Horizonte de campaña en Catalunya

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Xabi Barrena / Fidel Masreal

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El carrusel de reuniones en la cumbre entre ERC y el PSOEa cuenta de la investidura ha dado a los republicanos una proyección y notoriedad como fuerza clave dentro y fuera de Catalunya como nunca antes. En paralelo, y por la teoría de los vasos comunicantes, lo innecesario de los votos de Junts per Catalunya en la trama madrileña condujo a la irrelevancia política de esos días de Reyes a un espacio político con una capacidad de bisagra de sobras demostrada, desde 1993, sino desde la propia elaboración de la Constitución. Despejada del horizonte la niebla de la investidura emerge ya en lo inmediato la confrontación entre ambos espacios que marcará, con seguridad, la próxima década en Catalunya.

Un duelo que se dará sean cuando sean las elecciones. Aunque la sentencia firme de la inhabilitación de Quim Torrapor parte del Tribunal Supremo, tras el juicio en el TSJC, tampoco desplaza el horizonte más allá de este 2020, a menos que la CUP se avenga a investir a otro ‘president’ posconvergente, como con Puigdemont y el propio Torra.

Hasta que eso ocurra, y Torra convoque cinco minutos antes de que a inhabilitación sea efectiva o bien se aventure a una investidura fallida de un sustituto -lo que abriría la puerta a que <strong>Pere Aragonès</strong> fuera ‘president’ en funciones mientras dura el proceso electoral- el objetivo de ERC será acudir a esos comicios sin que nadie le pueda tachar de desleal.

De momento, los republicanos han sacado adelante, o casi, unos presupuestos de la Generalitat . Y eso que sectores de JxCat ya contaban con que los republicanos se harían los remolones justamente para dar pie a elecciones. Asimismo, ha cerrado filas con el ‘president’ con los dictamenes de la JEC. Y por si fuera poco, Aragonès clama ante todos los micrófonos que él aboga “por una legislatura larga”.

Y es que ERC tampoco tiene mucha prisa. Necesita que pase tiempo para que se asimile el pacto con el PSOE y para demostrar, en la propia mesa de negociación, que su voluntad autodeterminista es innegociable. Además, en la sede de la calle de Calàbria se espera que el ‘momentum Puigdemont’ que se derivará de su estreno y participación continua en el Europarlamento, este mismo lunes, rebaje su intensidad.

Nada homogéneo ni unánime

En el complejo espacio posconvergente nada es homogéneo ni unánime, pero se impone, también, la preferencia por no precipitar las elecciones. Les interesa, explican, esperar a que Esquerra Republicana note el desgaste del pacto con el PSOE ante los pocos frutos que dará la mesa de negociación sobre el conflicto catalán, según JxCat. El discurso de Puigdemont, Torra y Comín, entre otros, ya se ha ido desplegando de forma más o menos contundente: nada se obtendrá de un PSOE que actua como el PP en relación a Catalunya, la "represión" y los derechos y libertades.

Además, el espacio que conforman el PDECat, JxCat y la Crida sigue funcionando de forma, en el mejor de los casos, desorganizada. El PDECat asume sin embargo que tras la victoria judicial de Puigdemont y su nueva etapa como eurodiputado, será muy difícil lograr un pacto interno salomónico. Lo previsible es que la reorganización siga pendiente. Y que cuando lleguen las elecciones el 'expresident' haga como en otras ocasiones: mandar. Es decir, decidir sobre la lista y los contenidos, mientras la parte menos puigdemontista del PDECat asume las órdenes arrastrando los pies.

Padrinazgo de Waterloo

Sobre la mesa, la posibilidad de que Puigdemont apadrine un candidato y se presente simbólicamente también él. El perfil preferido por el 'expresident' sería Laura Borràs, diputada en Madrid, pero su situación procesal -investigada por el Supremo por presunta prevaricación y malversación- deja en entredicho esta hipótesis.

El PDECat intentará aupar a nombres como Damià Calvet -que se deja querer por todos los sectores- o a Àngels Chacón. En paralelo, es probable que se presente también una candidatura de soberanistas moderados, que puedan recoger apoyos entre algunos miembros del PDECat críticos con Puigdemont.

En ese campo, los republicanos sí parten con ventaja, por cuanto Pere Aragonès cuenta con todas las bendiciones para ser el candidato . La única duda es saber si Roger Torrent se presentará o no a unas primarias que supondrían tanto un magnífico anuncio propagandístico como un desgaste.