EL LABERINTO CATALÁN

Torra deja a Buch en observación por la crisis de los Mossos

El 'conseller' Miquel Buch, reunido con los mandos de los Mossos d'Esquadra

El 'conseller' Miquel Buch, reunido con los mandos de los Mossos d'Esquadra / EFE / ALEJANDRO GARCÍA

Fidel Masreal

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En observación. Así está a partir de este martes el 'conseller' de Interior, Miquel Buch, cuya actuación al frente de los Mossos d'Esquadra ha servido para abrir en canal, más que nunca, las contradicciones partidistas, ideológicas e institucionales que vive el soberanismo en su relación con la represión policial, la violencia de los jóvenes independentistas y la respuesta que debe dar el Govern a estos altercados. Y todo ello a las puertas de unas nuevas elecciones en las que Esquerra puede de nuevo superar con claridad a la poscovergencia, cosa que genera no poca tensión añadida.

El anuncio de este martes de que se investigarán 15 actuaciones de los Mossos no es nuevo. Fue una decisión de los mandos de la policía autonómica días atrás. Pero el 'president', Quim Torra, ha querido atribuirse la iniciativa, como lo hizo con la creación de una comisión de investigación en el Parlament sobre las actuaciones policiales ante los altercados y la violencia de sectores independentistas.

Lo hace atrapado en un bucle diabólico: candidatos de Junts per Catalunya como Roger Español o el abogado del 'expresident' Carles Puigdemont, Jaume Alonso-Cuevillas, exigen públicamente el cese de Buch; Esquerra mantiene el mismo mensaje desde hace ya días (este martes lo repitió el candidato Gabriel Rufián tras salir de ver a los presos en la cárcel de Lledoners), y la CUP presentó este martes una moción en el Parlament instando al Govern a destituir al 'conseller'. Y frente a todo, el PDECat reafirma su confianza en Buch, al que ha defendido con vehemencia el 'expresident' Artur Mas. Todo ello, obsérvese, sucede en el mismo seno del Govern y del independentismo.

Presión dentro y fuera

Torra ha mantenido en los últimos días una serie de consultas con personalidades de peso de JxCat y de fuera de su ámbito político. El objetivo era hacer llegar, a través de estos dirigentes, un mensaje claro a Buch: había que tomar medidas de forma inmediata. Por tanto, el 'conseller', que ha vivido una tensión extrema, sabe que vive en un estado de observación, pendiente de toda nueva actuación policial irregular. Se le reprocha falta de iniciativa mediática, entre otras insuficiencias. Mientras, Rufián siguió este martes metiendo el dedo en el ojo, afirmando que el país tiene un problema "histórico" con la Brimo (los antidisturbios de los Mossos) y considerando "insuficientes las explicaciones" que ha dado hasta ahora el 'conseller'.

Pero no hace falta irse a ERC para escuchar reproches. El lunes, en un acto público en Badalona, Cuevillas, calificaba de "nefasta" la gestión de Buch y prometía, en un tono deasfiante, que si el 'conseller' no puede mantener el prestigio de los Mossos, "ha de ser cesado y punto", y suspender "automáticamente" a los agentes que hayan cometido mala praxis. Es más, se permitía pronosticar que este cese tendrá lugar. "Se está haciendo", prometió. "En breve, el 'president' nos sorprenderá gratamente", llegó a prometer el número cuatro de JxCat por Barcelona a las generales.

Ideas rocambolescas

La situación es tan rocambolesca que el concejal de JxCat en Badalona, David Torrents, que es mosso, descalificaba el lunes la gestión de Buch y proponía algo tan insólito como dejar ocupar la Jefatura Superior de la Policía en la Via Laietana de Barcelona, e identificar a los responsables. Torrents afirmó: "La violencia policial expande la queja social". Para acabar de rematar el desaguisado, el cabeza de lista al Senado de JxCat, Roger Español, dijo que cuando se pide la dimisión de Buch, la respuesta es negativa porque "se están haciendo equilibros, y el que vendrá [en referencia al posible sucesor de Buch] será mucho peor". Español se desmarcó de la "condena de la violencia venga de donde venga" que hizo Torra. "A ver, a ver, ¿venga de donde venga?", se preguntó.

El manifiesto electoral de JxCat, la candidatura en la que Torrents está enrolado, dedica uno de sus 10 puntos a la "no violencia" para comprometerse a "defender e impulsar" este principio en el proceso para "culminar la independencia de Catalunya". El decálogo ensalza asimismo el carácter "democrático, cívico e integrador" del independentismo.

La dirección del PDECat, reunida este martes, expresó de forma unánime su apoyo a Torra y Buch. Pero una parte de JxCat se ha metamorfoseado en algo parecido a la CUP, y en actos como el de Badalona exige la dimisión de Buch con tanta vehemencia como defiende las algaradas callejeras y cuestiona la apuesta moderada de ERC. Esta contradicción de discursos sigue tensando a la posconvergencia, mientras candidatos como Laura Borràs o Roger Español se situan en posiciones distintas sobre la violencia, para desesperación de la vieja guardia. Y como en anteriores situaciones de controversia interna, como con el pacto con el PSC en la Diputación de Barcelona, Puigdemont mantiene por el momento un sonoro silencio.