Los contactos entre Calvo y Aragonès siguen siendo superficiales y sin calado

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Xabi Barrena

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“La Moncloa juega a dividir al independentismo”. Esa es la conclusión que se extrae en la parte republicana del Govern después de que el Ejecutivo español diera a conocer unos supuestos contactos entre la vicepresidenta Carmen Calvo y su homólogo Pere Aragonès. Una forma de quitar hierro a la reiterada negativa del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, de deslizar su dedo por la pantalla y responder las llamadas de Quim Torra.

Lo cierto es que, según fuentes del Govern, estos contactos se limitan a lo mínimo y carecen de todo calado político. “Son los mismo contactos que se mantienen después de que, tras la cumbre de Pedralbes y el asunto del relator, el Gobierno se levantara de la mesa”, apuntan estas fuentes.

Eso sí, tras las elecciones del 28-A sí hubo un repunte de esos contactos tanto a nivel institucional, con los vicepresidentes, como en el plano de los partidos, con Gabriel Rufián y la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra. “Pero el PSOE pronto se focalizó en Unidas Podemos y abandonó la línea”, apunta una fuente republicana.

Así, si se pregunta a fuentes de la Vicepresidència catalana cuál es el estado de las conversaciones está responde categóricamente: “Paradas”. Los cuatro mensajes que se puedan haber cruzado carecen de significado más allá de lo técnico.

También confirman el malestar en el Palau de la Generalitat “por el 'ninguneo' que Sánchez hace del Govern y su nulo interés en dialogar” y, también, por ese intento de división interna. Según estas fuentes, Sánchez saca réditos de la evidente fractura en el Govern, cuyo máximo ejemplo se produjo la semana pasada cuando Torra dio a conocer su propuesta de nuevo referéndum sin que sus ‘consellers’ supieran nada.