RESACA DE LOS COMICIOS

PSOE y Podemos blindan el Gobierno frente al revés electoral

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Juan Ruiz Sierra

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El PSOE y Podemos dibujan una clara frontera entre lo ocurrido el pasado domingo en Galicia y Euskadi y la marcha del Gobierno central. Los resultados de ambas fuerzas en las elecciones autonómicas fueron decepcionantes. Sobre todo en el caso de los morados, que desaparecieron por completo en la primera comunidad (donde tenían 14 diputados) y pasaron de 11 a 6 escaños en la segunda. Pero los socialistas, pese a subir en apoyos, no lograron capitalizar la fuga de votos de Podemos y fueron tercera fuerza en Galicia, por detrás del PP y el BNG. La fotografía que sale de los comicios no es buena para los partidos que componen la coalición, admiten en la Moncloa, pero no va a cambiar al Ejecutivo: ni en su gestión, ni en sus prioridades, ni en su equilibrio de fuerzas.

Fuentes del Gobierno subrayan que las elecciones se celebraron en un contexto absolutamente atípico, marcado por la crisis del coronavirus, y en unas autonomías con singularidades muy marcadas, no trasladables a otros territorios. Y lo que tiene enfrente el Ejecutivo en los próximos tiempos, continúan, es demasiado importante como para "ensimismarse" con los resultados en Galicia, donde el popular Alberto Núñez Feijóo logró su cuarta mayoría absoluta, y Euskadi, donde los nacionalistas vascos se vieron reforzados pero seguirán necesitando al PSE para mantenerse en el poder.

La agenda europea

Pedro Sánchez no acudió el domingo a la sede del PSOE. Tampoco participó este lunes en la reunión de la ejecutiva del partido. En su lugar, el presidente del Gobierno viajó a La Haya para entrevistarse con el primer ministro holandés, Mark Rutte, dentro de una gira que también le llevará esta semana a Berlín y Estocolmo. Todos los esfuerzos están volcados en el Consejo Europeo del 17 y 18 de este mes, cita en la que se intentará llegar a un pacto sobre los fondos de reconstrucción.

España, al igual que Italia y Francia, los otros países que han sido más afectados por la pandemia, defiende un monto elevado (750.000 millones de euros, según la propuesta original de la Comisión, de los cuales medio millón serían transferencias directas y el resto en préstamos) y no sujeto a condiciones. Enfrente, se encuentran estados como Suecia, Dinamarca, Austria y la propia Holanda, que piden una importante rebaja de la cantidad, que la mayoría sea a devolver y que su percepción lleve aparejado el cumplimiento de ciertos requisitos. El futuro de España, subrayan en la Moncloa, pasa por lo que ocurra en Bruselas, no en Euskadi y Galicia.

Pero los socialistas, más allá de sus resultados, que solo quedaron un poco por debajo de lo que en realidad esperaban, extraen algunas conclusiones del desenlace electoral. Al respaldar a Iñigo Urkullu y a Feijóo, los votantes vascos y gallegos, señalan en la dirección del PSOE, han optado por la estabilidad en un momento tan convulso como este, algo que se repetiría en el resto de España si hubiera comicios. Sánchez, concluyen, sería el más beneficiado. En Euskadi, los nacionalistas vascos siguen necesitando al PSE para gobernar, en un movimiento que también se verá reforzado, esperan los socialistas, en la otra dirección, porque el Gobierno necesita al PNV para sacar adelante sus iniciativas en el Congreso.

Allí el reparto sigue siendo el mismo: el PSOE tiene 120 diputados y Unidas Podemos 35. No habrá, por lo tanto, un reequilibrio de las fuerzas que componen el Gobierno. Aun así, los socialistas, que atribuyen la debacle de Podemos a sus peleas internas y al impacto del  'caso Dina', un asunto en gran parte personal de su líder, Pablo Iglesias, esperan que el agrio trago de las vascas y gallegas sirva para que los morados se centren más en la gestión.

Efectos en el PP y Ciudadanos

Al mismo tiempo, en la Moncloa también esperan que a su derecha se abra el campo de juego. Primero, porque los resultados de la alianza del PP y Cs en Euskadi han sido tan pobres (obtuvo cinco diputados, cuatro menos que los conservadores en solitario hace cuatro años), que los liberales tomarán nota para insistir en su giro al centro. Y en Galicia, la abrumadora victoria de Feijóo, con un estilo mucho más moderado que el de Pablo Casado, podría cambiar el rumbo del PP.

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