CRÓNICA DE UNA SEMANA CONVULSA

ERC propuso un tándem Aragonès-Budó para liderar el Govern en funciones

Pere Aragonès y Meritxell Budó

Pere Aragonès y Meritxell Budó / JOAN CORTADELLAS

Xabi Barrena / Fidel Masreal

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Lunes 28 de septiembre. Varios altos cargos del Govern y de los partidos independentistas esperan en el Pati dels Tarongers del Palau de la Generalitat a ser llamados para salir a la plaza de Sant Jaume y fotografiarse con la pancarta que, a la larga, ha conducido a la inhabilitación de Quim Torra. Muchos de ellos asisten a una discusión nada discreta entre uno de esos altos cargos de Junts y la 'consellera' de  Presidència, Meritxell Budó. Y es que Budó es uno de los nombres claves de la negociación que mantuvieron los puigdemontistas y ERC para 'conllevarse' hasta la celebración de las elecciones. Según fuentes conocedoras de esos contactos, ERC ofreció a Junts un tándem formado por el vicepresidente Pere Aragonès y la titular de Presidència que fuera el que llevara el peso político, mediático y legal del Govern en funciones. Pero Junts rechazó de plano la oferta.

Fuentes posconvergentes confirman la propuesta y la atribuyen a la voluntad de Esquerra de compartir el desgaste de la gestión de la pandemia del coronavirus. Fuentes republicanas, en cambio, creen que si Junts rehusó el tándem fue para evitar dar a Budó un protagonismo tan relevante. Según estas fuentes, los posconvergentes se escudaron en razones legales, la dificultad de transferir competencias de una 'conselleria' a otra, para no apoyar el plan republicano.

Un plan que buscaba evitar cualquier indicio de 'vietnamización', es decir, de escalada de tensión, en las relaciones entre socios. Los sondeos que sonríen a ERC solo advierten como peligro que Junts active una vez más el ya famoso #PressingERC. Por eso tienen pavor a que cale en el electorado frontera entre ambas formaciones que los republicanos se aprovechan de la desgracia ajena, la inhabilitación de Torra, para tocar poder.

Un frágil acuerdo

El pacto de dos páginas entre JxCat y ERC para pilotar la etapa post-Torra ni es el pacto entero, ni es lo más sustancial del acuerdo. Como sucede a menudo, los pactos reales son los no públicos e, incluso, los no escritos. Existe un documento de más de 20 puntos que detalla cómo debe actuar el Govern a partir de ahora. La consigna es 'fair play', pero para llegar a ello se han tenido que trabajar todos los detalles.

Las conversaciones entre ambos partidos se iniciaron con vistas al debate de política general que, a modo de sándwich, rodeaba la víspera y el día siguiente de la vista en el Tribunal Supremo sobre la inhabilitación. En las dos primeras reuniones, ERC apostó fuerte por reclamar la convocatoria de elecciones anticipadas. Incluso en el debate mismo, el presidente del grupo parlamentario, Sergi Sabrià, dirigió sus baterías hacia esa cuestión, provocando un gran enfado de los socios. Según fuentes republicanas, solo una razón aportada por los posconvergentes (que los abogados exigían que no hubiera convocatoria para no perjudicar la causa de Torra en las instancias judiciales internacionales) fue más o menos aceptada por Esquerra. No sin suspicacias.

Con el paso de las reuniones, todas telemáticas, casi una decena y la última el pasado sábado a lo largo de toda la tarde, ERC fue abandonando la cuestión. Especialmente, tras afirmar Torra, al salir del Supremo, el día 17, que no iba a convocar. Y el ahora ya 'expresident' era el único que tenía el botón rojo para activar la cita electoral. Se llegó al principal pacto salomónico en aquello que les separaba: ni Torra convocaría para ir a las urnas antes de la sentencia, como reclamaba ERC y buena parte de la oposición, ni el presidente del Parlament, el republicano Roger Torrent, dejaría pasar más tiempo del que le marca la ley para activar el reloj electoral, como le exigía JxCat.

