dio la alternativa al entonces profesor
Aragonès: El hombre que 'descubrió' a Junqueras
El dia de Sant Esteve de 1991 se arrió la bandera soviética del Kremlin. Algo chocante para todos aquellos que habían crecido, madurado y hasta envejecido con la URSS de fondo. Quizá solo los más pequeños se salvaron de esa sensación de vértigo histórico. Pero no todos. Pere Aragonès (1982) hizo de la típica redacción escolar posnavideña una descripción del hundimiento de la Unión Soviética.
Esta anécdota, incluida en el libro 'Pere Aragonès, l’independentisme pragmàtic' que hoy sale a la venta, le da al candidato in pectore de ERC en las próximas elecciones un perfil muy de Oriol Junqueras. Igual que lo de montar, con 12 años, un partido independentista con sus amigos. Pero no cabe engañarse. El líder extramuros es mucho más reservado y distante que Junqueras. «La faceta personal me cuesta», reconoció ayer el propio Aragonès en la presentación del libro, junto a su autora, la periodista Magda Gregori, quien apuntó: «Calcula muy bien lo que dice y cómo lo dice».
Aragonès comparte ese rubor tan extendido en el partido que imposibilita a sus miembros a hablar de relevo. En parte porque el dúo intramuros, Junqueras y Marta Rovira, siguen desplegando su mando casi a diario.
El papel de Aragonès se dibujó el 22 de enero del 2018, en una visita con Rovira al Centro Penitenciario Madrid 7. Junqueras le ungió para el caso de que «a ella le pasara algo». Y ella, Marta Rovira, finalmente partió a Suiza, dos meses después.
Aragonès milita en ERC, vía las juventudes que él llegó a presidir, desde los 16. Más de uno lo recuerda aun sin barba y con camiseta negra de grupo de rock. Y fue él quien, como presidente de las JERC y atendiendo un consejo de un amigo, convenció a un profesor de la UAB que encandilaba a los estudiantes de Historia. El profesor, Junqueras, dio una conferencia junto a Josep Huguet, un 6 de octubre y, obviamente, sobre los hechos del 34. «Acabamos cenando en el Bar Junqueras, de la calle de Jonqueres, con el propio Junqueras. Era el 2004», rememoró Aragonès ayer.
‘Bestia’ crecida
Un Junqueras del que dijo, para apuntalar su teoría de los liderazgos compartidos por encima de la de los presunto relevos, que «la semana pasada demostró en el Parlament que si alguien pensaba que había domesticado a la bestia política que es, se equivocaba. Y aun ha crecido más».
La demostración del talante pragmático de Aragonès es el pacto con el PSOE para la investidura de Sánchez y la creación de la mesa de diálogo. Sobre ella dijo que «hay que tener mucha paciencia», porque se parte de «posiciones muy alejadas y porque aún hay una causa general contra el independentismo» .
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