Operación Judas: el sumario
Los CDR encarcelados esperaban contar con fondos donados por empresarios
En sus conversaciones telefónicas sobre una toma del Parlament, preveían apoyo económico de una estructura paralela al CDR bautizada con el nombre del bandolero Serrallonga
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
Ángeles Vázquez
Periodista
Periodista especializada en tribunales. Vivo entre la Audiencia Nacional, el Supremo y el Constitucional. Descubrí '100 cosas que hacer en Madrid al menos una vez en la vida' y lo conté en un libro.
Juan José Fernández
Redactor Jefe
Reportero.
Profesor en el Master de Periodismo Avanzado – Reporterismo de la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna (Universitat Ramon Llull).
Diplomado por el CESEDEN en Altos Estudios de la Defensa Nacional.
Fue jefe de Información y Reportajes y jefe de Redacción de la revista Interviú durante 19 años.
Juan José Fernández / Ángeles Vázquez / Jesús G. Albalat
Los independentistas encarcelados como integrantes de una supuesta organización terrorista financiaban sus preparativos con su dinero personal y pequeñas cantidades procedentes de cajas locales de resistencia del CDR, a la espera de los fondos de "unos empresarios" dispuestos a ayudarles.
Esta previsión se desprende del sumario de la Operación Judas, en el que, en diversas escuchas realizadas por la Guardia Civil, y en conversaciones contadas en los interrogatorios, miembros del Equip de Resposta Tàctica (ERT) hablan de las necesidades económicas para sus planes.
La más importante cuando, en una fecha que no determina el sumario, estaban haciendo pruebas para fabricar termita, potente deflagrante con capacidad explosiva. Tras un contacto en Vic con el integrante del otro grupo, supuestamente también de CDR, que andaba igualmente intentando conseguir termita, Jordi Ros informa a su compañero Eduard Garzón en la terraza del bar Plaça de Sabadell.
Allí –según la declaración que el 23 de septiembre, recien detenido, hizo Ros ante la Guardia Civil– este le dice a Garzón "que había gastado mucho dinero, hasta la fecha, para comprar ácido sulfúrico, ácido nítrico, ácido clorhídrico y amoniaco" y le hablan de "la necesidad de dinero para comprar un destilador, en concreto, 250 euros. El destilador lo necesitaba para aumentar el porcentaje de pureza del ácido nítrico del 60% al 65%", relata el acta del interrogatorio realizado por agentes del instituto armado.
En esa cita, "Eduardo Garzón le informó de que, en breve, le podía facilitar los 250 euros para la adquisición del destilador". Ros le explicó que lo necesitaba para desarrollar otro explosivo, ante lo cual Garzón "le comunicó que si necesitaba una mayor cantidad económica para perfeccionar su segundo proyecto (distinto al de la termita), debería de recaudar dinero entre otras personas. Además, añadió que más adelante, si era necesario, recurriría a unos empresarios que estaban dispuestos a realizar mayores aportaciones económicas".
Penuria
Los CDR ahora encarcelados esperaban también contar con dinero de una supuesta estructura paralela al CDR, a la que llaman "Serrallonga", con el mismo apellido que un famoso bandolero catalán del siglo XVII, y a la que atribuían una total disponibilidad de fondos
A Serrallonga alude Xavier Buigas en una conversación telefónica, el 8 de octubre de 2018, a las 7 de la tarde, con Ferran Jolis. El primero le habla al segundo por primera vez de un plan de toma de la cámara autonómica catalana.
"Pues nos han pedido [Serrallonga] si podíamos preparar una entrada al Parlament, para defender el Parlament. No para meter ‘follón’, sino para ir a defenderlo. Pero una cosa en serio, quiere decir: gente dentro, gente fuera, gente en unos pisos, gente en unos locales, gente. Intendencias y todas esas cosas", le dice Buigas a Jolis.
Tras un corte de la llamada, Buigas termina: "La otra historia es que nosotros haríamos toda la gestión para buscar pisos, buscar locales... Todo con la colaboración de ellos, porque ellos tienen un equipo técnico y táctico, están muy organizados. Lo otro es que nosotros les hemos dicho: nosotros queremos que por parte suya pongan mucha gente y que pongan dinero. Porque estas cosas cuestan dinero, porque los informáticos traerán sus portátiles y eso, pero seguro que necesitan cosas que se tienen que comprar para hacer un buen operativo. Estas cosas valen dinero y nosotros no pondremos ni un duro. Pondremos las horas que hagan falta, eso sí. Y si tiene que haber dos pisos con gente, esta gente tendrá que almorzar, cenar y dormir. Tampoco hace falta el Ritz, pero sí necesitamos unos mínimos. Y la gente de intendencia, a lo mejor no encontramos local y se tienen que alquilar un local. Nos han dicho que del tema dinero no hay ningún problema".
En otra conversación, a la que alude un informe de la Guardia Civil elevado al juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, Ferran Jolis calcula que "el objetivo era resistir una semana en el Parlament, que debían contar con dos pisos francos, montar antenas de larga distancia y que el presupuesto sería de unos 6.000 euros".
Comprar cacahuetes
Las primeras necesidades económicas del grupo se pusieron de manifiesto en diciembre de 2017, cuando, a partir de una reunión de formación de miembros del CDR en Berga -tras la que sale la idea del nombre Equip de Resposta Tàctica-, Ferran Jolis le habla a Xavier Buigas de la necesidad de comprar "cacahuetes". Así llamaban a tarjetas telefónicas no registradas.
Esa compra se realizó con dinero "de la territorial" del CDR, según declaró Jolis a la Guardia Civil. Entre las personas que le dieron dinero, Jolis citó a los agentes a un activista muy comprometido de Sabadell y vinculado a la CUP, al que llaman Eric el Rico.
Ferran Jolis refiere en el mismo interrogatorio que "el dinero para recargar los terminales móviles salía del bolsillo de cada persona usuario del terminal o de la caja de resistencia, según la circunstancia". En otros pasajes del sumario de la Operación Judas se alude a pequeñas disposiciones de esa caja de resistencia, formada por microdonaciones de los CDR y simpatizantes en diversos puntos de Catalunya.
No solo a Buigas atribuyen los investigadores un papel de liderazgo en la obtención de recursos. En los registros llevados a cabo el 23 de septiembre, la Guardia Civil halló anotaciones contables, siempre de pequeñas cantidades, de Eduard Garzón en la venta de material de propaganda, en un bloc que recoge "una cuenta de pago/deudas de los diferentes CDR para las camisetas de las que Eduardo lleva el Merchandaising", redacta la Guardia Civil en un informe. El movimiento registrado en la libreta supera pocas veces los 1.500 euros.
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