BALANCE DEMOSCÓPICO DE LA PANDEMIA

La nueva normalidad de las encuestas tras el estado de alarma

Entrada al hemiciclo del Congreso de los Diputados

Entrada al hemiciclo del Congreso de los Diputados / periodico

Jose Rico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una especie de 'efecto bandera' ha recorrido Europa durante el duro confinamiento por el coronavirus. La mayoría de ejecutivos del continente han resistido bien en las encuestas sostenidos por esa humana tendencia a apoyar a los gobernantes en momentos de emergencia nacional. Cosa distinta es cómo se ha repartido el lógico desgaste entre los aliados en gobiernos de coalición, y, en la mayoría de los ejemplos europeos, suele ser el socio pequeño el menos favorecido. España no ha sido una excepción a ninguna de estas dos reglas. La intensidad del terremoto global no ha provocado grandes convulsiones en el tablero electoral, pero sí se dejan sentir ya algunos efectos que, probablemente, la economía se encargará en los próximos meses de agudizar o revertir.

Para tratarse de la peor epidemia vírica en un siglo, con más de 27.000 muertos en España, puede decirse que el Gobierno ha salvado razonablemente los muebles con su gestión del estado de alarma. El promedio del medio centenar de encuestas publicadas durante los últimos tres meses indican que el PSOE de Pedro Sánchez, que ha logrado salvar, no sin serios apuros, seis prórrogas de la alarma, volvería a ganar las elecciones con un apoyo similar al que obtuvo en las generales de noviembre pasado. En cambio, su socio del Ejecutivo, Unidas Podemos, sufre una leve erosión tras haber tenido que lidiar, desde el Ministerio de Trabajo, nada menos que con el aluvión de ertes y los primeros latigazos del desempleo.

Del desgaste gubernamental se beneficia, sobre todo, el PP, pero el crecimiento le resulta aún insuficiente a Pablo Casado para amenazar la primacía de las izquierdas. Entre otros motivos, porque las derechas siguen siendo vasos comunicantes: los populares se impulsan a costa de Vox y, en menor medida, de Ciudadanos, cuyo viraje centrista le ha servido para detener la sangría.

Los cálculos realizados por EL PERIÓDICO a partir de una fórmula empleada por Ivan Serrano, investigador del IN3 (Internet Interdisciplinary Institute) de la UOC, corresponden a la media ponderada de los principales sondeos difundidos. La ponderación se realiza, como en otras fórmulas de este tipo, en función del tamaño de la muestra -cuanto más grande, mayor valor- y de la fecha del trabajo de campo -cuanto más reciente, más significativa-.

SÁNCHEZ-CASADO

La ventaja de Sánchez sobre Casado, que fue de 7 puntos en las elecciones, ha descendido hasta los 5,3 puntos siete meses después. Según el promedio de los sondeos, los socialistas se sitúan en el 28,1% de los votos, una décima más que en los últimos comicios, mientras que los populares han escalado hasta el 22,8% de los sufragios, dos puntos más que en las urnas. Las huestes de Pablo Iglesias, en cambio, se han dejado 1,2 puntos por el camino y se sitúan en el 11,6% de las papeletas, siendo la formación, junto con Vox, más perjudicada por los 100 días de alarma.

Hay que tener en cuenta que, al tratarse de una media, recoge tanto las proyecciones más favorables al Gobierno (las del CIS, con diferencia) como las más halagüeñas para la oposición. Y la disparidad entre unas y otras (por ejemplo, de hasta 8 puntos de diferencia en la estimación de voto del PSOE) explican la relativa estabilidad del mapa político pese a lo electrizante del último trimestre. Pero, precisamente, esa disparidad y el presagio de rebrotes víricos y hecatombes económicas hacen impredecible el futuro demoscópico. De hecho, antes del estado de alarma, el grado de aprobación al Ejecutivo superaba el 60%. Con la crisis de la pandemia, este porcentaje se ha quedado siempre por debajo del 50%.

LAS DERECHAS

La suma de socialistas y podemistas, pues, no llegaría al 40% de las papeletas. Las derechas, en cambio, han aumentado un punto y medio, y se acercan al 45% de los sufragios. No obstante, la evolución de las encuestas refleja que Casado ha ido frenando su progresión a medida que endurecía su perfil y que Ciudadanos y su nueva líder, Inés Arrimadas, ensayaban el papel de partido bisagra. La formación naranja, con una media del 7,2% de los votos, subiría medio punto respecto a las elecciones de noviembre.

La otra cara de la moneda conservadora es Vox, cuya radicalidad le cuesta más de medio punto y le deja en el 14,4% de los apoyos, aunque retendría sin problemas la condición de tercera fuerza. Y es que con estos promedios, en líneas generales, se mantendrían los actuales equilibrios en el tablero político, con las izquierdas algo por debajo de las derechas pero en mejor situación para seguir en el poder.

Suscríbete para seguir leyendo