NUEVA ESTRATEGIA

Arrimadas ensaya el rescate de Ciudadanos como partido bisagra

La formación naranja levanta el veto a Sánchez y se abre a nuevos acuerdos, pero desdeña convertirse en la muleta del Gobierno de coalición

Inés Arrimadas

Inés Arrimadas / EFE

Júlia Regué

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Inés Arrimadas tomó las riendas de Ciudadanos con un partido muy debilitado en el Congreso, aún desconcertado por una debacle electoral sin precedentes y con el estallido de una pandemia de consecuencias impredecibles asomándose. Las filas naranjas se revolvían tras la peor crisis interna que ha vivido la formación por el rechazo de algunos cofundadores, el goteo de dimisiones y la emergencia de un sector crítico que trató de combatir el hiperliderazgo, pero que no logró convencer a las bases para ejercer como contrapeso. Arrimadas era el recambio natural tras el obligado adiós de Albert Rivera, pero quiere imprimir sello propio.

El veto a la investidura de Pedro Sánchez y las consecuencias electorales de intentar dar un 'sorpasso' al PP aún escuecen en algunos sectores del partido, en los mismos que ahora se enorgullecen del volantazo al centro de Cs. Con el acuerdo con el Gobierno para facilitar la cuarta prórroga del estado de alarma, Arrimadas ha perdido los apoyos de Juan Carlos Girauta y Carina Mejías, pero ha recuperado los aplausos de Toni RoldánLuis Garicano y Manuel Valls, al tiempo que ha conseguido apaciguar a un sector crítico que ahora le sonríe y le defiende. Rivera, por su parte, ha compartido en las redes sociales críticas a una medida que apoyó el partido que lideró durante 13 años.

Fuentes de la formación reconocen que es complejo dilucidar qué parte hay de pandemia y qué parte hay de 'vía Arrimadas' en este enésimo giro. ¿El contexto le ha sido propicio para ejecutar un plan para salvar al partido que ya cavilaba? Desde Cs responden que la crisis del coronavirus les obliga a actuar con "responsabilidad" y que no están forzando ningún cambio de alianzas, acogiéndose a que el centro "siempre" ha sido su espacio político pese a haberse acercado al PP.

"Nos obcecamos ahora en dejar claro que el voto a Cs sirve, que somos un partido útil", apuntan voces naranjas mirando de reojo los resultados de noviembre pasado, y puntualizan que no se convertirán en la muleta del Gobierno de coalición, aunque tienden la mano a Sánchez para aprobar medidas de reconstrucción. "Es el PP quien ha cambiado su voto, no nosotros", recuerdan sobre la votación en el Congreso, y recalcan que el presidente comprara sus condiciones en materia socioeconómica.

Fin a la 'era Rivera'

Arrimadas exprimirá sus escuetos 10 escaños para ganar relevancia política y buscará resituar en el centro a aquel partido bisagra que se decantó por competir por el liderazgo de la derecha. El plan pasa por dar por zanjada la 'era Rivera', despegarse de Vox, marcar perfil propio frente al PP, desplazar a ERC como principal recurso del Gobierno y que Unidas Podemos se estremezca con un aliado externo que combatirá todas sus propuestas econonómicas.

Los naranjas no temen por los pactos autonómicos con el PP. Están convencidos de que la nueva estrategia no hace peligrar los gobiernos que comparten en MadridAndalucíaMurcia y Castilla y León, pero sí son conscientes de que Vox prepara artillería pesada para torpedearles. Aún no han desvelado si el Gobierno podrá contar con ellos para prolongar de nuevo el estado de alarma. Por ahora, están muy satisfechos de haber creado un canal de interlocución directa, preferente y semanal con Sánchez, que se ha comprometido a mantenerles informados del avance de la crisis.

Los Presupuestos y Catalunya

Pero en los despachos de Cs ya idean nuevas propuestas para que el Ejecutivo las abrace y los portavoces relanzan con entusiasmo a Cs como una fuerza dispuesta a apoyar los Presupuestos para el 2021, algo que podría romper las costuras de la mayoría que llevó a Sánchez a la Moncloa. Desde la Moncloa confirman que les tendrán en cuenta en la negociación presupuestaria.

El cambio de rumbo sorprende más en Catalunya, donde el Govern liderado por el 'president' Quim Torra se ha encontrado con que unas filas que dos meses antes no le reconocían en el cargo ahora le tienden la mano. "La gente no quiere confrontación, quiere soluciones", zanjan fuentes del partido.

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