MOVIMIENTOS ANTE EL ESCENARIO DE INGOBERNABILIDAD

Casado espera a que Sánchez mueva ficha

El líder del PP, Pablo Casado, tras los resultados electorales del 10-N

El líder del PP, Pablo Casado, tras los resultados electorales del 10-N / periodico

Pilar Santos

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Pablo Casado se mantuvo este lunes callado. Pasó casi todo el día encerrado en su despacho de la séptima planta de la sede de Génova, preparando el discurso que pronunciará el martes al mediodía ante los principales cuadros de su partido en el comité ejecutivo nacional. El domingo por la noche, con los resultados del 10-N recién escrutados, el presidente del PP no quiso aclarar si ayudaría a desbloquear el enrevesado escenario político o no. Esa ambigüedad continuó en boca de los pocos dirigentes del partido que hablaron este lunes, interesados únicamente en remarcar dos cosas: que es Pedro Sánchez el que debe acaparar todos los focos y tomar la iniciativa para sacar a España de la ingobernabilidad, y que "no se fían" de él como para facilitar otro Gobierno con él al frente.

"La pelota está en su tejado", declaró el vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, a este diario. "Él nos ha metido en este lío y tiene que decir qué va a hacer", añadió. Y, en línea con lo que ya marcó la víspera el secretario general de la formación, Teodoro García Egea, invitó a Sánchez a "marcharse". Ni Montesinos ni tampoco García Egea, en las numerosas entrevistas que ofrecieron a lo largo de la jornada, quisieron aclarar si esa es una condición indispensable para sentarse a negociar una posible abstención del PP, que en la dirección de Génova ven, en todo caso, como algo remoto en estos momentos. Las señales que emite el PSOE, afirman fuentes de la dirección, invitan a pensar que han descartado cualquier acercamiento al PP. En este sentido subrayan que el secretario de Organización, José Luis Ábalos, avisó tras la reunión de la ejecutiva federal del partido que su objetivo es "tratar de articular" la "realidad compleja" que ha dejado el 10-N a través de "un Gobierno de cáracter progresista". Ábalos se escudó en la cercanía de Vox (52 escaños frente a los 88 de los populares) para señalar que con esa "presión" por la derecha no se puede esperar la abstención de Casado.

El presidente de los populares tendrá ocasión este martes de marcar su posición en un discurso ante sus filas (en plasma para la prensa, como es habitual), en el que recordará que en los últimos meses tendió la mano a Sánchez para cerrar hasta 11 pactos de Estado, desde asuntos europeos hasta las pensiones y la violencia de género, le pidió que no se apoyara en Bildu para gobernar en Navarra y le reclamó que rompiera con los independentistas en varios municipios catalanes y Diputació de Barcelona. No atendió ninguna de esos planteamientos, resaltará.

Será interesante ver hasta qué punto Casado mide sus palabras y si repite la idea de pedir la cabeza de Sánchez o si eso lo deja para sus colaboradores más estrechos. 

Nueva relación con Vox

El dirigente conservador también deberá hilar una argumentación ante el auge del partido de Santiago Abascal. Todo apunta a que Casado debe olvidarse, al menos a corto y medio plazo, de su misión de "reagrupar" a las tres derechas, una idea que ha repetido en múltiples ocasiones este último año. Con el peso ganado por Vox en el Congreso, donde será la tercera fuerza, podrá tener más capacidad de presentar iniciativas y Abascal podrá intentar retratar en cada pleno a los populares, a esos que llama "la derechita cobarde".

Fuentes del núcleo duro del líder popular niegan que el crecimiento de la ultraderecha deba llevar a Casado a radicalizar su mensaje y subrayan que la opinión en Génova es "prácticamente unánime" al considerar que, si el PP ha subido de 66 a 88 escaños, ha sido gracias al nuevo "tono y estilo" del candidato desde el pasado verano.

Preocupación por Ciudadanos

De la sede popular también salieron este lunes numerosas llamadas hacia Andalucía. En esa comunidad, donde Vox apoyó al PP y a Ciudadanos para gobernar en la Junta, los naranjas, como en el resto de España, no pasan por un buen momento. Han perdido ocho de los 11 diputados en esa región. El temor en Génova era que Juan Marín, actual vicepresidente del Ejecutivo autonómico, y hombre de confianza de Albert Rivera, sufriera algún envite interno de la corriente crítica. Sin embargo, fuentes del PP descartaron cualquier crisis en ese sentido.