EL LABERINTO CATALÁN

Los planes de Torra dilatan el inicio de la negociación bilateral Gobierno-Generalitat

Pedro Sánchez y Quim Torra, durante su encuentro en el Palau de Pedralbes, el pasado 20 de diciembre.

Pedro Sánchez y Quim Torra, durante su encuentro en el Palau de Pedralbes, el pasado 20 de diciembre. / periodico

Fidel Masreal

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El acuerdo entre el PSOE y Esquerra para la investidura de Pedro Sánchez va camino de empezar incumpliéndose. No se reunirá la comisión bilateral sobre el 'procés' 15 días después de la formación del nuevo Gobierno. Y es que, según los planes del presidente de la Generalitat, Quim Torra, antes de reunirse la famosa mesa bilateral se han de dar una serie de condiciones que dilatarán los plazos. 

Es decir, que lo de que la mesa "iniciará sus trabajos en el plazo de 15 días desde la formación del Gobierno de España" no se cumplirá. De entrada, el 'president' Torra exigió una reunión previa con Sánchez, que debía ser inmediata pero no tendrá lugar hasta febrero.

Objetivos de máximos

En esa cita, Torra trasladará a Sánchez los grandes conceptos soberanistas con los que quiere llenar de contenidos la mesa: el derecho a la autodeterminación de Catalunya, el fin de la "represión" y la recuperación de derechos civiles, sociales y políticos. Es el planteamiento de máximos que parte del soberanismo catalán considera quimérico a la vista de las intenciones del PSOE, que ha aclarado por activa y por pasiva que no existe el derecho a la autodeterminación de Catalunya y que sus planes pasan por mejoras en el autogobierno.

Tras la reunión, que tendrá lugar en alguna ciudad de Catalunya, Torra pretende que sean equipos de ambos gobiernos los que pongan negro sobre blanco las condiciones de la mesa. Para ello, podría volver a reunir a partidos y entidades independentistas para concretar las exigencias formales.

La sombra del relator

Es decir, cuestiones como la existencia de un relator que ofrezga las "garantías" que reclama insistentemente la portavoz del Govern. Una figura que desencadenó la ruptura del diálogo surgido tras la cumbre de Pedralbes a finales del 2018. Torra quiere que, a diferencia del proceso negociador del pasado año, esta vez el inicio de la bilateral sea fruto de "un mandato mucho más amplio" y perfilado por parte del independentismo, que deberá llegar a un punto de encuentro entre sus distintas y a menudo enfrentadas sensibilidades y ritmos. Entre las condiciones a fijar estará también la composición misma de la mesa de diálogo y su ritmo y calendario.

Por todo ello, el calendario va camino de dilatarse una vez más. Cabe recordar el precedente de Pedralbes. Si el 20 de diciembre Torra y Sánchez desencallan la situación, el 8 de febrero, es decir, en solo 50 días fracasó lo que tan solo era una controversia sobre los términos de la negociación real.