El Rey refuerza los lazos con Cuba

Los Reyes, recibidos por el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y su esposa, en La Habana.

Los Reyes, recibidos por el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y su esposa, en La Habana. / periodico

Idoya Noain

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A casi 7.500 kilómetros de distancia de Madrid, mientras en España se sellaba a velocidad de vértigo tras las elecciones del domingo un histórico gobierno de coalición, los Reyes han escrito este martes en La Habana su propio capítulo en la historia, otra historia labrada, y postergada, a lo largo de siglos.

La normalización de relaciones con Cuba avanza con el inicio de la primera visita de Estado de un monarca español a la isla. Y en uno de los primeros actos de esa visita, la reunión en el Consejo de Estado de dos delegaciones encabezadas por Felipe VI y el presidente Miguel Díaz-Canel se ha hablado "de todo", según ha contado en una conversación informal con periodistas el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell. Al ser cuestionado de si ese diálogo ha incluido los derechos humanos, una reclamación que se ha hecho al monarca especialmente desde los sectores opuestos al Gobierno cubano, Borrell se ha limitado a insistir: "De todo". Y ha emplazado a dar más detalles el jueves, cuando concluye el viaje.

Por ahora, tras la primera mañana de actos institucionales, lo que queda son momentos e imágenes que apuntalan esa idea de normalización, un objetivo que no solo buscaba el Gobierno de Pedro Sánchez, como otros antes que él, sino también el cubano.

Símbolos entre símbolos

El día ha empezado en la icónica plaza de la Revolución, un lugar donde fácilmente se hacen evidentes la contradicciones de la historia. Felipe y Letizia han participado en un homenaje a José Martí, el apóstol de la independencia cubana que cayó abatido en 1895 por tropas leales a la corona española. Antes de depositar bajo su estatua y monumento una corona con rosas rojas, los monarcas han posado con Díaz-Canel y su esposa, Lis Cuesta, y las delegaciones de los dos países con los enormes rostros perfilados a sus espaldas de dos figuras clave de la revolución, el Che y Camilo Cienfuegos.

Más adelante, dentro del edificio del Consejo de Estado, han vuelto a sonar los himnos nacionales, se han hecho presentaciones de armas y ha tenido lugar ese encuentro de amplio contenido, además de la firma de un acuerdo marco que renueva la cooperación española con Cuba. Según ese pacto, entre el 2019 y el 2022 se destinarán 57,5 millones de euros de contribuciones de la Agencia de Española de Cooperación Internacional y de comunidades autónomas a proyectos estructurados sobre tres ejes: aumento de la productividad, desarrollo territorial sostenible y consolidación de una administración pública eficaz.

Mientras se celebraba esa reunión la Reina, cambiada a otro vestido blanco y que ha sustituido los tacones por alpargatas de cuña, ha dado un paseo para comprobar de primera mano el efecto de esa cooperación. Son proyectos como la restauración del convento de San Francisco realizada en 1992 y que fue la primera obra en la que participaron alumnos de la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos, donde se da formación y titulación cada dos años a 150 jóvenes cubanos en riesgo de exclusión, y que también ha visitado Letizia.

"Un honor esta visita"

Ese paseo de la monarca ha hecho las delicias de turistas pero, sobre todo, de cubanos, gente como los treintañeros Gisselle Puentes Otero y Yasmel Alfaro, que desde la tienda de souvernirs abierta en su propia casa la observaban y comentaban que estaba "hermosa" y "preciosísima", "reflejo del buen gusto y la etiqueta". "Es un gran honor esta visita, refuerza los lazos y demuestra que continúan", decía Puentes, que reconocía que son gestos como estos los que dan "esperanza" a la comunidad cubana, especialmente en un momento en que el endurecimiento del embargo de Estados Unidos por la Administración de Donald Trump y la disminución del turismo está dejándose sentir en pequeños negocios como los suyos. "Esto es lo que mantiene a los cubanos, la esperanza", aseguraba Alfaro.

El rey se ha unido luego al paseo, cambiado ya del traje a la guayabera, y ha visitado la catedral con su esposa entre una lluvia de gritos de “viva España” y “vivan los Reyes”, antes de callejear entre una nube de curiosos hasta el coche que les llevaba a un almuerzo privado.