ERC y JxCat exhiben su ruptura en el Congreso por Borràs

Laura Borràs atiende a los medios a las puertas del Congreso

Laura Borràs atiende a los medios a las puertas del Congreso / periodico

Xabi Barrena / Juan Ruiz Sierra

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ERC y JxCat sumaron ayer el Congreso de los Diputados a la lista de los teatros de operaciones donde se vive la pugna por la hegemonía interna en el independentismo, sin menoscabo del tercero en discordia, la CUP. El debate y votación del suplicatorio que el Tribunal Supremo elevó a la Cámara baja para poder investigar a la diputada Laura Borràs, por unas presuntas irregularidades cometidas cuando dirigía l’Institució de les Lletres Catalanes puso sobre la mesa las diferencias que con escaso éxito trataron de mantener, todos, bajo la alfombra.

El suplicatorio se aprobó gracias a los casi 300 votos que sumaron PSOE, Podemos, PP, Vox y Cs. ERC y la CUP, se ausentaron en el momento de la votación. Borràs se enfrenta a delitos de prevaricación, fraude a la administración, malversación y falsedad documental y será citada como investigada, seguramente, el mes de julio por el juez.

Pese a la nula influencia que podían tener en el recuento los sufragios de republicanos y anticapitalistas, los posconvergentes presionaron a ambos, sobre todo vía redes sociales, para forzarles a votar que no. ERC y CUP, conscientes siempre de la capacidad movilizadora del mensaje que retiene JxCat, buscaron un acuerdo a tres. Según fuentes de ambos partidos de izquierda, este se alcanzó el miércoles por la tarde y se basaba, precisamente, en una propuesta de JxCat: ausentarse de la votación. 

Pacto fallido

Con todo, al final ese pacto quedó en agua de borrajas porque los posconvergentes votaron que no (junto con el PNV) y presionaron hasta al final a sus todavía socios en la Generalitat y a la CUP. Con la supuesta maniobra de Borràs, afirmaron fuentes de ERC, quedó «demostrado que lo que se buscaba con toda esta polémica era el desgaste de ERC y la CUP con vistas a las elecciones al Parlament, porque el resultado estaba cantado de antemano, dados los votos del PSOE, PP y Vox».

De hecho, Rufián, en su intervención en el pleno, a puerta cerrada,  aseveró que Borràs «había pactado mal, por cuanto tenía que haber anclado la negativa del PSOE al suplicatorio cuando JxCat entregó la Diputación de Barcelona a los socialistas». Por todo ello, y a modo de sentencia, Rufián espetó a Borràs que, si no quería caer en «las garras de Manuel Marchena, debería haber dimitido». 

Ya en rueda de prensa y preguntado sobre si lo sucedido iba a romper la cohesión del secesionismo, Rufián volvió al pacto de la diputación barcelonesa, cuando los posconvergentes, entre hacer presidente a Dionís Guiteras, de ERC, o a Núria Marín, del PSC, eligieron a esta segunda. Rufián añadió que «culpar a Esquerra de lo que ha sucedido es un insulto a la inteligencia». Y sentenció:  «Todos los independentistas saben que el TS es un tribunal político. Pero hay una parte que, además, no quiere que se arroje una sola sombra sobre la corrupción».

La mano y la hoguera

Borràs, por su parte, respondió con un ruego: «No pido a ERC y a la CUP que pongan la mano en el fuego, sino que no me echen a la hoguera», en línea de sus últimas afirmaciones públicas por las que afirmaba que en el Tribunal Supremo, el mismo que juzgó a los presos del 'procés', no iba a tener opción a un juicio justo. 

La diputada envió una carta a todos los diputados en la que avisa de que el suplicatorio vulnera garantías puesto que, hasta la fecha, ni ella ni sus abogados han recibido la notificación de la tramitación de suplicatorio por parte del Supremo. La posconvergente apeló a «la conciencia de todos los diputados que no votaron que no».

Fue ese detalle técnico, el de la notificación, al que se agarró el PNV para votar que no, según expuso Aitor Esteban en una intervención escueta, según fuentes presentes en el hemiciclo. EH Bildu, por su parte, y a pesar de que había pactado ausentarse de la votación y de que cuenta con un acuerdo de coordinación con ERC, prefirió no intervenir en el debate y Esquerra sospecha que esas cinco abstenciones resultantes (frente a los 291 sí y los 15 no) pertenecen a la izquierda aberzale. Estas fuentes del partido republicano apuntan a la gran relación entre Borràs y la portavoz bildutarra, Mertxe Aizpurua, para explicar el cambio del partido de Arnaldo Otegi.