Secretismo real

Cuando el 3 de agosto, la Casa del Rey difundió un comunicado informando de que Juan Carlos le había dicho por carta a su hijo que se iba “fuera de España”, empezaron las especulaciones sobre adónde se había ido. Los primeros días se señalaron algunos posibles destinos. Portugal, Nueva Zelanda, Emiratos Árabes Unidos, República Dominicana... Finalmente, después de dos semanas de hipótesis periodísticas y críticas por el secretismo, la Zarzuela se vio obligada a aclarar que había viajado al país del Golfo Pérsico.

En aquellos días de agosto, cuando el destino no había sido confirmado aún, había algunas personas que estaban especialmente preocupadas por despejar semejante incógnita: los embajadores. Y la operación se llevó con tanta discreción que, según fuentes diplomáticas, ni siquiera el representante español destinado en Emiratos Árabes Unidos, Antonio Álvarez Barthe, fue avisado antes de que hubiera viajado a ese país. De hecho, él estaba de vacaciones fuera cuando ocurrió todo. El contacto entre ellos se hizo después, según esas fuentes.

Cuando Juan Carlos se fue a Emiratos Árabes Unidos en agosto, la operación se llevó con tanta discreción que ni el embajador fue informado

Ahora, si Juan Carlos vuelve para celebrar las fiestas navideñas en España, la operación se volvería a repetir con las mismas reservas. "Es normal que solo lo sepan las personas que participan en la decisión y ejecución del viaje, nadie más", afirma un alto cargo del Ministerio de Exteriores. Además, en este caso, recuerda, el exjefe del Estado jugó con ventaja en verano y también lo haría ahora, ya que eligió un país "donde le estaban esperando y le cuidan".

Felipe VI todavía no ha querido aclarar si quiere que su padre vuelva. Tampoco se manifiesta el Gobierno. El presidente, Pedro Sánchez, afirmó el pasado miércoles en Telecinco que es la Casa del Rey la que debe dar "su parecer sobre una eventual vuelta o no, del rey Juan Carlos". El regreso conllevaría la decisión clave de su alojamiento. El Palacio de la Zarzuela sería el lugar más discreto, inaccesible a los periodistas, aunque no parece lo más adecuado tras los numerosos escándalos financieros y el daño que está haciendo a la imagen de la institución. En estos más de cuatro meses que lleva viviendo en el Golfo, solo ha trascendido la visita de su hija Elena, con la que podría vivir en su piso del barrio Niño Jesús, cerca del Retiro. La presión mediática, no obstante, sería enorme.

El discurso de Navidad

El Rey tiene, además, en pocos días una de sus jornadas más importantes: el discurso de Nochebuena. Es el mensaje más personal de cuantos pronuncia y en el que suele hacer un repaso de todos los asuntos claves del año, un 2020 que quedará marcado para él por la pandemia y por el anuncio, justo cuando estallaba el covid-19 en España, de que renunciará a cualquier herencia que le deje su padre. Una ruptura emocional a la que se añadió, en verano, la distancia física.

Hasta ahora, el rechazo del legado económico del padre ha sido la decisión más drástica que ha tomado. En manos de Felipe VI está si quiere retirarle el título de rey, que ostenta porque el Gobierno de Mariano Rajoy modificó un real decreto de 1987 para que tanto Juan Carlos como Sofía pudieran mantenerlo después de la abdicación. Sin embargo, el viernes la Zarzuela y la Moncloa aseguraron en sendos comunicados que esa opción no está por ahora sobre la mesa.

Suscríbete para seguir leyendo