ERC espera la propuesta del PSOE para encarrilar el acuerdo

La seguridad jurídica de la mesa de diálogo entre gobiernos, último escollo para el pacto

A la izquierda, los negociadores de ERC: Marta Vilalta, Gabriel Rufián y Josep Maria Jové. Frente a ellos, los del PSOE: José Luis Ábalos, Adriana Lastra y Salvador Illa.

A la izquierda, los negociadores de ERC: Marta Vilalta, Gabriel Rufián y Josep Maria Jové. Frente a ellos, los del PSOE: José Luis Ábalos, Adriana Lastra y Salvador Illa. / periodico

Xabi Barrena

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La reunión del pasado martes en Barcelona puso punto y final a la escenificación pública de la negociación entre PSOE y ERC. Los contactos seguirán a partir de ahora con cónclaves discretos o secretos, como el celebrado el lunes en el Consorcio de la Zona Franca. Esta exposición pública se ha saldado con una especie de ley de mínimos, quizá el primer acuerdo entre ambas fuerzas. Una foto de cada reunión e información en cuentagotas.

Pese al comunicado conjunto, en la reunión de Barcelona no hubo ningún avance significativo. Pero eso no significa que las cosas vayan mal.

ERC esquematizó sus demandas en cuatro puntos. De hecho, uno: la creación de una mesa de negociación entre gobiernos. Y esta mesa, condiciones dos, tres y cuatro, debe poder sustentar un diálogo sin censura sobre los temas a tratar; debe de contar con un calendario y con unas garantías de cumplimiento.

Veda abierta

Hay sintonía acerca de que debe haber esa mesa y debe ser entre ejecutivos, pero el PSOE sigue insistiendo que no puede ser un ente creado de la nada. Quizá porque abriría la veda a que, por ejemplo Euskadi y su propuesta de derecho a decidir dentro de un nuevo Estatuto, pidiera el mismo trato.

Los republicanos esperan ahora que el PSOE les detalle de dónde quiere colgar la mesa de negociación. ERC veta que sea la comisión bilateral Estado-Generalitat que nace del Estatut, como plantearon los socialistas.

Además de esos cuatro puntos, ambas fuerzas han diseñado un aderezo en forma de medidas sobre los derechos sociales y civiles. Promesas de repensar y o derogar la ‘ley mordaza’ y la reforma laboral. Hay un profundo silencio sobre ello, porque ERC no quiere que un foco excesivo sobre la guarnición aparte la vista del plato principal, la mesa de negociación. Y la mayor parte de su electorado medirá el éxito o fracaso de la negociación con el PSOE en función, precisamente, del pollo, no de las patatas.

Hay otro motivo para no dar por muy encauzadas las conversaciones y es el fallo del TJUE sobre la inmunidad de Oriol Junqueras como europarlamentario. La imprevisibilidad de lo que dictamine el tribunal de la UE y los matices que pueda incluir en el texto hacen que los republicanos quieran esperar por si hay motivo para cambiar los términos de la negociación. De momento, esta semana, varias voces han advertido de que el diálogo político "no es compatible con la represión". 

Eso sí. Los republicanos desbrozan el camino al pacto. Quizá por eso, aunque ERC lo niegue, Esquerra cedió los senadores que JxCat precisaba para formar grupo propio en la Cámara alta pocas horas después de que los posconvergentes retiraran una moción sobre la autodeterminación en el Parlament y que, de aprobarse, habría enrarecido el ambiente con el PSOE.