Negociaciones para la formación de Govern
ERC combina el diálogo con la CUP en lo social y con JxCat en el 'procés'
Esquerra y los anticapitalistas superan sin daños la polémica por los incidentes del sábado
Los posconvergentes abogan por que los Mossos no sean sujeto de negociación

Dolors Sabater. / CUP


Júlia Regué
Júlia ReguéResponsable de la sección de Política.
Graduada en Periodismo y en Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu Fabra (UPF), ha desarrollado su carrera profesional en la sección de Política, donde se incorporó en 2016. Ha seguido la actualidad política del Parlament de Catalunya y el día a día de varios partidos. También ha colaborado en programas de TV3, Catalunya Ràdio, RAC1 y Ser Catalunya.
Empieza a ser visible, ya, el esquema que sigue ERC en sus negociaciones con Junts y la CUP para formar Govern. Deseosos de llegar a acuerdos con los anticapitalistas, para anclar el programa de gobierno en los postulados de izquierda y dejar en minoría los de centroderecha, que aún dominan Junts, los republicanos se han lanzado a pactar una agenda social con la CUP que, se supone, y si se cierra el acuerdo, trasladarán a los posconvergentes. En el sentido contrario, con Junts, Esquerra trata de consensuar una hoja de ruta del ‘procés’, la cuestión que más trascendencia da la posconvergencia.
No se trata de una geometría variable, por cuanto con el devenir de los días, todos deberían acabar negociando sobre todo. Aunque algunos republicanos señalan que los posconvergentes "no quieren hablar de nada más que la independencia". El plan, con todo, es iniciar la negociación con cada fuerza por el asunto que más fácil les puede llevar a un pacto. Una negociación capicúa. Aunque no exenta de dificultades: Junts insinuó este lunes que el debate sobre la policía catalana, sobre la que se asienta la sintonía entre ERC y CUP, debería quedarse al margen de la negociación de Govern.
Los 15 días de conversaciones entre ERC y la CUP, además, parecen haber forjado un clima de confianza entre ambas fuerzas lo suficientemente amplio como para sortear los primeros obstáculos. Como, por ejemplo, la polémica generada tras los disturbios del sábado. Los incidentes se registraron tras una manifestación convocada por la CUP y, lejos de generar una ruptura, ambas fuerzas reafirmaron este lunes el camino iniciado.
Confusas declaraciones
Incluso para sobreponerse a unas confusas declaraciones de la presidenciable anticapitalista, Dolors Sabater. Lanzó ella, en TV-3, que habían alcanzado un “primer acuerdo” con ERC para que la Brigada Mòbil de los Mossos d’Esquadra no acuda a los desahucios, una moratoria en el uso de las balas de foam y que la Generalitat se retire de las acusaciones contra activistas. La portavoz de ERC, Marta Vilalta, y fuentes de la CUP rebajaron las declaraciones a un “compromiso” que ya adquirieron en la reunión del pasado viernes y enmarcaron el pacto en la creación de un equipo jurídico de los dos partidos para estudiar la viabilidad de estas tres condiciones que previsiblemente se acabarán dilucidando en una comisión parlamentaria.
En las filas de la CUP dibujan las condiciones para sentarse a negociar, porque a su juicio, aún no se ha entrado en el terreno de la negociación. Fuentes de la formación señalan que la disolución de la unidad de antidisturbios no es una petición sine qua non para investir Aragonès, pero sí el compromiso con dar un giro al modelo policial. La CUP pondrá sobre la mesa en los próximos encuentros un “rescate social” –su propuesta es una renta básica universal de unos 735 euros-, la celebración de un referéndum antes del 2025, y el respeto a la soberanía del Parlament, acompañada de un cordón sanitario a Vox.
Mayor responsabilidad
Estas dos últimas pretensiones se atan al reparto de la Mesa del Parlament. La CUP no renuncia a presidir la Cámara para “confrontar la violencia del Estado” -léase recuperar las leyes suspendidas por el Tribunal Constitucional en materia social-, y para que no haya reparos en el cortafuego parlamentario a la hora de llevar a debate mociones que puedan ser suspendidas por los tribunales. “El Parlament tiene que elevar un grado en la asunción de responsabilidades”, destacó Sabater.
Vilalta, por su parte, desgranó parte de de la oferta de ERC, enmarcadas en cuatro ejes que encajan como un guante con los deseos anticapitalistas: un plan de rescate social, un plan de reconstrucción y transformación poscovid, un pacto antifascista, y establecer las bases para avanzar hacia la república catalana.
Así, los republicanos proponen un plan de empleo juvenil y un plan de choque contra la pobreza y llevar a cabo "una cruzada contra los desahucios", entre otras cuestiones.
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