Casado y Feijóo ponen sordina a su debate interno en el PP
Cordialidad en persona, pullas a distancia. Alberto Núñez Feijóo, el todopoderoso barón de las cuatro mayorías absolutas, y el líder del PP, Pablo Casado, se vieron cara a cara este miércoles en la reunión del comité ejecutivo nacional del partido, en la sede de Génova. Ambos tomaron la palabra ante los altos cargos conservadores y guardaron las formas. Pelota al suelo. No hay elecciones generales a la vista. Feijóo acaba de ganar las autonómicas gallegas y cualquier hipótesis sobre el salto de Santiago de Compostela a Madrid, que no quiso hacer en 2018 cuando Mariano Rajoy lo dejó, es ahora mismo, como dice un parlamentario del PP, "solo material para las crónicas periodísticas".
El liderazgo demostrado por Feijóo en los comicios del domingo, en los que frenó la entrada en el Parlamento autonómico de Vox y Ciudadanos, después de una campaña personalista y moderada, choca con los malos resultados en las urnas de Casado, que radicalizó el PP cuando ganó las primarias gracias al apoyo de aznaristas y continuó con una estrategia más pensada para reconquistar a los electores que se habían ido a la ultraderecha que para gustar a los del centro. Pero ese choque entre las dos almas del PP y que ambos representan es infértil en estos momentos y por eso ambos han decidido poner sordina al debate cuando las urnas de las generales aún están lejos.
Ambos escenificaron este miércoles el mínimo entendimiento que quieren mantener en esta nueva etapa. En persona, cuando tomaron la palabra ante la plana mayor del PP, Casado se comprometió a "perfeccionar" su "alternativa ganadora, moderada y útil" y Feijóo le agradeció su apoyo en la campaña. Según fuentes del PP, el presidente de la Xunta aseguró que el PP es "un partido de Estado" que reúne "todas las condiciones para seguir siendo el primer partido de España".
Lo que el dirigente gallego tenía que decir sobre el debate entre su moderación y el perfil más radical de Casado lo dejó caer antes de llegar. Primero, de buena mañana en una entrevista en la Cadena Ser, Feijóo alabó las políticas "moderadas" que tanto Aznar como Rajoy aplicaron, en su opinión, cuando fueron presidentes del Gobierno. Y ya minutos antes de participar en el cónclave conservador, en la puerta, defendió un PP "centrado y templado" para que el populismo de Vox y de Podemos quede fuera del Congreso.
Votantes diferentes en Madrid y Valencia
Fuentes del equipo de Casado, no obstante, subrayan que el "modelo Feijóo funciona en Galicia", pero que es improbable que ese discurso centrista ganara en Madrid o en Valencia, donde el perfil del votante del PP está más escorado a la derecha.
Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, y que formará con Feijóo y Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, el tridente moderador de esta nueva fase también dijo en la puerta de Génova que espera que el PP "transite" el camino hacia una apertura que le permita ampliar su base social, como en Galicia, donde ocupa "un espacio inclusivo" en el que "todo el mundo cabe".
En un gesto de paz, Feijóo, en su discurso ante los altos cargos populares, llegó a agradecer a los portavoces en el Congreso y en el Senado, Cayetana Álvarez de Toledo y Javier Maroto, su ayuda en la campaña porque han dado un papel preponderante en las cámaras a los parlamentarios gallegos. Este miércoles admitió que, en un partido como el PP, hay que atender a las "diferentes sensibilidades". Una señal de cordialidad ya que, hace un año, Feijóo dejó claro que no consideraba oportuno colocar a la diputada en un puesto de tanta visibilidad. De hecho, no ha participado en ningún mitin con él.
Las señales de radicalización
En su alocución de más de media hora, Casado se abrió a pulir y "perfeccionar" su alternativa al PSOE aunque volvió a quejarse de que es el Gobierno de Pedro Sánchez el que crea la imagen, a su juicio falsa, de que él es un líder radical y que crispa. "A nosotros nadie nos tiene que llevar a la moderación porque siempre hemos estado en ella. Pero tampoco nadie nos debe apartar tampoco del combate contra la radicalidad de algunos", afirmó. Casado obvia que ha defendido en varias ocasiones su deseo de volver a la ley del aborto de 1985, de supuestos, y derogar la actual, de plazos (aunque no la introdujo en el programa electoral), ha comparado la "agenda de Catalunya" con la "agenda de ETA", y asumió parte del discurso de Vox sobre la "violencia doméstica".
El líder de los populares revalidó su compromiso, ya expresado en el congreso interno que ganó en 2018 a Soraya Sáenz de Santamaría, de querer "reconstruir el centro derecha", en referencia a la convivencia con Ciudadanos y Vox. Ese objetivo, que Feijóo también defiende, no ha sido un problema, no obstante, en Galicia, donde también se han presentado los naranjas y los ultras aunque no han logrado ni un solo escaño del Parlamento gallego.
En la reunión también participó Carlos Iturgaiz, el candidato en Euskadi, que perdió cuatro de los nueve escaños. Casado aseguró que es un "gigante moral”. "Hay quien dice ahora que recordar la memoria de las víctimas hace perder votos, pero yo prefiero perder votos a perder el alma”, declaró.
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