitación entre los que fueron 'president' y vicepresidente del Executiu. Por ejemplo, y sin citar la campaña electoral, la noche de las elecciones en la que los republicanos superaron a los posconvergentes (cuya lista encabezaba el propio Puigdemont), arrogándose el derecho de formar Govern. Y evidentemente, desde ese día en la que ambas fuerzas se hallan inmersas en unas negociaciones cuyo quid es la futura hoja de ruta a seguir por el independentismo.

Fuentes cercanas a ambos líderes reconocieron este lunes que “no ha habido ningún contacto directo”. Es más, estas voces no vieron necesidad alguna en que hubiera esa comunicación: “Es de primero de negociación política, aislar a los líderes. Ya hay otros negociando y hablando entre ellos cada día”. Un manual que, dicho sea de paso, podría haber consultado Artur Mas, por poner un ejemplo de muchos, en 2006, antes de meterse entre pecho y espalda los 1.200 kilómetros en coche, ida y vuelta, entre su domicilio y el palacio de la Moncloa, para pactar el Estatut.

Cabe recordar que, entre otras muchas diferencias, Junqueras y Puigdemont mantienen posiciones muy enfrentadas, legibles en sus respectivos libros, sobre qué hacer a partir de ahora. Mientras que el republicano apuesta por negociar y sumar puntos porcentuales a favor del referéndum, el posconvergente opta por una línea más dura con el Estado a la luz de las nulas esperanzas de acuerdo que la experiencia le facilita.

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