El PSOE agita el miedo a VOX ante dos millones de indecisos

Pedro Sánchez durante la presentación de la campana electoral del PSOE para las elecciones del 10 de Noviembre.

Pedro Sánchez durante la presentación de la campana electoral del PSOE para las elecciones del 10 de noviembre. / periodico

Iolanda Mármol

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Cuando Santiago Abascal congregó a 20.000 personas en la madrileña plaza de Colón, el domingo, en torno a una bandera de España de 1.000 m2, muchos dirigentes en el PSOE y altos cargos del Gobierno no pudieron reprimir media sonrisa. Los socialistas espolearon su campaña en las generales de abril a lomos del miedo a que el auge de VOX permitiese sumar a las “tres derechas”. Medio año después, el partido en el Gobierno cree que el crecimiento exponencial que las encuestas auguran para la ultraderecha, con sondeos que la sitúan como tercera fuerza política, movilizará a los votantes progresistas indecisos, aquellos que manifiestan simpatía por Pedro Sánchez pero siguen mostrando enfado por la repetición de los comicios. El presidente en funciones los cifró este lunes en dos millones y apeló a ellos desde una entrevista en Telecinco. "Es muy importante que los indecisos sean conscientes de que su voto es importante, no solo para decidir quién gana las elecciones, sino para tener un horizonte de estabilidad en nuestro país",  reivindicó, a punto de sumergirse en una intensa campaña que cerrará el 8-N en Barcelona.

Los asesores de Sánchez habían detectado con preocupación a la vuelta del verano que la apuesta por la moderación de Pablo Casado iba a ser una inyección de morfina a la campaña que solo podía beneficiar al PP. El PSOE, con un electorado que se movía entre el malestar y la apatía, necesitaba justamente lo contrario: una amenaza, una sacudida, una imagen de desasosiego que llevase a los suyos de vuelta a las urnas.

Esta vez no serían los excesos verbales del líder conservador, que ha aprendido de los errores que le dejaron temblando en abril con 66 escaños, pero ese adversario bien podía ser Abascal, aupado hasta la tercera posición por los disturbios en Catalunya. Los socialistas creen ahora que, si se confirman las fugas de los votantes de un Ciudadanos en declive y el miedo a VOX logra movilizar al electorado progresista, podrán salvar el 10-N. Catalunya se convierte así, en el máximo catalizador electoral. Los discursos, las miradas y las fechas en la agenda van a estar pendientes de lo que suceda día tras día en el mundo independentista. La posible entrega de Carles Puigdemont y la huelga estudiantil van a marcar la agenda, pero Sánchez introdujo este lunes otro factor que podría colarse en la campaña: la investigación para determinar "si existen vínculos entre responsables políticos y algunas plataformas". "Vamos a llegar hasta el final", advirtió. 

Remontada frente a la "amenaza"

Hace apenas un mes Sánchez se refería a la respuesta a la sentencia del ‘procés’ como un riesgo, pero ahora habla directamente de “amenaza”, frente a la cual España necesita un “gobierno fuerte”. Los socialistas aseguran que han empezado a percibir en las encuestas el respaldo ciudadano por la gestión de los disturbios en Catalunya. La decisión de actuar con moderación sin caer en la ‘mano dura’ que pide la derecha y el “éxito” de la colaboración entre cuerpos de seguridad, explican, ya se refleja en algunos estudios e irá en aumento en los próximos días. La respuesta gubernamental a la crisis y el miedo a VOX, indican, favorecerán la remontada del PSOE hasta los 130 escaños, siete más que en abril. 

La dirección socialista dice estar especialmente satisfecha del manejo de la situación en Catalunya. “Una sobreactuación policial”, aseguran, “hubiera desencadenado una espiral de violencia”. Sin embargo, esta lectura no se traduce, por lo menos de momento, en una activación del voto progresista de los catalanes. Cuatro de cada diez electores del PSC se muestran indecisos y solo un 46,5% garantizan que elegirán la papeleta que encabeza Miquel Iceta, según datos de la última encuesta del Gabinet d’Estudis d’Opinió Pública (GESOP) para El Periódico.

“Pretendida izquierda”

Para taponar eventuales fugas de votantes socialistas a Unidas Podemos, desencantados por la repetición electoral y por la gestión de la crisis catalana, Sánchez eleva el tono contra Pablo Iglesias. Este lunes, se dirigió a la formación morada como la “pretendida izquierda” y la acusó de alinearse con la derecha para construir un “muro” que bloquea la continuidad del PSOE en el Gobierno. “Solo hay un camino para derruir ese muro”, dijo, “reunir todas las fuerzas para construir un gobierno progresista y fuerte”.

Sánchez empieza este jueves en Sevilla una campaña en la que se exprimirá al máximo, con dos y tres actos diarios. El último, en Barcelona, el 8-N por la tarde.