la batalla erc-jxcat

Y Rufián pasó al ataque

ERC espera poder reunir la Mesa de diálogo sobre Catalunya en julio

El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, se ha congratulado este miércoles de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, haya "ratificado", según sus cuentas "por cuarta vez", la Mesa de diálogo sobre Catalunya y ha mostrado su deseo de que se pueda volver a reunir en julio si la evolución de la crisis sanitaria lo permite. / periodico

Fidel Masreal

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La batalla por la hegemonía independentista entre Esquerra y Junts per Catalunya no es noticia. En cualquier caso, sí se aprecian movimientos de fondo en la táctica de cada cual. Este miércoles el Congreso -con motivo de la votación de una nueva y última prórroga del estado de alarma- fue el escenario de un choque público entre dos figuras destacadas de ambos espacios, el republicano Gabriel Rufián y la posconvergente Laura Borràs. Rufián subrayó más que nunca la división ideológica izquierda-derecha, el posibilismo frente a la "magia" de -y esto sería lo más notable- exigir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que de definitivamente a ERC la categoría de socio preferente y de partido independentista preponderante. Borràs se revolvió contra Rufián llamándolo "ofensivo" y se escudó en la unidad y en el ataque frontal y sarcástico a Sánchez.

Desde el minuto uno, la intervención de Rufián -hábil en el estilo parlamentario ácido- se centró en buscar las cosquillas de su socio del Govern. Levantó la mano para reivindicar que a ERC no la manda nadie y -previendo quizás las invectivas de parte del independentismo por el pacto con el PSOE- reivindicó la gestión y el liderazgo del "mientras tanto" entre los objetivos de ERC y la realidad. Es decir, el posibilismo y el acuerdo alcanzado con el PSOE para la prórroga, basado en obtener la gestión territorializada de los fondos europeos de reconstrucción, ayudas a los ciudadanos de la cuenca de Òdena, la creación de un nuevo marco legal para evitar en el futuro usar el mecanismo del estado de alarma, y la reactivación de la mesa de diálogo sobre el conflicto catalán.

Pactos, geometrías y unidades

En realidad, la batalla JxCat-ERC trasciende a la prórroga del estado de alarma y a si se recuperan hoy o en tres semanas las competencias. Pero Borràs se esforzó en descalificar lo acordado por republicanos y socialistas porque a su juicio es algo abstracto y contradictorio por acordar al tiempo con Ciudadanos y con Esquerra. "Con una mano ha pactado que las comunidades gestionen la fase 3 y con la otra ha pactado que todas las medidas serán idénticas para toda España, menudo concepto de autonomía, degradada no ya a cogobernanza sinó a autoridad competente delegada", describió, concluyendo que la del PSOE no es una geometría variable sino "lamentable", de pactos.

En todo ello subyace la batalla de hace meses en el soberanismo: pactar o no con el Gobierno del PSOE. Junts per Catalunya no invistió a Sánchez e incluso algunos de sus dirigentes, como el 'expresident' Carles Puigdemont receló de apoyar la moción de censura a Rajoy. Por ello este miércoles Laura Borràs, cuando descalificaba a Sánchez y a su gestión, estaba enviando un mensaje al independentismo: ERC se equivoca apoyando a un Ejecutivo que recentraliza.

Respondiendo a las críticas que quizás intuía que recibiría, y a las que se han formulado sobre si ERC imita los pactos del Majestic de Pujol, Rufián espetó: "No me consta que Pujol fuera independentista, nosotros sí, no me consta que fuera de izquierdas, nosotros sí, no me consta que hayamos investido a José María Aznar; CDC, sí". El republicano insistió en ponerse el vestido de hombre realista frente a la "magia" y la "superchería". Otro mensaje de fondo entre soberanistas.

ERC, socio "imprescindible" en la mesa de diálogo

Rufián también quiso dejar en la cuneta a JxCat cuando reclamó a Sánchez expresamente que situa a ERC como interlocutor privilegiado:  "La pervivencia de la mesa de diálogo pasa por la pervivencia de ERC como actor imprescindible en la gobernabilidad". Y pidió al PSOE escoger entre Ciudadanos y Esquerra.

Todo ello acompañado de una invitación a acuerdos entre las izquierdas frente a las derechas españolas y al fascismo, que también situa a Rufián lejos del radio de acción de la posconvergencia, porque Laura Borràs obvió por completo este flanco. Todavía fue más posibilista Rufián al pedir una gestión de la pandemia mediante "soberanías consensuadas"

Borràs, contra lo pactado por Esquerra

Plenamente consciente de los torpedos recibidos, Borràs definió al discuros de Rufián como "innecesario y ofensivo" por centrarse en el pasado, y pidió unidad independentista y mirar al futuro. A lo cual Rufián contestó: "Si no sois Convergencia no os tenéis que cabrear porque hable de Pujol, es como si Ciudadanos estuviera cabreado por hablar de UPD o Vox sobre el PP". Rufián afeó a JxCat que criticara el vot o de ERC por coincidir con el de Ciudadanos, por ser un argumento de "bajo nivel intelectual". "Es como si dijera que vuestro voto es el mismo de Vox". El republicano acabó, con todo, invocando también a que los independentistas no se peleen.

El aviso de la CUP a Esquerra

Por su parte, la representante de la CUP, Mireia Vehí, se situó en el eje obviamente de la izqueirda però criticó a ERC implícitament por creer que con el PSOE "se puede gobernar sin tocar nada", calificándolo de actitud ingenua. La CUP pidió no apoyar al PSOE a cualquier precio con el argumento de que no gobierne la derecha, sino tratar "arrastrar" al partido socialista a posiciones más izquierdistas. Vehí saludó el ingreso mínimo vital pero ha añadido que "si los bancos no devuelven el rescate, no hay impuesto a grandes fortunas y no se puede nacionalizar la Nissan, la crisis la pagan los de siempre".