Los preparativos hacia las urnas

El independentismo identifica al PSC como el rival a superar el próximo 14-F

JxCat y ERC ‘se olvidan’ de Cs y consideran a los socialistas como la cabeza visible del constitucionalismo

Ambas fuerzas quieren, además, borrar toda duda de posible pacto con Iceta

Hemiciclo del Parlament de Catalunya durante una sesión plenaria, el 11 de febrero pasado.

Hemiciclo del Parlament de Catalunya durante una sesión plenaria, el 11 de febrero pasado. / David Zorrakino - Europa Press

Xabi Barrena

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Si hay que hacer caso a las fotos fijas que suponen las encuestas, y si dividimos el Parlament en dos mitades, con independentistas y no independentistas, los líderes de cada campo son, hoy, los que quedaron segundos en el 21-D. Es decir, ERC, que se vio superado por JxCat, y el PSC, a quien Ciudadanos casi duplicó en escaños. Ante unas elecciones, al parecer, menos polarizadas, los grises empiezan a dominar la escena. Así, tanto JxCat como ERC identifican al PSC como la locomotora del voto no independentista en las próximas elecciones. Un rival con el que ambos, a diferencia de Ciudadanos, comparten pactos de enjundia.

"A ERC nos obsesiona tomar votos al unionismo, no al partido independentista vecino. La batalla principal incluye disputar al PSC sus feudos electorales, penetrar en los barrios que el PSC considera sus cortijos particulares. EL PSC lo sabe. Y por eso no dudaron en pactar al Ayuntamiento y a la Diputación de Barcelona». En esta cita de Tornarem a véncer, de Oriol Junqueras y Marta Rovira, se condensa todo el pensamiento republicano al respecto. «Si toda Catalunya votara como Osona ya lo tendríamos hecho. Nos la jugamos en el Baix Llobregat», apunta el dúo en otra parte del libro. 

Es decir, según los republicanos, la independencia llegará si ellos baten al PSC en su terreno. Y si es el enemigo, no puede haber pacto en la Generalitat con ellos (es decir, otro tripartito), como repiten siempre los líderes de ERC, la última, ayer mismo, Oriol Junqueras, en una entrevista a Efe. Y es que el espantajo del tripartito es el que aventa Junts en cuanto puede.

Más o menos como los republicanos sacan a colación el pacto de la Diputación de Barcelona (Diba). Un pacto sobre el que, ahora, con la imputación de la presidenta, Núria Marín, tratan de sacar los colores a los posconvergentes. Una crisis, la del Consell Esportiu de L’Hospitalet, que ayer motivó la dimisión del concejal socialista de la localidad Cristóbal Plaza, uno de los 13 detenidos a lo largo de la investigación.

Rango de pactos

Fuentes de Junts afirman que, en cualquier caso, el pacto de la Diba es «de menor rango que el de los Presupuestos Generales del Estado», al que llego ERC con el PSOE. Con todo, esta voz recuerda que el objetivo que persigue su fuerza «es garantizar que haya un Govern plenamente independentista» y que «el PSC es el gran rival». Por tanto, y en eso coinciden las fuentes de los dos partidos, «no se va a hacer una campaña de acoso a otras fuerzas independentistas». No habrá ataques, pero dardos, indirectas y collejas, no faltarán. Ambos partidos niegan, por tanto, cualquier posible entente con el PSC. 

Verbigracia. Junqueras aseveró que JxCat «se equivoca constantemente de adversario» y les pidió que «dejen de criticar a los demás independentistas» y «comiencen a hacer propuestas»: «Es muy lamentable que tu única propuesta sea mirar de desgastar al compañero de viaje», afirmó.

¿Y cómo lo ve el PSC? Pues francamente bien. En su lucha por conseguir que el voto que ellos consideran prestado a Cs en el 2017 vuelva a casa, que se sitúe a los socialistas como los enemigos número 1 del secesionismo les juega «a favor», como reconoce una importante voz del partido.

Sobre las ansias de ERC por comerle el terreno al PSC, esta fuente señaló que el camino de los fichajes de socialistas díscolos (el último, el exdiputado Carles Castillo) «está agotado. Que se centren en la gestión, si quieren crecer electoralmente», sentenció esta voz.  

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