TERRORISMO INTEGRISTA

El yihadista que iba a matar en Barcelona, un camarero que se radicalizó cuando se quedó sin trabajo por el covid

El yihadista detenido por la Guardia Civil en Barcelona se grabó con su móvil durante sus recorridos por la ciudad

El yihadista detenido por la Guardia Civil en Barcelona se grabó con su móvil durante sus recorridos por la ciudad / EL PERIÓDICO

Luis Rendueles/ Vanesa Lozano

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Lleva 12 años en España. Ahora tiene 34 y está en la cárcel, acusado de enaltecimiento del terrorismo y autoadoctrinamiento. El Covid-19 le dejó sin su trabajo como camarero en un  local del paseo marítimo de Barcelona. Durante el estado de alarma, juró fidelidad al Daesh y fue guiado desde Siria por un mentor que le iba indicando los pasos que tenía que dar.

"Voy a ser una máquina de picar carne", le anunció a su mentor criminal días antes de ser detenido

La Guardia Civil lo detuvo el 8 de mayo en la habitación que tenía alquilada en un piso de Ciutat Vella. Cuando los agentes entraron, se escondió debajo de la cama de uno de los menores que vivían  en la casa. A su tutor criminal le había anunciado días antes: "Voy a ser una máquina de picar carne". Sus conversaciones con un dirigente de Daesh en Siria estaban siendo vigiladas por la Guardia Civil, que contó con la ayuda del FBI y la DGST de Marruecos.

"Rompía el confinamiento"

Con el país confinado y encerrado, las calles de Barcelona y los vagones del metro que cogió varias veces fueron escenario de seguimientos antiterroristas de máxima tensión. Agentes de la Jefatura de Información de la Guardia Civil vigilaban los pasos de ese militante de Daesh que había jurado que iba a matar en Barcelona.

"Rompía el confinamiento de forma habitual, deambulaba por las calles de Barcelona, aparentemente sin rumbo, casi siempre por la zona de El Raval. Vimos que iba grabándose con su teléfono móvil mientras hacía esos recorridos", explican a EL PERIÓDICO fuentes de la Jefatura de Información de la Guardia Civil. Una de esas imágenes es la que figura en este reportaje.

"Casi en la indigencia"

Había llegado a España de forma irregular hace 12 años. En el 2018 consiguió los papeles. Antes, pasó una década en Catalunya, viviendo en "condiciones muy complicadas, casi en la indigencia", según fuentes de la investigación. Finalmente fue camarero y cocinero en algunos locales de Barcelona, chico para todo en algunos de ellos. Llegó a dormir en la playa de la Barceloneta y otros lugares de la ciudad. A veces, su jefe le dejaba pasar la noche dentro del  local.

Los especialistas de la Guardia Civil que luchan contra el terrorismo yihadista lo conocieron hacia el año 2015. "Identificamos que entonces era una persona que presentaba sintomatología de radicalización". Frecuentaba "entornos radicales" en redes sociales y en su "vida física", contactaba con personas que habían salido desde Catalunya hacia Irak y Siria. En aquellos años, los investigadores creían que su plan era irse a una de esas zonas de guerra.

Hasta mediados del mes de marzo de este año, el camarero seguía bajo el radar. Entonces, el local donde trabajaba cerró por la pandemia del coronavirus. Una compañera del trabajo le alquiló una habitación en el piso de Ciutat Vella, donde la mujer vivía con su hija y sus dos nietos, uno de ellos de apenas unos meses de vida. "Detectamos un punto de inflexión en él", explica un investigador de la Guardia Civil. "Su situación se agrava, se agudiza su lado asocial, dispone de mucho más tiempo, que dedica a conectarse e interactuar más con los elementos radicales que están en zona de conflicto", añade.

Con terroristas extranjeros

Desde entonces, entabla conversaciones diarias, cada vez más largas, con un dirigente de Daesh. "Estaba en contacto directo con terroristas extranjeros, los FTF (Foreign Terrorist Fighters). Le iban guiando en el camino y las cosas que tenía o podía hacer dentro de la yihad individual para redimirse". Así, ese tutor o mentor terrorista se fue ganando desde Siria la confianza del camarero de Barcelona. Este le confesó que, debido a su trabajo poniendo copas, había coqueteado con el alcohol y las drogas. Su mentor lo tuvo claro: el martirio era la opción para redimirse. "Le decía: debes purificar tus pecados con el martirio, entrega tu vida... Constantemente le impulsaba: tienes que salir a matar, basta con que uses un cuchillo", aseguran fuentes de la investigación.

Daesh recluta gente de forma personal, selectiva, para evitar infiltraciones. "El tutor te busca, te escoge, lo cual supone una propuesta más preocupante. Alguien te selecciona personalmente, te lleva hacia un chat individual, pasa horas hablando contigo y comprueba tu proceso de radicalización.  Luego, indaga si tienes verdaderamente ese plus para matar", explica uno de los analistas del Servicio de Información de la Guardia Civil. "Tu mentor pasa mucho tiempo contigo, preguntándote, hablando de religión, del Corán, de las suras, comprobando tu compromiso para proponerte hacer una cosa u otra…".

Métodos yihadistas

Ese proceso se completa con investigaciones de Daesh sobre la persona elegida como ejecutor, lo que también se hizo con el camarero de Barcelona. "Gastaron mucho tiempo en verificar que este hombre era quien decía ser, un parado musulmán en CatalunyaDaesh tiene medios y comprobó los datos de su familia en Marruecos y recabaron todo tipo de información sobre él en Catalunya", indican, para explicar que se trata de un "caso de libro" sobre los últimos métodos yihadistas en su búsqueda de voluntarios para el terrorismo en Europa.

El detenido ya había enviado un vídeo suyo al DAESH para que lo difundieran después de que cometiera el atentado

Dentro de ese proceso de maduración y para tantear al candidato, el mentor de DAESH le propuso en una ocasión comprar un dron en Barcelona, aprender a manejarlo, cargarlo con explosivos y llevar a cabo una acción terrorista durante un partido de fútbol entre el Barcelona y el Real Madrid, un plan que fue adelantado por La Sexta. El coronavirus había suspendido la liga, de forma que esa orden no podía cumplirse.

Ese plan concreto no podía realizarse, pero el atentado iba a ser inminente. Su mentor le pidió que enviara un vídeo jurando fidelidad al Daesh, lo que hizo. "No es un acto banal. Mandó el video jurando fidelidad. Daesh ya lo tenía para publicarlo después de que cometiera el atentado", subrayan fuentes de la Guardia Civil.

"Cualquier día moriré"

"La acción genérica nos preocupaba más. Bastaba un cuchillo, que podía coger de su piso. Es una acción fácil de cometer, pensemos en la cola de un supermercado de Barcelona durante el  confinamiento o en el mismo vagón de metro al que se subía". Con esa posibilidad cierta, los agentes de Información le siguieron en sus desplazamientos por la capital catalana. Sus frases de respuesta a su mentor no dejaban muchas dudas: "Cualquier día moriré. Voy a ser una máquina de picar. No tengo miedo".

Los guardias civiles que le detuvieron en su habitación alquilada recuerdan un espacio "muy humilde, con muy pocos enseres personales". Es el final de una historia de 12 años de un joven que vino a España "con una mano delante y otra detrás", que pasó todo ese tiempo tratando de abrirse camino y acabó dispuesto a convertirse en asesino.

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