Protestas en Barcelona por Hasél
Críticas a los Mossos por cargar contra los manifestantes en un espacio cerrado
Los agentes encapsularon la protesta entre Lesseps y Fontana, generando escenas de angustia y causando varios heridos
En plena tensión con el cuerpo, Sámper defiende el uso de la fuerza y niega los heridos documentados por la prensa
Carles Planas Bou
Periodista
Periodista tecnológico entre el mundo digital y la política internacional. Centrado en capitalismo de plataformas, IA, vigilancia y derechos digitales. Excorresponsal en Berlín durante más de cuatro años, cubrió los gobiernos de Merkel, la crisis de los refugiados y el auge de la extrema derecha. También ha trabajado en Europa Central y en Canadá. Graduado en Periodismo por la URL y máster en Relaciones Internacionales por la UAB. Ha colaborado con TV3, TVE, Deutsche Welle, Catalunya Ràdio, El Orden Mundial o El Salto.
La quinta noche de protestas en Barcelona por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél se saldó ayer con una imagen que vuelve a poner a los Mossos d’Esquadra en el punto de mira. Tras redirigir la manifestación hacia el norte, los cuerpos policiales encapsularon a los asistentes entre Fontana y Plaça Lesseps y realizaron una carga en forma de pinza que generó situaciones de angustia y varios heridos.
Eran las 21 horas y la protesta, que había empezado en Plaça Universitat, subía por Passeig de Gràcia. Por el camino, una minoría aprovechaban para saquear algunos comercios, mientras la gran mayoría seguía subiendo hasta Jardinets de Gràcia. Presionada por los furgones de los Mossos, la columna de manifestantes empezó a enfilar por Gran de Gràcia, un espacio mucho más cerrado que las anteriores partes del recorrido.
Fue entonces cuando, en un intento por dispersar a los concentrados, los Mossos dispararon las primeras ráfagas de foam de la noche, empujándolos a subir. Algunos tumbaron contenedores y los quemaron para utilizar como barricadas ante el avance del cuerpo policial.
Pasada la parada de metro de Fontana, la manifestación empezó a ver que estaba acorralada. Al final de Gran de Gràcia, en Plaça Lesseps, los Mossos bloqueaban el paso a los asistentes, que quedaron encerrados en una pinza que se iba comprimiendo cada vez más. Por debajo, una docena de furgones presionaba a los manifestantes para que siguieran avanzando.
Porrazos no reglamentarios
Atrapados, los Mossos aprovecharon para cargar, golpeando a unos manifestantes que no tenían escapatoria. La carga generó aglomeraciones y puso “en claro peligro” a los concentrados, según ha denunciado el Centre IRIDIA per la Defensa dels Drets Humans. Los medios también documentaron que, durante la carga, los Mossos golpearon a algunos jóvenes en la parte superior del torso y en la cabeza, algo prohibido por sus protocolos de acción.
En plena tensión con el cuerpo policial, el ‘conseller’ de Interior, Miquel Sàmper ha defendido su actuación. “Se hizo una mínima utilización de la fuerza durante un minuto y tengo entendido que no hubo ningún herido”, ha explicado a Rac 1.
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