JUICIO DE TRAPERO

El exdirector de los Mossos niega dar o recibir instrucciones para defender el 1-O

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Ángeles Vázquez

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La defensa del director general de los Mossos el 1-O, Pere Soler, se diferenció de la del mayor Josep Lluís Trapero y la intendente Teresa Laplana. Ellos son policías y él es político y en esta condición le interrogó el teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Miguel Ángel Carballo, que parecía pretender que se responsabilizara de cada decisión del Govern al que perteneció y que él siempre situó en un horizonte de referéndum pactado o convocatoria electoral. En el toma y daca verbal que protagonizaron, Soler aseguró que en ningún momento el entonces 'conseller' Joaquim Forn, ni, por supuesto él mismo, dieron una instrucción a los mossos para favorecer el referéndum ilegal. "Nadie me pide que hiciera algo ilegal. Habría dimitido", aseguró con toda la contundencia de que fue capaz.

También fue tajante al defender a Trapero y eso que su compañero de banquillo le había reprochado un correo electrónico "extravagante" que ni siquiera leyó. "Claro que (el mayor) estaba en contra (del 1-O), por posibles problemas de orden público. Nunca se le pidió que estuviera a favor ni que desobedeciera al juez", añadió en uno de los momentos más tensos de su rifirrafe con Carballo, que llevó a la presidenta del tribunal, Concepción Espejel, a reconvenir al fiscal para que no hiciera conjeturas y le dejara responder. Soler aprovechó para mostrar su extrañeza por las preguntas del ministerio público : "¿Cómo le iba a pedir al (presidente de la Generalitat, Carles) Puigdemont que lo desconvocara? No soy su superior jerárquico. En un gobierno no tiene cabida" desautorizar al presidente.

"Mejor no hagas tuits"

El fiscal ya se había interesado por sus tuits. Soler enmarcó en la abstención del PSOE para investir a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno el de "La madre de Dios. Suerte que nos vamos ya" y lo explicó con que le "sabía mal por los españoles" que gobernara el PP. En el otro dijo que los Mossos cumplirían la ley y que la ley no acababa en la Constitución, sino en la Carta de Derechos Humanos de la Unión Europea. Según él, la prensa lo malinterpretó hasta tal punto que el propio mayor le dijo que "mejor no hiciera más tuits" para evitar poner en tela de juicio la actuación de los agentes.

Soler situó las declaraciones políticas del verano del 2017 en un horizonte de la celebración de referéndum pactado con el Estado o unas elecciones. En todo caso "las declaraciones políticas se mantenían al margen de la actividad" de los mossos, "porque todo el mundo sabía donde estaba el cuerpo", y una cosa eran las "declaraciones y otra, los hechos".

Ninguna instrucción

Afirmó que él creía no haber dictado instrucción alguna al frente de los Mossos, responsabilidad en la que sustituyó a Albert Batlle en julio, y si alguna hizo fue referida a material o de carácter organizativo. Encuadró el traslado de instrucciones que le hacía Trapero de las instrucciones dadas por el fiscal en la necesidad de proporcionarle medios suficientes personales y materiales, que dependían de el, para poder cumplirlas. "La dependencia judicial prima sobre la orgánica, pero eso lo sabe todo el mundo", quiso reprochar al fiscal.

Negó que "los mossos puedan cuestionar en ningún momento las órdenes del fiscal", pero él entendía que las instrucciones para impedir el 1-O que en un principio dio la fiscalía solo podía ser dada por un juez, motivo por el que incluso propuso al Govern querellarse contra el ministerio público por eso. En lo que sí distribuyó responsabilidad fue en la oposición "del departamento" contra la designación del coronel Diego Pérez de los Cobos coordinador del dispositivo para impedir el referéndum. 

Terminó su declaración contestando a su abogado, Cristóbal Martell, que él no votó el 1-O, porque entendió que aunque fuera como acto simbólico no quería perjudicar al cuerpo policial.