UN MAGISTRADO PERFECCIONISTA Y ESTUDIOSO DE LOS SUMARIOS

Alfonso Guevara, el juez que se hace valer a gritos

El magistrado Alfonso Guevara, saliendo de la Audiencia Nacional el 1 de octubre de 2014.

El magistrado Alfonso Guevara, saliendo de la Audiencia Nacional el 1 de octubre de 2014. / periodico

Ángeles Vázquez

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Los días previos al comienzo del juicio de los atentados de Barcelona y Cambrils, los abogados habituales de la Audiencia Nacional se preguntaban cómo llevarían la vista los compañeros que vinieran de la capital catalana y que en modo alguno estaban acostumbrados a los modos y formas del presidente del tribunal, Alfonso Guevara (Salamanca, 1956). Como temían, sus gritos y reprimendas han caracterizado la primera semana de sesiones, tanto que el Consell de l'Advocacia Catalana ha manifestado su "más profundo rechazo e indignación por el trato que dispensa a los letrados" y amenaza con denunciarle ante el Consejo General del Poder Judicial.

Perfeccionista obsesivo, Guevara no ha dejado margen a que a los testigos se les hicieran preguntas propias de peritos o que los letrados demostraran que no se habían estudiado la causa tanto como él, que, como acostumbra en los juicios que preside, demuestra saberse de memoria el sumario, hasta por el número de páginas donde están ciertas diligencias.

Tampoco ha permitido un resquicio para la ironía con la que quiso responderle el abogado de los padres del niño de tres años muerto en la Rambla, el diputado Jaume Alonso-Cuevillas, cuando le agradeció su "amabilidad" al declarar impertinentes sus preguntas.

Desde siempre

Guevara tiene muy mal genio, malos modos, pero también es muy inteligente. Por eso no dudó ni un momento en que el letrado trataba de burlarse de él. Y le dejó las cosas claras: "La ironía a otro lado, se lo advierto. Creo que no he faltado el respeto a ninguno, he elevado el tono, porque no me oían... A mí no se me contesta de esa forma. A mí personalmente sí, pero a lo que estoy representando, no. Si ahora es moda no respetar las instituciones, aquí se respetan", le dijo sin pararse un segundo a pensar en que el juicio se retransmite en directo

Aunque él lleva tiempo bregando con juicios mediáticos, porque hace alrededor de 30 años juzgó a la ex directora general de RTVE Pilar Miró y a la cantante Lola Flores. Pocos años después llegó a la Audiencia Nacional, donde siempre ha hecho gala de conducir con mano de hierro los juicios que preside. No deja que se le cuestione, ni discuta, como todos los presidentes de sala, pero él en un tono elevado, la mayoría de las veces mucho más de lo necesario.

Resulta curioso, porque dicen que eso ocurre con los que tienen algún problema de oído y el de Guevara es excelente, como se comprueba en el juicio de los atentados cuando repite las palabras de los testigos que los abogados se quejan de no oír.

Las amenazas de Bilbao

Antes de como presidente del juicio del 17-A, al pensar en Guevara en la Audiencia se le recuerda por los "siete tiros" con los que le amenazó el etarra Iñaki Bilbao en el 2006. El magistrado mantuvo el tono hasta que pidió a los policías que entraran en la pecera de cristal blindado en la que estaba el acusado para reducirle. "O entre todos no tienen lo suficiente", se le oye decir.

Lleva tiempo bregando con vistas mediáticas: ya juzgó a Pilar Miró y a Lola Flores

Quizá por esa experiencia de décadas en la Audiencia —en la que solo ha faltado en el 2015, cuando llegó a pesar 28 kilos y tuvo que ser ingresado—, distingue bien entre letrados y víctimas. Al ser informado de que una de ellas estaba llorando, alteró el orden de los testigos para que tuviera que esperar menos y propuso que no se la viera.

Aunque en el juicio de los atentados del 17-A no se ha librado nadie, una de las que más reprimendas de Guevara se ha llevado ha sido la abogada defensora del principal acusado, Mohamed Houli Chemlal. María Carmen González osó preguntar por una declaración que no existía, y Guevara en su particular estilo le reprochó el desliz refiriéndose a letrados que actúan con buena o con mala voluntad al introducir un dato inexistente. La mujer se disculpó e insistió en el error. Guevara le respondió que estaba seguro de ello y, conciliador, añadió que le quería mostrar su respeto.

Una sensibilidad que no suele exhibir, pero que también mostró con las convicciones religiosas de los acusados, cuando trató de impedir que se preguntara por la contraseña del teléfono de Driss Oukabir, un "Alá es grande" que comparó con un "Dios bendito".