Choque político por la oleada de disturbios
Miguel Ángel Rodríguez
Periodista político, especializado en la información parlamentaria del Congreso y el Senado
Miguel Ángel Rodríguez
Los disturbios por las restricciones para frenar la pandemia se han extendido por ciudades de todo el país. Tras dos noches de movilizaciones que acabaron en altercados con la policía, los partidos políticos salieron este domingo en masa a condenar los incidentes. De manera unánime denunciaron la violencia ocurrida durante los días anteriores y alabaron la acción de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Pero acto seguido se enzarzaron en una lucha para responsabilizar al oponente de los altercados. El PP, Unidas Podemos y Cs acusaron a Vox y a su presidente, Santiago Abascal, de apoyar y alentar los actos vandálicos. Mientras, la formación ultra señaló -en la línea de su estrategia de criminalización de la inmigración- a los menores extranjeros no acompañados (MENAS), a los "progres" y a los separatistas como alentadores del incendio social que ha tenido lugar.
La oleada de protestas violentas y enfrentamientos con la policía se generalizó en muchas ciudades de España. "La conducta violenta e irracional de grupos minoritarios es intolerable", sentenció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Mismo mensaje lanzó el PP que salió en bloque para expresar su "más enérgica condena". Pablo Casado criticó la actitud de una "minoría violenta" en contraposición a "la mayoría de españoles que son responsables contra la pandemia". Mucho más contundente se mostró el portavoz nacional del partido y alcalde de Madrid, José Luís Martínez-Almeida, que hizo un llamamiento a la responsabilidad de todos los jóvenes para cumplir las restricciones porque, "además de obligatorio, es lo leal, prudente y solidario".
Intercambio de reproches
Una vez se apeló a la responsabilidad individual para cumplir las medidas decretadas, comenzó la batalla por ver qué partido había incitado los altercados o con qué formación se identifican más los participantes de la revuelta. Desde las líneas conservadoras se apuntó desde el primer momento a Vox. Varios dirigentes populares, reprocharon que el partido ultra hubiera dado su respaldo a las movilizaciones contra las restricciones. El portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto, se hizo eco de un mensaje publicado por Abascal, publicado en redes sociales el pasado viernes, en el que sostenía que "hay más motivos que nunca para protestar contra este Gobierno". "Sin más comentarios…", escribió el dirigente popular para afear la actitud que mantiene el líder de extrema derecha.
Los conservadores no fueron los únicos que encontraron en Vox el blanco de sus ataques. El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, difundió un mensaje en Twitter en el que explicó que los disturbios los "promueve la ultraderecha tirando la piedra y escondiendo la mano". "En Italia lo llamaron ‘strategia della tensione’ (estrategia de la tensión)", apuntó el secretario general de Podemos. El portavoz morado en el Congreso de los Diputados, Pablo Echenique, fue mucho más explícito y sentenció que las revueltas fueron originadas "por nazis y fascistas y alentados por los socios de PP y Cs en Murcia, Andalucía y Madrid", en referencia a Vox.
La otra visión
Sin embargo, la visión que manifestaron en la formación liderada por Abascal fue totalmente distinta. A lo largo del pasado viernes, el presidente ultra pidió a la policía que identificase "a la extrema izquierda, los menas e infiltrados" que dirigen los disturbios, criminalizando una vez más a los menores extranjeros no acompañados. En la misma línea, el portavoz en la Cámara baja, Iván Espinosa de los Monteros, señaló que los culpables de los altercados, en concreto los ocurridos en Catalunya, son los "progres y separatas". Este domingo, Espinosa de los Monteros negó las acusaciones lanzadas por los populares. Además, les acusó de estar "colaborando" con el Gobierno de coalición mientras su partido está reclamando "protestas pacíficas" y pidiendo a la policía que se "detenga a los delincuentes".
Los últimos en entrar en liza fueron los diputados de Cs. Su portavoz en el Congreso, Edmundo Bal, reprendió al partido de extrema derecha por calificar los disturbios de "conflicto" cuando, en su opinión, "son actos violentos contra la convivencia, la salud y las fuerzas de seguridad". Además, rechazó de plano que, como argumentan los ultras, el sentimiento de todos los ciudadanos sea el expresado por los causantes de los altercados. "La gran mayoría de españoles está actuando con el civismo y la responsabilidad que les falta a ustedes", les espetó por redes sociales antes de concluir el mensaje con una última petición: "No usen su malestar para alentar esto".
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