PERFIL DEL EXDIRIGENTE SOCIALISTA

José Antonio Griñán, el presidente acechado por la corrupción que aceleró el relevo generacional del PSOE andaluz

Llamado a ser el recambio "tranquilo" de Chaves, tuvo que dimitir por la presión de los ERE

José Antonio Griñán

José Antonio Griñán / periodico

Julia Camacho

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José Antonio Griñán  ha sido condenado este martes a 6 años de cárcel y a 15 de inhabilitación por el 'caso de los ERE'. [Siga las reacciones a la sentencia]. 

En el 2013, José Antonio Griñán anunció de forma sorpresiva que dejaba la Junta de Andalucía para evitar el continuo desgaste que la institución sufría a cuenta del caso de los ERE fraudulentos, convertido en arma arrojadiza por el PP sesión tras sesión en el Parlamento. Llevaba apenas cuatro años en el cargo, al que llegó tras el nombramiento de su amigo Manuel Chaves como ministro y después de unos largos años al frente de la Consejería de Economía y Hacienda, enfrascado en peleas por la financiación autonómica.

Pero su esfuerzo resultó en balde, y la ola de los ERE se lo llevó por delante poco después al ser imputado por la jueza Mercedes Alaya en el caso de corrupción. Refugiado en un acta de senador, la negociación con los nuevos partidos políticos para desbloquear la investidura de Susana Díaz terminó por apartarlo de la vida política en el 2015.

Profesor de Derecho del Trabajo, su primer cargo fue el de viceconsejero de Trabajo en Andalucía en 1982. Pero su carrera política se consolidó verdaderamente cuando fue nombrado consejero de Salud en el primer Gabinete de Chaves, desde donde en 1993 dio el salto al Gobierno central como ministro de Trabajo. Volvió a la política andaluza en 1994, esta vez como consejero de Economía, área a la que más tarde añadiría las competencias de Hacienda tras la salida de Magdalena Álvarez. De esta etapa se deriva la responsabilidad penal que ahora dirime la Audiencia de Sevilla, al entender que tuvo que conocer las irregularidades que se cometieron con las ayudas sociolaborales, y de las que alertó la Intervención de la Junta, y aun así no les puso freno.

Una amistad interrumpida

Chaves vio en su gran amigo Griñán al candidato perfecto para una transición tranquila en Andalucía. Griñán le sustituyó en la Junta, pero ambicionó la presidencia del PSOE porque, como vio durante sus años en segunda fila, las bicefalias no funcionaban y no quería tutelas. Fue el inicio del fin de su amistad, recuperada tan solo hace unos años tras compartir sinsabores por los ERE.

Pese a carecer de experiencia orgánica, el nuevo líder socialista supo leer las condiciones políticas y el descontento con su partido para aplazar las elecciones autonómicas a marzo del 2012 y separarlas de los comicios generales. Los socialistas no ganaron en las urnas, pero gobernaron gracias a la coalición con IU

Griñán también tenía una idea del futuro del partido muy alejada de la que orquestaba el 'Antiguo Testamento', como se conocía a la vieja guardia, y se apoyó en gente más joven como Mario Jiménez o Díaz. En el 2013, acechado por los ERE pese a asegurar que no había "ninguna figura delictiva" de la que se le pudiera imputar. apeló a la necesidad de un "cambio generacional y de género" y cedió el testigo a Díaz, primera candidata que se sometió a primarias.