SEGUNDO JUICIO DEL 'PROCÉS'

Cèsar Puig también se desmarca del 1-O

El exsecretario de Interior de la Generalitat dice que solo se ocupaba del presupuesto y del personal

Cèsar Puig entrando en la Audiencia Nacional

Cèsar Puig entrando en la Audiencia Nacional / periodico

Daniel G. Sastre

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El juicio a la actuación de los Mossos durante los meses álgidos del ‘procés’ cerró este jueves su primera fase con la declaración de los dos últimos acusados, el exdirector general de la Policía catalana Pere Soler y Cèsar Puig, exsecretario general de Interior. Si la estrategia del principal protagonista de la causa, el mayor Josep Lluís Trapero, fue en los primeros días la de apartarse todo lo que pudo del proyecto independentista y asegurar que había cumplido la ley en todo momento, Soler y Puig se inclinaron por subrayar que no tenían ninguna capacidad de decisión sobre el referéndum del 1-O.

Durante la jornada quedó claro que los dos últimos acusados, a quienes la fiscalía pide 11 años de cárcel por un delito de rebelión, tienen talantes muy diferentes. Los tuvieron responsabilidades en Convergència, y a los dos se les atribuye simpatía por la causa independentista. Pero si Soler pertenece al sector más apasionado –hasta el punto de que declaró que Trapero le pidió que “dejara de hacer tuits”, tras haber escrito mensajes como que los españoles le daban “pena”-, Puig se mostró mucho más cauto.

Él se esforzó en destacar ese temperamento ante las preguntas del fiscal. A diferencia de Soler, Puig entró en la estructura de la Generalitat antes de que el ‘procés’ alcanzara sus días más convulsos. Lo hizo en el 2015, cuando todavía era ‘conseller’ de Interior Jordi Jané, que posteriormente abandonó el Govern por desavenencias con el plan independentista. Cuando se le preguntó por qué no dejó él también en ese momento sus responsabilidades, dijo que el entonces secretario de Estado de Interior, José Antonio Nieto, le pidió que se quedara. “Le interesaba que yo siguiera con mis funciones”, aseguró.

Contra la querella

También se apartó de Soler cuando se abordó la querella que el exdirector general de la Policía quiso interponer contra la fiscalía porque, según entendía, estaba dando órdenes a los Mossos que excedían de sus competencias. “Soler y yo teníamos percepciones distintas de las cosas, no me pareció una iniciativa oportuna y así se lo expresé. Él creía que había que hacer acciones judiciales, pero esa no era la función del Departamento de Interior”, aseguró.

¿Cuál fue entonces su papel en la preparación del referéndum del 1-O? Según Puig, ninguno. O, al menos, tuvo una actuación muy colateral. “Yo no tengo nada que aportar en cuestiones operativas estratégicas”, aseguró. “Había una cierta dificultad en conseguir recursos presupuestarios para pagar horas extra”, añadió el exsecretario de Interior, y él se encargó de eso. También de otras cuestiones logísticas, como la de conseguir los vehículos necesarios para la jornada o incluso la de asegurarse de que los Mossos pudieran contar ese día con un helicóptero, dado que poco antes se había averiado uno de los aparatos.

Concluida la fase de declaración de los acusados, el juicio se retomará el lunes con las de los primeros testigos. Los dos iniciales, el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos –encargado de la coordinación del dispositivo policial del 1-O- y el comisario de los Mossos Ferran López, prometen una jornada intensa.