Reconstrucción a medias y entre pullas y filfas

Sesión de control al Gobierno marcada por el acuerdo europeo

periodico

P. Santos / M. A. Rodríguez

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La comisión de reconstrucción social y económica para diseñar la España post-covid finalizó este miércoles con un éxito muy relativo. De los cuatro grupos de trabajo en los que se organizó, solo en dos PSOE y PP lograron ponerse de acuerdo para enviar un mensaje de unidad a los ciudadanos. Tras casi un mes de negociaciones para definir las medidas necesarias para revertir la crisis provocada por la pandemia, los dos grandes partidos consiguieron muñir acuerdos en sanidad y políticas europeas, una paradoja después de los choques entre unos y otros por las ayudas de Bruselas. En las otras dos áreas, economía y políticas sociales, no hubo manera de acercar sus posiciones. Los partidos gubernamentales, PSOE y Podemos, solo pudieron sacar, sus socios de investidura y Ciudadanos, el capítulo económico, aunque esa votación deberá repetirse en un próximo pleno extraordinario por un problema en la votación. El paquete de medidas sociales, pese a la gravedad de la situación, cayó porque la medida que señalaba que la escuela concertada no podrá recibir las ayudas del covid sembró la discordia.

El fallo en la votación se debió a que un diputado que había solicitado el voto telemático acudió finalmente al hemiciclo. Los servicios jurídicos de la Cámara determinaron que entonces no puede contabilizarse y, como fue un resultado ajustado (169 a 168), el empate obliga a repetir la votación, en aplicación del reglamento. 

Fue un día raro en el Congreso y no solo por ese episodio. Pese a que PSOE y PP cerraban sus primeros acuerdos tras la pandemia, sus dirigentes se sacudieron dialécticamente como siempre en la sesión de control al Gobierno, y los socios variables de Pedro Sánchez mostraron sus reparos por que pactara con otros grupos en la comisión. El PNV solo apoyó el capítulo de la Unión Europea, porque en el resto vio "medidas para recentralizar", una crítica que compartió ERC, que intuye problemas para pactar los Presupuestos de 2021 con el Gobierno si continúa con el freno echado, en su opinión, en las políticas económicas de izquierdas. Ciudadanos, que vive algo así como una luna de miel con la Moncloa, no cedió al final en el paquete social por la concertada (172 'síes' ante 175 'noes').

Aumentar las plantillas

En materia sanitaria, socialistas y populares pactaron siete enmiendas transaccionales, entre otras, aumentar con carácter general las plantillas de la sanidad pública hasta que España "se sitúe en la media de médicos y enfermeros por habitante de los países desarrollados" y crear una red de laboratorios de microbiología (imitando a Alemania) y una Agencia de Salud Pública que pueda centralizar información y servir de apoyo a las autonomías. Lo apoyaron 256 diputados frente a 88 que lo rechazaron.  

En el capítulo europeo, el que más respaldos obtuvo (276 frente a 59 'noes'), PSOE y PP dejaron por escrito la necesidad de que la Unión se implique en la salida de la pandemia y que España "mantiene su compromiso con el cumplimiento de las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, con el saneamiento de las cuentas públicas y la reducción del nivel de deuda pública". Una afirmación básica pero en la que tenían mucho interés los populares.  

El PP rechazó pactos en economía y políticas sociales porque vieron cesiones "insuficientes" por parte del PSOE. En la parte económica, que deberá volver ser sometida a votación, se acordó pedir que se cumplan los plazos de pago de la Administración con sus proveedores y la recomendación de suprimir la regla de gasto durante este año y el que viene, y permitir utilizar el superávit de ayuntamientos y autonomías a gastos derivados del coronavirus.

Vox volvió para votar en contra

Finalmente Vox, que se había apeado de la comisión en su tramo final y se desvinculó de las votaciones anteriores, reapareció para votar en contra de los todos los dictámenes y poner en peligro las sumas del Ejecutivo a izquierdas y derechas, aunque al final no fueron tan determinantes como les habría gustado.

Antes de las votaciones, la mañana había empezado con la sesión de control y con muchos aplausos. Los hubo festivos y también irónicos y competitivos. Sánchez llegó al hemiciclo y, como la víspera en la Moncloa con sus ministros, fue recibido con regocijo. La bancada del PSOE y la de Podemos quiso celebrar así el fondo de reactivación que los Veintisiete habían aprobado.  

Casado rebajó la euforia y dijo que el socialista había prometido "un billón y medio sin condiciones" y que ha vuelto "con un rescate en toda regla".  La estrategia del PP es equiparar esas ayudas al rescate bancario que Mariano Rajoy tuvo que pedir en 2012 en la crisis financiera. Una filfa, ya que obvia que la mitad de los 140.000 millones de los que podrá disponer España será en transferencias directas que no deberán ser devueltas y la otra mitad (que el Gobierno tiene que decidir si usa), en préstamos. Además, es un plan que beneficia a todos los países, no una ayuda extraordinaria para España, como fue hace ocho años. 

El líder del PP dijo que el acuerdo, que pese a todo celebró, se pudo producir gracias a "tres mujeres" del Partido Popular europeo, en referencia a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; la cancillera alemana, Angela Merkel, y la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, una frase que arrancó un aplauso burlón de las bancadas socialistas y moradas. Al acabar su intervención Casado también tuvo su ración de vítores de sus parlamentarios.

Sánchez contestó que era cierto que había defendido que la cifra de las transferencias directas fuera de 500.000 millones para todos los países y al final solo será de 390.000, pero que, pese a todo, el pacto es "un 95%" beneficioso para España y "un 100% para Europa". En cambio, añadió, la aportación de Casado en esta negociación ha sido "del 0%" y le afeó sus críticas en plena negociación. 

El jefe del Ejecutivo cerró satisfecho la jornada aunque tuvo que escuchar, desde una conferencia en El Escorial, cómo su socio de Gobierno, Pablo Iglesias, le advertía de que no le gustan las invitaciones de los ministros socialistas al PP para que pacte los Presupuestos. Geometría variable, pero hasta cierto punto, vino a decir el líder de Podemos, un aviso que también ha hecho ERC estos días por los pactos con Cs.