RELACIONES DIPLOMÁTICAS

El Rey arropa a los empresarios españoles en Cuba

Felipe VI saluda a empresarios españoles, este miércoles, en la residencia del embajador de España en La Habana.

Felipe VI saluda a empresarios españoles, este miércoles, en la residencia del embajador de España en La Habana. / periodico

Idoya Noain

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Hacer negocios en Cuba siempre ha requerido de las compañías adaptarse a lo que José María Berga, director general de la empresa catalana de embalaje Alzamora Group, con 15 años de presencia en la isla, define diplomáticamente como "situación de flexibilidad". Pero en los últimos tiempos, y especialmente desde que llegó a la Casa Blanca Donald Trump, la situación se ha agravado considerablemente. En su visita de Estado a Cuba, el Rey ha querido este miércoles arropar a los empresarios españoles afectados, mostrarles su "total apoyo" y recordarles que  las autoridades españolas "están trabajando para aliviar el impacto".

Ese es el mensaje que Felipe VI ha lanzado públicamente en una recepción a cerca de 1.200 integrantes de la comunidad española en el Gran Teatro Alicia Alonso. El Monarca ha mantenido luego un almuerzo privado en la residencia del embajador con 18 de los empresarios, entre ellos Berga, para escuchar directamente sus experiencias y preocupaciones.

Impagos y demandas

La situación es obviamente complicada. Los impagos de un Gobierno con problema de acceso a divisas alcanzan ya los 350 millones de euros, elevados aún más que antes bajo el endurecimiento intenso del embargo de Estados Unidos. Este busca aislar y, en palabras de fuentes diplomáticas españolas, "estrangular económicamente" a Cuba, así como mandar un mensaje disuasorio a quienes se planteen iniciar negocios en la isla y "crear incertidumbre".

Además, un buen número de empresas, especial pero no únicamente las del sector hotelero, se han visto afectadas por la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, que ha abierto la puerta a quienes perdieron propiedades tras la Revolución a presentar en EEUU demandas contra compañías a las que se acusa de "traficar" con esos bienes.

Ya hay al menos cuatro compañías españolas, Meliá, Iberostar, BBVA y Air Europa, afectadas por esas demandas y por otras medidas de la Administración Trump, que según los empresarios está acosando, amenazando y presionando para que abandonen Cuba, negando visados no solo a los ejecutivos sino también a familiares como hijos y nietos que, por ejemplo, pueden verse forzados a abandonar sus estudios en EEUU. 

Fuentes diplomáticas llegan a tildar de "inmoral" lo que está haciendo Washington, y el Gobierno de España lleva tiempo actuando para tratar de aliviar la situación a varios niveles. Uno de ellos es el refuerzo de los esfuerzos en la Unión Europea (UE) para tratar de desarticular en lo posible esas demandas, principalmente sobre la idea de que la aplicación extraterritorial de las leyes estadounidenses representa una sanción ilegítima. La idea es no trasladar las notificaciones judiciales al menos en territorio comunitario, algo que ya se ha hecho, pero también se estudia compensar con "demandas espejo".

En este contexto turbulento, y en un momento en que países como ChinaRusia o Turquía, pero también otros países como Francia están intensificando sus esfuerzos por ganar presencia empresarial y comercial, la visita del Rey, su encuentro con la comunidad española y su mensaje de respaldo a los empresarios se consideran especialmente significativos. En palabras de Berga antes del almuerzo, durante la recepción, "la Casa del Rey tiene una fuerza y un potencial que no tiene ningún presidente".

Lazos culturales

El viaje de Estado del Monarca, además, sigue intensificando los lazos culturales e históricos. Por la tarde, los Reyes mantenían un encuentro con representantes de la sociedad civil de Cuba, donde el Noticiero Nacional de Televisión cubano está dando amplia cobertura a todas sus actividades. Y por la noche ofrecían una cena en el Palacio de los Capitanes a la que estaba invitado el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y donde el Rey tenía previsto ofrecer otro discurso.

El edificio del siglo XVIII había sido también escenario de parte de la actividad de los Reyes por la mañana, más centrada en la celebración histórica de los 500 años de La Habana. En la Plaza de Armas realizaron una visita acompañados por Eusebio Leal, el veterano y reputado historiador de La Habana, al que han condecorado con la Gran Cruz de Carlos III, que les guió por el Templete, la construcción erigida en el lugar donde se fundó la ciudad a la sombra de una ceiba.

También recorrieron ese Palacio de los Capitanes al que volvían por la noche, en cuya fachada se ha colgado el regalo traído en este viaje por los Reyes, un repostero tejido por la Real Fábrica de Tapices con el escudo de La Habana. En el jardín, junto a una de las escasas estatuas de Cristóbal Colón que hay en Cuba, Felipe VI, que durante una hora llevó el bastón de mando de La Habana, recibió la Giraldilla, la mayor distinción que entrega la ciudad.