REUNIÓN DEL MIÉRCOLES

PP y Cs irán a Moncloa con dos estrategias antagónicas

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Pilar Santos

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Pedro Sánchez y Pablo Casado llevan sin reunirse desde la otra vida. La última vez que se vieron las caras a solas fue el 17 de febrero. En este medio año el mundo ha cambiado por el azote del covid-19, que ha provocado casi 30.000 muertos en España y una grave crisis económica y social, pero la relación política entre ellos sigue desarrollándose en un clima de desconfianza que la pandemia no ha cambiado.

El jefe del Ejecutivo llegará a esa cita después de haberse reunido, el lunes, con empresarios y representantes de la sociedad civil para tratar de presionar al  PP, que se niega a negociar los Presupuestos Generales del Estado de 2021 y abordar la renovación de los órganos constitucionales pendientes (entre otros, el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional y RTVE). La razón principal, afirman en la dirección del partido, es que no se fían de Podemos, socio de Gobierno del PSOE. «¿Adónde vamos a ir con un partido populista que critica a la justicia cuando les investiga a ellos y carga contra la monarquía? Es imposible cualquier entendimiento con ellos», asegura un vicesecretario del PP.

En su estrategia de acorralar a los conservadores, Sánchez tiene a su favor que Ciudadanos, socio del PP en muchos gobiernos autonómicos y en las urnas en el País Vasco), modificó su estrategia en el Congreso con el estallido del coronavirus y mantiene una relación fluida con el Ejecutivo. Le ayudó a sacar adelante las últimas prórrogas del estado de alarma  y, ahora, Inés Arrimadas le tiende la mano para pactar unos Presupuestos, que llama de «emergencia nacional», con tal de restar influencia al «populista» Pablo Iglesias, ERC y Bildu. «Estamos en un momento crítico para nuestra economía y no podemos permitir que [Pablo] Iglesias, [Arnaldo] Otegi y [Gabriel] Rufián repartan los fondos europeos», afirmó días atrás.

El presidente ha querido premiar esa disposición y la recibirá también el miércoles, horas después que a Casado. Sánchez trata de aprovechar esa posición antagónica entre el PP y Cs para subrayar la falta de sentido de Estado que achaca a Casado y, de paso, intentar demostrar que su voluntad es la de hacer unos Presupuestos contando con el mayor número de fuerzas posibles, a izquierdas y derechas. Y todo eso pese a que a Podemos le está recordando, desde julio, que quiere que esas Cuentas se elaboren con los socios de investidura, entre ellos ERC, y no con el respaldo de los liberales de Cs.

Elecciones catalanas

En la Moncloa, sin embargo, no creen que el apoyo de los republicanos sea fácil de obtener teniendo en cuenta que están pendientes de sus elecciones en Catalunya, aún sin fecha, y viven en permanente competición con Junts per Catalunya para no aparecer como supuestos traidores ante el electorado independentista.

La idea del Gobierno es presentar el proyecto de Presupuestos a principios de octubre, como tarde, para mandarlos ese mismo mes a Bruselas junto con el obligado plan de inversión y reformas. Las Cuentas (que sustituirán las vigentes de Cristóbal Montoro de 2018) verán aumentado el techo de gasto de una manera significativa gracias a los fondos europeos para el covid. Según el Ministerio de Hacienda, la inyección puede estar por encima de los 20.000 millones, de manera que en los Presupuestos se deberá concretar adónde van el dinero europeo. 

En el PP consideran que sus «postulados económicos son incompatibles con los de Podemos» y se quejan de que, pese a la presión del calendario, Hacienda no les ha enviado «ni un solo papel». Según fuentes de la dirección, Casado no se cree la invitación a pactar los Presupuestos que hacen los miembros socialistas del Gobierno, porque «a la mínima acaba pactando con Bildu», en referencia al respaldo que la formación vasca dio a la quinta prórroga del estado de alarma, cuando Sánchez no tenía atada su aprobación por la negativa de ERC y PP.

Sumar 210 diputados

Respecto a la renovación de los órganos constitucionales, el líder conservador también se escuda en Podemos y sus «ataques a las instituciones, la justicia y al Rey» para no «acordar nada» con el Gobierno de coalición, aunque hace dos meses, antes de la salida de Juan Carlos de España, había habido contactos entre los dos partidos. Entre las instituciones pendientes de renovación están el CGPJ y el Constitucional, cuyos integrantes deben contar con el apoyo de tres quintas partes del Congreso (210 diputados), para lo que es indispensable, en el actual hemiciclo, el concurso del PP. 

En la sede de Génova se alegran de que, aunque «tarde», Sánchez vuelva «a la normalidad institucional» y quiera «hablar» con Casado «más de 100 días después» de su última conversación telefónica, el 4 de mayo. Para ser exactos, 121 días; una muestra de la tensión política que vive España pese a la pandemia.