REACCIÓN AL FALLO DEL TS

El soberanismo choca por la respuesta institucional a la sentencia del 'procés'

Quim Torra, en un momento de su intervención en la sesión de control del Parlament.

Quim Torra, en un momento de su intervención en la sesión de control del Parlament. / periodico

Fidel Masreal / Júlia Regué / Xabi Barrena

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Pasada la impresión y emotividad del primer día, el de la publicación de la sentencia por el juicio al ‘procés’, han aflorado de nuevo las mismas disensiones entre JxCat, ERC, CUP y 'comuns' que habían impedido, a lo largo de las semanas previas, alcanzar un acuerdo sobre cómo responder institucionalmente a la sentencia del Tribunal Supremo.

Así, el pleno extraordinario que se celebrará este jueves en el Parlament como reacción a lo dictado por el alto tribunal no someterá a votación ninguna propuesta de resolución firmada por todo el soberanismo que escenifique una unidad estratégica contra el fallo, según ha podido saber EL PERIÓDICO. Al menos por ahora, ya que hay fuerzas políticas que pretenden presionar hasta el último minuto para entrar una propuesta. Si esto no sucede, el pleno contará solo con la intervención, a petición propia y sin límite de tiempo, del ‘president’ y las posteriores réplicas. Nada más, pese al anuncio hecho por el propio Torra en la pasada moción de censura presentada por Cs, de que la respuesta institucional la daría el Parlament. Una forma, además, de trasladar la patata caliente al presidente de la Cámara, Roger Torrent.

La iniciativa que había sobre la mesa abogaba por la "soberanía", la "amnistía" y la "autodeterminación", pero los requerimientos del Tribunal Constitucional (TC) advirtiendo a los miembros de la Mesa de que un descarrile de la legalidad puede conllevar consecuencias penales han hecho que se enfríe esa idea. Los socios de Govern no quieren poner en riesgo las instituciones y mucho menos que se aplique de nuevo el artículo 155 de la Constitución. Para los 'comuns' es un sosiego porque así tienen un margen de tiempo para perfilar su postura con el 10-N a la vuelta de la esquina. La CUP, en cambio, aprieta con la desobediencia institucional y se ofrece a entrar en la Mesa para facilitar las tramitaciones, aunque JxCat y ERC lo entienden como un simple amago. 

El propio Oriol Junqueras, recientemente, recalcó que no había que caer en respuestas que supusieran fuegos de artificio. Una forma de reiterar que sacar adelante medidas simbólicas que no supongan un avance efectivo hacia la independencia, que sí puedan derivar en consecuencias legales, no eran deseables. Y es que ERC trata, sobre todo, de proteger la figura de Torrent, más aún tras verse discutido por algunos sectores del independentismo por no haber tramitado, el 30 de enero del 2018, la sesión de investidura de Carles Puigdemont. La prohibición expresa del Tribunal Constitucional hizo desistir al republicano, en la línea de lo que ha pedido siempre Junqueras desde la cárcel. 

Un Govern "lleno de contradicciones"

En las filas de la CUP no ha sentado bien que se aparque la reacción en el hemiciclo y que el pleno del jueves se limite a la intervención de Torra: "La centralidad no pasa por la comparecencia del ‘president’, sino por que tengamos una propuesta de resolución conjunta que dé respuesta al momento político", espetó en una rueda de prensa en la Cámara catalana el diputado Vidal Aragonés. "El pueblo estaba absolutamente alzado. Necesitamos una fuerzas democráticas absolutamente alzadas aquí en el Parlament", abundó, y se preguntó: "¿De qué sirve este Parlament si no se puede hablar de todo?".

Los 'comuns' no entraron al trapo y valoraron que la comparecencia de Torra es una iniciativa para conocer cuáles son sus planes y qué quiere conservar con el presidente del Gobierno en funciones Pedro Sánchez. Eso sí, Jéssica Albiach criticó que el Govern "esté lleno de contradicciones" porque "va con una mano haciendo tuits llamando a las movilizaciones y con la otra da instrucciones de golpear a los manifestantes". En cuanto a las cargas en el Aeropuerto de El Prat, los morados pidieron la dimisión del ‘conseller’ de Interior, Miquel Buch, y la CUP su comparecencia en comisión, también la del ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, y de la delegada del Gobierno, Teresa Cunillera.

Los posconvergentes defendieron la comparecencia de Torra y advirtieron de que la sentencia "ha cambiado las reglas del juego". El portavoz parlamentario del grupo, Eduard Pujol, lamentó que el Estado haya "limitado" la acción parlamentaria y que esta se haya convertido en algo "complicado y difícil". "Este es el entorno de censura que plantea la sentencia", añadió y apostó por "una nueva mirada más estrecha" porque alguien "como el Estado, puede hacer trampa". "Escuchar el ‘president’ Torra es pertinente, toca, y esta comparecencia es de alto valor político y simbólico. El país lo espera", aseguró.

A todo esto la dinámica electoral no es ajena a las tensiones internas del secesionismo. Por ejemplo, en las críticas que el candidato de ERC al Congreso, Gabriel Rufián, vierte sobre la actuación, a su entender desmesurada, de los Mossos d’Esquadra, responsabilidad del ‘conseller’ convergente Miquel Buch. También en la búsqueda del cuerpo a cuerpo en las redes sociales que intenta la cabeza de la lista posconvergente Laura Borràs con el mismo Rufián, a cuenta del eventual apoyo de ERC a una investidura de Sánchez. Y un ítem más: no cabe olvidar que la CUP se presenta por primera vez a las elecciones al Congreso.