ENTREVISTA

Antoni Bayona: "Soy partidario de la amnistía tras revisar el delito de sedición"

"El independentismo que solo quiere el conflicto deberá pensar si eso nos lleva a algún sitio o solo a la irrelevancia", dice el letrado del Parlament

Antoni Bayona.

Antoni Bayona. / periodico

Daniel G. Sastre

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Antoni Bayona (Sabadell, 1954) era letrado mayor del Parlament durante el convulso octubre del 2017, y después tuvo que declarar como testigo en el juicio del 'procés'. Ahora, ya como letrado raso de la Cámara, publica su segundo libro sobre aquellos hechos, ' Sobrevivir al 'procés'' (Península), en el que trata de aportar soluciones a una situación "enquistada".

-Dedica su libro "a los moderados". ¿Se considera uno de ellos?

-Es evidente. Es un guiño ante una situación en la que por desgracia quizás hay un exceso de radicalización: todo es blanco y negro. Y en medio hay una gama de grises interesantes.

-¿Qué le pareció la sentencia del 'procés'? ¿Alguna condena le parece especialmente injusta? 

-La vía de la unilateralidad era inconsistente, pero el Estado curiosamente le dio más contenido del que tenía. Como jurista, analizando la sentencia, no veo en lo que pasó en Catalunya por ningún lado ni rebelión ni sedición. Se aprovecha la existencia de un delito nunca aplicado para castigar por elevación. La sentencia es injusta para todos los condenados, y evidentemente dentro del colectivo, por su desvinculación de los poderes públicos, para los Jordis es aún más injusta.

-¿Son presos políticos?

-No podemos banalizar conceptos. Un preso político es perseguido por ideas políticas, aquí hay unos poderes públicos que tomaron decisiones.Pero las condenas son injustas.

-¿Qué sintió al declaran en el Supremo? ¿Cree que el 'procés' ha dividido a la sociedad catalana?

-Todos los procesos de secesión generan una división interna en la sociedad. Si se quiere llevar a cabo por la vía unilateral, la división es más fuerte. En cuanto al juicio, para mí era como una película que nunca querría haber visto. Fue una situación muy dura para mí, iba como testigo de la acusación, y no dejaba de encontrarme allí a personas que conocía. Verlos allí me produjo una impresión muy profunda.

-En el libro, parece partidario de que el 155 se hubiera aplicado ya tras las jornadas del 6 y 7 de septiembre.

-Visto lo que pasó, si en el momento en que se aprueban las leyes de desconexión, cuando ya hay un motivo importante para hablar de ruptura con la Constitución, se aplica el artículo 155, curiosamente no se habrían dado los dos hechos que justifican la sentencia del Supremo [las jornadas del 20-S y el 1-O del 2017], y las cosas no habrían sido tan sobrecogedoras.

-Habla de una fe "casi religiosa" en sus creencias de una parte de la sociedad catalana, y de que "hoy España y Catalunya están más alejadas que nunca". ¿La situación tiene solución?

-Soy consciente de la dificultad. Hago referencia en el libro a que no sé si puede ser del género cínico plantear salidas moderadas. Pero un día u otro tendremos que salir. La situación está enquistada, pero todo el mundo tendrá que reflexionar. Incluso la gente que, dentro del independentismo, solo quiere el conflicto deberá pensar si eso nos lleva a algún sitio o solo a la irrelevancia. Hay un bloque, el de ERC, que parece que tiene muchos simpatizantes y votantes, que parece que intenta salir, y buscar una vía pragmática.

-Apunta hacia un referéndum consultivo, organizado por el Estado. ¿Le parece factible? ¿Para qué podría servir?

-Un referéndum consultivo tendría utilidad, porque tendría que comportar ciertas consecuencias. Veo que a diferencia de otros países, hemos tenido un problema importante: que desde un punto de vista jurídico, se ha negado una mínima vía de expresión al derecho a decidir. Incluso para saber si hay que reformar la Constitución, un referéndum previo para saber si hay una base social es lógico y necesario. El TC tiene que dar vías de salida para atender las demandas sociales.

-¿Cuál podría ser la pregunta de ese referéndum, si no se puede preguntar por la independencia?

-Podría ser una pregunta indirecta: está de acuerdo en reformar la Constitución para dar salida a la independencia territorial? Sería muy indicativo de la voluntad de los ciudadanos catalanes. No soy la primera persona que lo dice. O el TC también podría revisar su propia doctrina, hacer un 'overruling': ante determinados cambios sociales, reconsiderar su doctrina para adaptarla a la sociedad. 

-Dice que la política tiene "un margen de actuación" para corregir las "consecuencias indeseables" de la sentencia. ¿Se refiere al indulto o a la amnistía?

-Sí. La justicia no siempre tiene la última palabra. El indulto o incluso la amnistía son figuras que han existido toda la vida. No se trata de utilizarlas porque sí. Si se revisa el delito de sedición, habría que revisar la sentencia, porque son las únicas personas condenadas por ello. Soy partidario de la amnistía derivada de la revisión del delito. Sería una decisión difícil pero valiente.

-Propone también un "nuevo acuerdo de autogobierno". 

-Tenemos una Constitución abierta en términos de organización territorial del Estado. Deja una serie de posibilidades de poder ensanchar mucho el autogobierno, si se pudieran poner en marcha mecanismos como recuperar todas las partes recortadas del Estatut del 2006. ¿Es posible? La sentencia del Estatut dejaba abierta la posibilidad de hacerlo mediante leyes. Hay un campo de juego ahí, que permitiría cambiar el sistema de financiación y otras muchas cosas. Si se diseña un buen plan y se hace una negociación a fondo se pueden hacer muchas cosas. Ya no podemos continuar con un modelo uniforme. El reconocimiento nacional de País Vasco y Catalunya debería ser factible. Y debería ser un elemento de integración, no de separación.

-Decía en el 2018 que su independentismo estaba "en el congelador". ¿Cómo está ahora?

-Igual el independentismo es una solución necesaria si hay una incapacidad de mover las cosas. Si nos vamos a quedar peor que antes del 'procés' y el Estado no tiene ninguna voluntad de hacer cambios y reconocer la pluralidad, si eso pasa, yo por lógica tengo que defender un proyecto independentista. El problema que le veo al 'procés' es hacerlo por la vía unilateral, además de todas sus carencias. Pero el proyecto se debe poder defender, con mucha perseverancia… Los procesos de independencia son muy difíciles.

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