PRESENTACIÓN DEL LIBRO DEL EXJEFE DEL GOVERN

Puigdemont sube el tono para batir a Junqueras

Carles Puigdemont dice que ha retomado "de manera incipiente" el contacto con Oriol Junqueras

Carles Puigdemont dice que ha retomado "de manera incipiente" el contacto con Oriol Junqueras. En la foto, el 'expresident' en Bruselas, el pasado 23 de junio. / periodico

Xabi Barrena

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El poeta y filósofo Fredrich Schiller dijo «que las casualidades no existen.  Lo que nos parecen meros accidentes emerge siempre de la fuente más profunda del destino». Así, que la presentación del libro de Carles Puigdemont coincida con el día después de la entrevista de Oriol Junqueras en TV-3 quizá sí pueda atribuirse a esa voluntad del destino, pero que la publicación del texto editado llegue justo cuando él ha roto amarras con el PDECat y en la semana del inicio del congreso de su nueva fuerza, quizá pueda atribuirse a la propia voluntad del ‘expresident’. Lo que si tienen en común todos los elementos es que Puigdemont parece haber tomado la bandera de la remontada demoscópica sobre ERC. 

Y que en esa remontada, cuyos efectos empiezan a verse, por ejemplo, en la encuesta del GESOP para EL PERIÓDICO publicada ayer, el desmarque de las siglas de CDC y el abrazo a postulados más socialdemócratas, cuando no progresistas, son elementos claves y nada casuales. El objetivo es restar a ERC en su propio terreno.

Pero para completar el asalto al liderato demoscópico, que como bien se sabe no garantiza un triunfo en las urnas, Puigdemont busca también laminar la figura del propio Junqueras. De manera ambigua y sutil. Diciendo una cosa y la contraria. Pero diciémdolo todo.

Relaciones mejoradas

 En la presentación del libro  ‘M’explico: de la investidura a l’exili’, en concreto, del primer de los dos tomos de que se compone la obra del periodista Xevi Xirgo, Puigdemont retomó las palabras del presidente de ERC sobre la mejora de las relaciones.

Afirmó que la relación entre ambos «ahora que se ha podido retomar porque él ha estado tres años en la cárcel» es más que óptima, aunque, aun, se supone que por motivos de seguridad cibernética, «con persona interpuesta», es decir, sin contacto directo. El ‘expresident’ concedió que que Junqueras y él se reconocen «como miembros del mismo bando», es decir, de la independencia de Catalunya.

Incluso apuntó que pese a las «legítimas diferencias de visión y tácticas», de esta relación «puede salir una estrategia unitaria, para ser aliados de un mismo bando y hacer frente a un adversario muy poderoso», aseveró en relación al Estado.

Pero en el otro fiel de la balanza, Puigdemont reconoció no dedicar precisamente buenas palabras a Junqueras en su libro. En concreto, en algún pasaje lo tilda de «desleal». El’expresident’ tiene una explicación para ello, tras reconocer que «es un libro arriesgado para la época de Twitter», porque contiene frases que «si se transmiten por si solas son sesgadas, mientras que la lectura completa da otra imagen», el ‘expresident’ afirma que Junqueras fue leal «por ejemplo, en el momento más importante, en el 1-O».

Pero también en la rueda de prensa virtual de ayer, Puigdemont sembró de interrogantes la actuación de Junqueras, sobre todo en aquellos días que sucedierona  la declaración de independencia. Así, describió que convocó una reunión en el Palau de la Generalitat la tarde de la proclamación, el 27 de octubre del 2017, un encuentro «clave con el Govern y los aliados», es decir, las entidades soberanistas, «en las que había que tomar decisiones sobre los pasos a seguir. 

Porque no podían ser decisiones solo del presidente. Y Junqueras no pudo venir».

 Es más, entre la sesión del Parlament, de ese 27 de octubre, y la víspera de la entrada a prisión de Junqueras y los otros presos, el 1 de noviembre, es decir, en el lapso de tiempo en que Puigdemont emprendió el camino de Bruselas, no medió ningún contacto directo alguno. Ese primero de noviembre se celebró una multiconferencia con varios asistentes.

Puigdemont, curiosamente, prefirió no realizar comentario alguno sobre la actualidad más candente de su espacio político, es decir, su nuevo partido y la necesaria negociación que deberá de realizar con el PDECat. Quizá por no desvelar la casualidad nada casual de la sucesión de acontecimientos.

Los días de octubre

 Si ahondó en lo sucedido en los días de octubre, recuperando cierto relato épico que, a buen seguro, frecuentará los mensajes del nuevo JxCat, toda vez que, por ejemplo, la gestión de los rebrotes parece que no va a dejar muchos dividendos de imagen. 

Así, Puigdemont afirmó haber sido «salvajemente engañado» por el Estado cuando, el 10 de octubre, se le pidió no tomar ninguna decisión irreversible «a cambio de abrir un diálogo». Una propuesta que no se completó. También aseveró que, en las conversaciones que mantuvo con Pedro Sánchez, entonces solo líder del PSOE, «hubo planteamientos que podrían haber llegado a encuentros», pero que todo ello acabó con el discurso «golpista» de Felipe VI el 3 de octubre. El ataque a la monarquía se prefigura como otro de los ejes en campaña de Puigdemont.

ERC, por su parte, obvió todas las referencias de Puigdemont a Junqueras, convencidos de que el cuerpo a cuerpo con el ‘expresident’ no les beneficia. Al contrario. Con todo, cierto optimismo recorre  ERC por cuanto, a diferencia del 21-D, esta vez, si el TS no dicta lo contrario, los mensajes de Puigdemont hallarán réplica en los de Junqueras.