Segunda oleada de covid-19

Aragonès insinúa un endurecimiento de las restricciones

La 'consellera' de Salut, Alba Vergés, reconoce que habrá que dar "pasos atrás" en la desescalada

El vicepresidente alerta de que el control de la pandemia "no va nada bien" y "hay que frenar los contagios como sea"

Aragonès asegura que no le "temblará el pulso" si hay que "dar un paso atrás" ante el aumento de casos de covid

Aragonès asegura que no le "temblará el pulso" si hay que "dar un paso atrás" ante el aumento de casos de covid. /

Xabi Barrena

Xabi Barrena

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Mensaje grave y alarmante del ‘president’ sustituto, Pere Aragonès, en el Parlament, acerca de la pandemia. “No vamos nada bien”, han sido sus primeras palabras en la comparecencia sobre la gestión de las crisis derivadas del covid en el Parlament. Y ello hace que “ya non estemos pensando si hay que cambiar de tramo o no [flexibilizar], sino que hay que plantearse si damos un paso atrás para proteger el sistema sanitario”. Por la tarde, horas después, lo ha confirmado la 'consellera' de Salut, Alba Vergés: "Deberemos dar sí o sí, pasos atrás en la reapertura", informa Beatriz Pérez. "Si hay un crecimiento de casos, sabemos que en unos días aumentarán los hospitalizados y los pacientes en ucis", ha advertido el secretario de Salut Pública, Josep Maria Argimon.

“Durante unos días hemos avanzado mucho y bien en la reducción de los indicadores, pero estamos viendo que la tasa de transmisión está creciendo de manera preocupante. Y hay que frenarlo como sea”, se explayó Aragonès. “Y somos conscientes del impacto económico. E iremos donde sea a buscar recursos para proteger los recursos necesarios para protegerlos puestos de trabajo. Porque no tenemos fuerza suficiente para velar por las dos cosas simultáneamente”. Poco después, el ‘conseller’ de Interior, Miquel Sàmper, fue más claro: “Si tuviéramos los recursos de Alemania estaría todo cerrado”.

No concretó Aragonès en qué forma y modo se podría dar este “paso atrás”, pero si advirtió de que estás fiestas navideñas “muchas familias no se podrán reunir como han hecho siempre, porque nos jugamos la vida de la gente”. El vicepresidente aceptó que pueda haber lo que se ha venido a llamar “fatiga pandémica”, pero que ello no obstará para que se sigan haciendo “llamadas a la responsabilidad”.

Seguridad de la vacuna

La ‘consellera’ de Salut, Alba Vergès, aportó un poco de luz al final del túnel. Centró su intervención en la vacuna y en el proceso de vacunación que iniciará en menos de un mes. 500.000 personas la recibirán, en una primera fase, con prioridad para los residentes en centros de la tercera edad y el personal sanitario. La población de riesgo, según datos de Salut, es de 1,8 millones de catalanes. Informó Vergès que la respuesta a la llamada al personal de enfermería para cubrir las 500 plazas que formarán los 25 equipos de vacunación móvil ha desbordado todas la previsiones, con más de 2.500 ofrecimientos. Y sobre la vacuna en sí, Vergès recalcó la plena seguridad del medicamento: “No se ha saltado ninguna fase”.

El líder de Ciudadanos, Carlos Carrizosa, lamentó que los catalanes “estén en la autonomía que probablemente esté gestionando peor la pandemia dentro del estado que probablemente peor lo esté haciendo en Europa”. Calificó de “chapuza” los presupuestos aprobados este ejercicio, con 900 millones “dedicados a chiringuitos que tan bien nos hubieran ido ahora”.

Iceta mostró un tono más conciliador, el mismo que mostró en la sesión de control y que le afeó Carrizosa, quien vio en las palabras de Iceta un signo inequívoco de que se está pergeñando “un nuevo tripartito”. No abandonó Iceta, con todo, su argumentario básico contra la gestión de CiU, allá por el 2020: “Reducir costes en el estado de bienestar trae consecuencias”, advirtió.

Jéssica Albiach calificó al Executiu de “Govern de juguete [‘de nyigui-nyogui]” y le exigió que “se adelante a los hechos y no espere nos días a intentar contener” la tercera oleada en ciernes. La líder de los ‘comuns’ reclamó que no se abra el confinamiento de municipal a comarcal, tal y cómo estaba previsto.

Sesión de control

Antes de las explicaciones pandémicas se celebró la última sesión de control al Govern de la legislatura, la última con Pere Aragonès dando explicaciones como ‘president’ sustituto. La oposición, y también ERC, pidió al vicepresidente una valoración de la legislatura. “Tomando en cuenta” los obstáculos, vino a decir Aragonès, “hago una valoración positiva”. Se amparó para ello en lo difícil que lo habían puesto “las injerencias del Tribunal Supremo, la inhabilitación de Quim Torra y la incesante represión a lo largo de estos tres años”. Como ases exhibió “la aprobación de los presupuestos y la gestión del covid, con más de 500 decretos ley aprobados”.

Obviamente, la visión de la oposición fue contraria. Especialmente belicoso con la gestión pandémica fue Carlos Carrizosa (Cs) que calificó de “nefasta”. A ello, sumo el líder naranja  el ahínco por dividir la sociedad catalana”, algo en lo que también coincidió el primer secretario del PSC, Miquel Iceta.

Con todo, la sesión tuvo ya un profundo aroma prelectoral. Así se lo afeó Aragonès al portavoz de los ‘comuns’, David Cid, cuando este criticó el escaso gasto del Govern para revertir las consecuencias económicas y sociales de la pandemia. “Usted sabe”, replicó el republicano, “que el gobierno anuló el techo de déficit el 5 de octubre. Hasta entonces no se pudo gastar”.