POR 194 VOTOS A FAVOR, 53 EN CONTRA Y 99 ABSTENCIONES

Sánchez saca con una amplia mayoría el estado de alarma hasta mayo

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, con la portavoz parlamentaria socialista, Adriana Lastra, este 29 de octubre en el Congreso.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, con la portavoz parlamentaria socialista, Adriana Lastra, este 29 de octubre en el Congreso. / periodico

Pilar Santos / Juanma Romero

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El nuevo estado de alarma se alargará hasta el 9 de mayo del 2021 y se revisará en marzo. Una amplia mayoría del Congreso de los Diputados apoyó el marco jurídico que permitirá a las autonomías tomar decisiones para frenar los contagios por covid-19. La hoja de ruta planteada por el Gobierno de coalición recibió 194 ‘síes’ (entre ellas las de sus socios de investidura y también Ciudadanos), 53 votos en contra (los de Vox y Foro Asturias) y 99 abstenciones (entre ellas las del PP). El debate parlamentario coincidió con otra jornada de triste récord: España registró 23.580 nuevos casos de covid en un solo día, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia.

Pedro Sánchez se escabulló y dejó la defensa de la aplicación de la alarma en manos del titular de Sanidad, Salvador Illa, decisión que le acarreó críticas de la mayoría del hemiciclo. El jefe del Ejecutivo escuchó el discurso de su ministro y antes de que acabara se fue de la Cámara. Pablo <strong>Casado</strong>, que no tenía previsto intervenir e iba a dejar ese papel a su portavoz, Cuca Gamarra, se animó a subir para denunciar el escaño vacío y contestar a los “ataques” de Illa.

El PP denuncia que Sánchez no haya aceptado la oferta de Casado para negociar y siga arriconándole con Vox

La sesión, en algunos momentos, parecía una continuación de la moción de censura de Vox de la semana pasada. El ministro dejó claro que el Gobierno se resiste a entablar relaciones con el ‘nuevo Casado’, que se divorció públicamente de la extrema derecha y este lunes ofreció a Sánchez pactar el nuevo marco del estado de alarma. “No han querido sentarse con nosotros. Les resulta más fácil intentar presentarnos como radicales”, se quejaba un alto cargo conservador en el patio del  Congreso.

La Navidad y los mayores

El jefe de la oposición ofreció pactar una prórroga hasta mediados de diciembre, para salvar la campaña de Navidad y dar “esperanza a las personas mayores”. Así se lo planteó a Sánchez el fin de semana y esperó durante días una llamada de vuelta que nunca llegó. Según Illa, el líder del PP debía votar ‘sí’ porque así demostraría que su ruptura con Vox va en serio. Casado, denunció, alude a la economía y a las emociones, pero no a “argumentos sanitarios”. Su abstención es la "inanidad", la "gran ausencia de su sentido de Estado".

Al final, concluyó, ha convertido un debate sanitario en "las primarias de la derecha", en la segunda vuelta de su pugna con Santiago Abascal, "Pili y Mili". "Todo lo que avanza lo retrocede en una semana". "Mi único adversario es el virus, el suyo parece que siga siendo el Gobierno", le espetó, apremiándole a que cambiara de posición y pasara al 'sí', porque solo cabe, a su juicio, estar con la mayoría o bien en la "confrontación", como hace la ultraderecha. "Falta que el PP decida si está en la oposición constructiva o no. Si es un partido de Estado o está con la ultraderecha. Tienen que decidir si quieren consolidar la nueva posición política que estrenaron el jueves pasado en esta misma Cámara", le había advertido en su primera intervención. 

El líder del PP se revolvió y en la réplica pidió la dimisión de Illa y recordó su petición de reformar la legislación ordinaria para no tener que usar la alarma y también el ‘plan Cajal’, con un decálogo de medidas para fortalecer el sistema sanitario. Casado dijo que su abstención iba a ser “técnica”, para no dejar “sin ningún instrumento jurídico a las comunidades” que necesitan ordenar confinamientos perimetrales, pero que es un "atropello legal" que dure hasta mayo. El PP dejará a las autonomías que "hagan su trabajo" y el partido, aseguró, hará el suyo acudiendo a la Comisión de Venecia del Consejo de Europa para, como afirmó la víspera Génova, "solicitar a las instituciones" comunitarias que garanticen "la separación de poderes" que, a su juicio, "no respeta" el Ejecutivo de Sánchez. 

Illa salió todavía más duro en las réplicas y le afeó sus tumbos: primero Casado se quejó de que el estado de alarma llegaba tarde y después denunció que su aplicación era una “dictadura constitucional”; primero criticó el mando único y más tarde censuró que se descargaba la responsabilidad en las autonomías. ¿En qué quedamos?, le inquirió.

El debate duró cuatro horas más, pero con menos intensidad. Vox, que votó en contra, confirmó que presentará recurso ante el Tribunal Constitucional por el "alcance temporal". Y ERC celebró el éxito de su propuesta de resolución, pactada con el PSOE, para obligar a que Sánchez comparezca cada dos meses. Además, en el texto incluyó que sea una conferencia de presidentes autonómicos la que en marzo decida si hay que levantar la medida. Esas cesiones contentaron a la mayoría de los socios de investidura de Sánchez, que también le habían reclamado más control y una alarma más corta. El PSOE aceptó al PNV que enclaves como los de Treviño y Orduña sigan las restricciones de la provincia que les circunda (en este caso Álava). Fueron las dos únicas enmiendas que salieron adelante. 

JxCat y PDECat consuman su ruptura

La votación sobre la prórroga del estado de alarma consumó la ruptura de JxCat en el Congreso. Los cuatro diputados fieles al 'expresident' Carles Puigdemont se abstuvieron (Laura Borràs, Míriam Nogueras, Jaume Alonso-Cuevillas y Mariona Illamola), y los cuatro del PDECat (Ferran Bel, Sergi Miquel, Concep Cañadell y Genís Boadella) apoyaron la extensión de la medida por seis meses.