Ya sin un horizonte electoral, el objetivo de ERC fue lograr un alto el fuego. Transitar plácidamente hasta las elecciones. Tanto en el Govern, como en el Parlament, susceptible siempre de incendiarse si alguien eleva el tono de alguna propuesta de resolución, por ejemplo.

El papel de Aragonès

Esquerra no puso ninguna objeción a que se acotara al máximo el papel de Pere Aragonès como "presidente sustituto". Ni a que se salvaguardara la silla y el despacho de Torra, que a su vez respetó el de Carles Puigdemont. De hecho, Aragonès sigue en su sede de la 'conselleria'. El mensaje que ERC traslada es que "ni ambiciona responsabilidades no deseadas, ni va a rehuir sus responsabilidades", entre ellas, la de la vicepresidencia del Govern, entendida como recambio a un 'president' que deja la oficina. De ahí la oferta de tándem.

En cambio, Junts sigue afirmando en privado que no se ha implicado lo necesario en los meses más duros del covid-19. Y durante las negociaciones percibían que ERC pretendía no dejar a Aragonès "solo" durante el período de Govern en funciones. Y es que en JxCat siguen afirmando que el hoy sustituto de Torra no se arremangó lo suficiente durante las peores semanas de la pandemia e, incluso, frenó algunas propuestas de planes económicos para taponar la crisis socioeconómica derivada del coronavirus.

Sanedrín... con Tremosa

Como modo de controlar el Govern, nació la idea de crear un sanedrín, formado por tres miembros de cada partido, en el que resolver disputas y propuestas y evitar así que el Executiu se convirtiera en un lodazal. BudóElsa Artadi (vicepresidenta de Junts) y el presidente del grupo parlamentario, Albert Batet, por el lado posconvergente. AragonèsSabrià y Marta Vilalta, por el lado republicano. Este grupo ya ha llevado a cabo su primera reunión, en la que, de improviso, apareció Ramon Tremosa, el 'conseller' de Empresa y encargado del marcaje al 'president' sustituto. La flexibilidad de este sanedrín también la adoptará ERC con la presencia de Marta Rovira, quien, por otra parte, ha liderado la delegación republicana en toda la negociación.

"En un escenario de guerra perdemos los dos partidos, porque creamos desafección. Y de los dos, especialmente nosotros", relata un asesor republicano, que recuerda, además, que la guerra abierta supondría un serio desgaste para el candidato, Aragonès, y para Torrent, cabeza de lista por Girona, el feudo de Puigdemont.

Un buen clima durante cuatro días

A medida que las reuniones telemáticas avanzaban hubo un clima interno positivo, que incluso les llevó a felicitarse por recuperar un grupo de coordinación entre ambos partidos que había quedado algo aletargado, tras los constantes choques de forma y fondo entre JxCat y ERC en la convulsa legislatura.

Muchas decisiones se fueron adoptando sobre la marcha, como las de pactar una resolución con ERC y la CUP en el pleno del Parlament o convocar o no ese mismo pleno, pese a no disponer de una publicación del BOE que oficializase el cese de Torra. La negociación también ha dependido de la confección de informes jurídicos del Parlament o del Govern. "Ha costado más porque todo este escenario es inédito", alega uno de los participantes en las negociaciones.

Durante las primeras horas del nuevo Govern sin Torra, las decisiones se han ido acordando con buen ánimo. Incluso en alguna reunión -pese a la gravedad de lo que se iba discutiendo- se permitía alguna broma entre los dos equipos. Pero la paz ha durado exactamente cuatro días: este viernes, Torrent anunciaba en RAC-1 la fecha de las elecciones, 14 de febrero, para sorpresa y enojo indisimulado de JxCat, que le afean haberla hecho pública unilateralmente en un medio de comunicación. Los epítetos que Junts le dedica en privado a Torrent no son reproducibles.

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