EL 1-O, EN LA AUDIENCIA NACIONAL

Trapero: el juicio en el que ya se ha oído a todos

Josep Lluís Trapero y su abogada, Olga Tubau

Josep Lluís Trapero y su abogada, Olga Tubau / periodico

Ángeles Vázquez

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Lo normal es llegar a un juicio con nervios. No solo por lo que te puedes jugar en años de prisión o inhabilitación, sino por lo inusual que es tener que comparecer ante un tribunal, con su parafernalia, sus trámites marcados por la ley y hasta el sentirte el único que no viste toga, obligatoria en jueces, abogados y fiscales.

Este lunes la Audiencia Nacional comenzará a juzgar al mayor de los Mossos, <strong>Josep Lluís Trapero</strong>, la intendente Teresa Laplana y a la excúpula política del cuerpo policial: el exdirector de la policía autonómica Pere Soler y el exsecretario general de la Conselleria d'Interior César Puig. Salvo para ella, la fiscalía pide 11 años de cárcel para cada acusado por rebelión, una acusación que cuando concluya la prueba en el juicio rebajará a la de sedición, como marcó la sentencia del 'procés', según confirman fuentes fiscales a este diario.

Trapero puede estar algo más tranquilo que sus compañeros de banquillo, porque ya sabe lo que es declarar ante un tribunal: lo hizo nada menos que en el Tribunal Supremo, cuyo salón de plenos es mucho más espectacular que la sala de vistas de la sede de la Audiencia en San Fernando de Henares (Madrid).

Trapero carga contra la cúpula del Govern durante su declaración en el juicio del 'procés'

Trapero carga contra la cúpula del Govern durante su declaración en el juicio del 'procés'. / periodico

Con independencia de que estar ante tres jueces, en vez de los siete del alto tribunal, le genere más o menos inquietud, Trapero tiene la ventaja de que ya sabe lo que tiene que declarar, porque si quiere convencer al tribunal con sus explicaciones tendrá que mantener lo que dijo como testigo en el juicio del ‘procés’. No le supondrá un problema, porque, pese a que como otros muchos imputados en otras causas podía haberse negado, se le notaba con ganas de explicar por qué los Mossos actuaron como lo hicieron durante el referéndum ilegal. La policía catalana contaba incluso con un plan para arrestar al entonces 'president' de la Generalitat, Carles Puigdemont, si recibía la orden de hacerlo.

Hasta los testigos

Esa ventaja con la que puede contar Trapero, frente a sus compañeros de banquillo, será compartida por los principales testigos. El encargado de inaugurar el turno será el coronel Diego Pérez de los Cobostan crítico con los Mossos que llegó a calificar de "estafa" el dispositivo que prepararon para el 1-O. Según su versión, hicieron público que no actuarían en colegios con personas vulnerables, niños, ancianos o personas con discapacidad, para precisamente encontrar los centros llenos y no poder intervenir para frenar la consulta.

Le seguirá Ferran López, quien sustituyó a Trapero al frente del cuerpo durante la aplicación del artículo 155 en Catalunya. En el Supremo, donde quien había sido su superior no se jugaba nada, le respaldó, por lo que parece difícil que no lo haga ahora en la Audiencia. Incluso explicó que Puigdemont sostuvo que "declararía automáticamente la independencia" de ser cierto el escenario que los Mossos le estaban dibujando para que accediera a su petición de desconvocar el referéndum para cumplir el mandato judicial.

Y, aunque no es nada descartable que se termine renunciando a su testimonio, también están citados el 'exvicepresident' Oriol Junqueras, el 'exconseller' Joaquim Forn, y el exlíder de la ANC, Jordi Sànchez, quienes cuentan con una experiencia mucho más desagrable del juicio del 'procés', porque en él acabaron siendo condenados a penas de entre 13 y 9 años de prisión.

Para la Sala esa ventaja de acusados y testigos puede transformarse en justo lo contrario si pretende abstraerse de lo sentenciado por la cúspide de la carrera judicial, algo que se antoja harto difícil, sobre todo teniendo en cuenta que sea cual sea su conclusión será revisada por la misma Sala Segunda que ya declaró que lo ocurrido en Catalunya en el otoño de 2017 fue sedición y no rebelión, delito por el que la fiscalía todavía acusa al exjefe de los Mossos.

La defensa del principal acusado intentó que se modificara esa acusación tras la sentencia del ‘procés’, pero el ministerio público se remitió a la ley de enjuiciamiento criminal que solo prevé hacerlo una vez concluida la prueba en el juicio, momento en el que lo hará, por seguridad jurídica y evitarse un segundo cambio. Resultaría inexplicable mantener una acusación que el Supremo ya descartó para los líderes del 1-O con los responsables policiales a los que se acusa de actuar a sus órdenes y no a las de los de tribunales.

El Supremo vio "actuación aparente"

El principal problema de la defensa en esta causa es que el Tribunal Supremo declaró en la sentencia del 'procés' que los Mossos actuaron de forma "aparente" y en "un mínimo número" a las órdenes del entonces conseller de Interior, Joaquim Forn, para no interferir en el 1-O. Esa resolución declara probado que "los Mossos -que dependían administrativa y no solo políticamente de Forn- no interfirieron la emisión de votos, más allá de alguna actuación aparente y en un mínimo número de centros. En algunos casos, llegaron incluso a recoger, hacerse cargo y trasladar material electoral, que les era entregado por los ciudadanos" encargados de las "mesas de votación". "En la mayoría de los casos, ante la oposición decidida de los grupos compactados de personas que protegían el centro y que se negaban de forma rotunda a acatar la orden judicial" que les transmitían binomios de mossos, "estos, siguiendo las instrucciones que tenían, desistían ante la obvia imposibilidad de vencer esta resistencia".