Escalada de tensión

Sánchez promete “contundencia” ante los disturbios por Hasél y replica a Podemos: "La violencia es inadmisible"

El presidente subraya frente a Iglesias que España es una "democracia plena" y recuerda su compromiso de reformar los delitos de expresión

Los morados suavizan su discurso sobre los altercados mientras el PP hace al jefe del Ejecutivo "corresponsable"

Sánchez considera inadmisible la violencia en las protestas por Pablo Hasél

Sánchez considera inadmisible la violencia en las protestas por Pablo Hasél. /

Juan Ruiz Sierra
Miguel Ángel Rodríguez
Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pedro Sánchez ha cambiado de actitud con Podemos. El presidente del Gobierno ya no parece estar dispuesto a ser tan comprensivo como antes, o a minimizar y esquivar los choques con su socio de coalición. Desde la aprobación de los Presupuestos, Sánchez deja claro que la última palabra es suya, que los tiempos en que daba cierto aire a los morados, incluso aceptando algunas de sus posiciones en contra de la parte socialista del Gobierno, se han acabado. La lista de recientes disputas es amplia y va a más: alquiler social, factura de la luz, ley trans, ley de igualdad de trato, ingreso mínimo vital y ahora Pablo Hasél y los delitos de opinión. Después de tres días de violentos disturbios durante las protestas en contra de la condena de cárcel al rapero, el presidente rompió este viernes su silencio, prometiendo “contundencia” frente a una violencia “inadmisible”. Al mismo tiempo, Podemos, que hasta el momento había evitado condenar los altercados, centrándose en las críticas a la actuación policial, empezó a suavizar su discurso. 

El jefe del Ejecutivo se posicionó con claridad frente a Pablo Iglesias, vicepresidente segundo y líder morado, que durante la campaña catalana cuestionó la “plena normalidad democrática” en España. “En una democracia plena, y España es una democracia plena, el uso de la violencia es inadmisible. Es un ataque a la democracia. El Gobierno hará frente a cualquier forma de violencia y defenderá la democracia. La democracia nunca ampara la violencia. Es lo contrario de la democracia, su negación. El Gobierno actuará con contundencia contra cualquier forma de violencia”, dijo durante un acto en Mérida. 

Las palabras de Sánchez fueron el ingrediente principal de una movilización por parte de los socialistas en el Ejecutivo, rechazando los disturbios tras la polémica actitud de sus socios. “La violencia es injustificable”, señaló el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. La titular de Defensa, Margarita Robles, criticó en La Sexta cualquier “complicidad, silencio o aceptación” de los altercados.

Aun así, el presidente argumentó que una de las condenas a Hasél, por enaltecimiento del terrorismo (el jueves le fue confirmada otra por amenazas a un testigo), casa mal con los estándares europeos. El Gobierno, recordó, tiene en marcha una reforma de los delitos de opinión, que también ha provocado un choque con Podemos, para que no conlleven penas de cárcel. “La democracia tiene una tarea pendiente: amparar mejor la libertad de expresión”, dijo.

"En una democracia plena, y España lo es, el uso de la violencia es inadmisible. El Gobierno actuará con contundencia"

Pedro Sánchez

— Presidente del Gobierno

Los morados, mientras tanto, comenzaron a desmarcarse de los episodios violentos, algo que no habían hecho antes dirigentes como Pablo Echenique y Rafael Mayoral. “Que apoyemos a los manifestantes no significa que estemos de acuerdo con los disturbios de una minoría”, dijo en Catalunya Ràdio el presidente de su grupo parlamentario, Jaume Asens. 

La oportunidad política

Pero el malestar entre los socialistas es amplio. No solo por las críticas a la policía y el discurso antisistema de Podemos. También por su oportunidad política. Tras las elecciones catalanas, señalan en el PSOE, el foco no debería estar en las disputas en la coalición, sino en la debilidad del PP por sus escándalos y su debacle en las urnas. Justo lo contrario que está ocurriendo.  

Pablo Casado, que en una huida hacia adelante para intentar separarse de la corrupción en su partido anunció el martes que los conservadores abandonarían su sede, en la madrileña calle de Génova, ha encontrado en este último choque una baza para desgastar a Sánchez. Poco antes de que el presidente condenara la violencia y amonestara a su socio sin citarlo, el líder del PP dijo: “Si Sánchez no para a su vicepresidente, se hará corresponsable de lo que suceda”.