SACUDIDA EN EL TABLERO POLÍTICO

Sánchez busca amarrar a Cs para depender menos de ERC

El Ejecutivo trata de salvar con la líder naranja el impacto de JxCat sobre los republicanos

Inés Arrimadas

Inés Arrimadas / EFE

Iolanda Mármol

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pedro Sánchez ha tratado de reducir al máximo su dependencia de ERC desde que llegó a la Moncloa, convencido de que las tensiones en el mundo independentista podrían volatilizar el apoyo de los republicanos y que, llegado el momento de elegir, Oriol Junqueras priorizaría ganar la partida a JxCat que sostener al Gobierno en Madrid. Con esa intuición, el presidente adelantó las elecciones generales de abril del 2019, alegando que necesitaba ampliar la mayoría del PSOE para no estar sometido a la voluntad del partido catalán, pero las cuentas salieron mal y se vio forzado no solo a una repetición de comicios que terminó en una coalición con Podemos, sino, además, a seguir dependiendo de ERC.  Ahora, un año después, una pandemia sin precedentes y el giro estratégico de Ciudadanos tras su debacle electoral en noviembre, permiten a Sánchez acariciar la posibilidad de alejarse de una relación controvertida,  arriesgada para ambos aliados, despreciada por parte del electorado socialista y vista con reticencias, también, por el <strong>PSC</strong>. 

El primer paso del nuevo camino se fraguó la semana pasada, cuando Ciudadanos acudió al rescate del Gobierno al apoyar la cuarta <strong>prórroga</strong> del estado de <strong>alarma</strong>, mientras ERC pasó de la abstención al voto en contra.  El tablero de juego de la legislatura empezaba a cambiar.  La presidenta de los liberales, Inés Arrimadas, conseguía poner en valor diez diputados que podrían haber sido irrelevantes durante toda una legislatura sin acuerdos. Y Sánchez lograba depender menos de los 13 parlamentarios republicanos. Aunque el PSOE y Cs hablaron de pactos puntuales, ambos líderes quedaron en comunicarse periódicamente y se dieron cita para este martes.

Horas antes del encuentro el Ejecutivo dejó claro que aspira a un noviazgo largo, aunque sin abandonar a sus aliados originales. "Nuestra vocación es ampliar y consolidar la mayoría que tenemos, e invitar a otras formaciones políticas", afirmó la portavoz gubernamental y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Señaló que confía en mantener los apoyos de la investidura (PNV, ERC, Más País, Compromís, Bildu BNG), pero aspira a "ampliar los apoyos parlamentarios".  A su juicio, esta mayor heterogeneidad en los respaldos demuestra que, ante una situación tan crítica por la pandemia, los partidos soslayan sus intereses partidistas en pos del bien común.

A primera hora de la tarde, la Moncloa y Ciudadanos informaron del contenido de la llamada entre Sánchez y Arrimadas. Fuentes oficiales de ambas partes coincidieron en que fue una charla "cordial" y que los dos dirigentes mantendrán esa comunicación fluida para compartir información sobre el coronavirus. Y la secretaría de Estado de Comunicación del Gobierno central añadió, además, que Arrimadas también está dispuesta a cerrar "acuerdos futuros" que permitan contribuir a la "reconstrucción económica y social del país". En la formación naranja no fueron tan lejos, subrayaron que serán "exigentes" y concretaron que, por ahora, quieren pactar "medidas que permitan superar la crisis sanitaria y faciliten la desescalada", informa Pilar Santos. 

Prueba de fuego

A nadie se le escapa que es pronto para determinar si este es un punto de inflexión definitivo en las alianzas del Gobierno y que, si el cambio prospera, deberá verse en la gran prueba de fuego que el Ejecutivo tiene por delante: los Presupuestos. Sánchez quiere que sean una cuentas públicas de reconstrucción que apuesten por reforzar el Estado del Bienestar. Esta idea, la de invertir más en servicios públicos, está presente siempre en sus discursos, aunque no ha concretado qué fiscalidad acompañará a esos Presupuestos y, cuando le preguntan, suele responder bajo el epígrafe genérico de "mayor justicia fiscal". 

En el Congreso de los Diputados se están tramitando la denominada 'tasa digital' y la ley de transacciones financieras, además de subidas de impuestos pactadas con Podemos (IRPF,  sociedades, tasa verde).  ERC es favorable a la mayoría de estas medidas, pero si Cs las apoya o impone modificaciones a cambio de su prespaldo parlamentario es algo que está por ver.

Miedo a las elecciones

De fondo, late en el Gobierno una profunda preocupación por la presión que JxCat ejerce sobre ERC. El entorno del presidente agradece a los republicanos que consiguieran zafarse de ese marcaje en la investidura, aunque fuese a cambio de arrancar una mesa de diálogo, pero los miedos se dispararon cuando Quim Torra anunció elecciones en Catalunya. Aunque los comicios autonómicos siguen pospuestos 'sine die' con la coartada del coronavirus, el equipo del presidente cree que los republicanos querrán desmarcarse de Sánchez en votaciones visibles cuando se acerquen las urnas, fechas que podrían coincidir con la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado.

Depender de un partido con circunstancias tan adversas, opinan voces cercanas a Sánchez, sitúa al Gobierno en una situación de incertidumbre insaumible, máxime en el peligroso contexto del Covid-19. En qué situación dejaría a ERC que la Moncloa apueste por un cambio de alianzas es algo abierto a reflexiones. También queda por ver si serían sostenibles las tensiones que una alianza permanente con Cs levantaría en Podemos