sentencia del 1-O

Sánchez llama a abrir una "nueva etapa" tras la sentencia y descarta el indulto

Pedro Sánchez, en Moncloa

Pedro Sánchez, en Moncloa / periodico

Juan Ruiz Sierra / Iolanda Mármol

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Pedro Sánchez quiere que la sentencia del Tribunal Supremo sobre el 'procés' sea el punto de inflexión que permita abrir una "nueva etapa" en Catalunya, un nuevo ciclo en el que la Generalitat asuma que el proyecto independentista ha "naufragado" y abandone la ruptura del orden constitucional.  Con el objetivo de allanar el camino a ese nuevo escenario, el presidente mostró su voluntad de "contribuir al diálogo" si el secesionismo abandona el camino de la ruptura,  pero también advirtió de que el Gobierno central permanecerá "atento" para garantizar el cumplimiento de la legalidad si no es así.

En una declaración institucional en la Moncloa a mediodía de este lunes Sánchez apostó por el "cumplimiento íntegro" de la sentencia, descartando así los posibles indultos y también la amnistía que piden JxCat y ERC. Esa actitud encaja con las peticiones de PP y Ciudadanos, que se niegan a que los presos puedan obtener medidas de gracia y que pidieron al presidente que rechace públicamente esa posibilidad. Por la tarde Sánchez, llamó a Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias para buscar unidad en la respuesta a la sentencia. Fuentes gubernamentales indicaron que las conversaciones fueron "constructivas" y con un espíritu de "lealtad institucional". El presidente de Cs pidió al jefe del Ejecutivo una reunión que no llegó a concretarse. Sánchez, que en su intervención no mencionó la ley de seguridad nacional ni el artículo 155,  transmitió a los líderes de la oposición que si fuera necesario tomar medidas excepcionales "serían compartidas".  

"El Gobierno siempre contribuirá al reencuentro de la sociedad catalana. Catalunya tiene que dialogar con Catalunya. Su problema no es de independencia, sino de convivencia. La Generalitat y el Parlament deben asumir la responsabilidad de representar a todos los catalanes. Si así lo hacen, encontrarán al Gobierno dispuesto a contribuir al diálogo", señaló Sánchez, que abogó por dejar de lado los extremismos y "empezar una etapa nueva, con vuelta a la concordia". Dio por hecho que vienen momentos difíciles a corto plazo, con movilizaciones sociales y retóricas encendidas que el Ejecutivo, a las puertas de las generales del próximo 10 de noviembre, espera que no conduzcan a la violencia. "En estos días vamos a asistir a los estertores de una etapa superada", opinó.

El líder socialista aplaudió a los magistrados del Supremo por haber dirigido un proceso con "transparencia y plenas garantías", ante lo que solo cabe "acatar" el fallo, garantizando su "cumplimiento íntegro". Porque lo que se ha juzgado, explicó Sánchez, es la vulneración de los principios constitucionales de "igualdad, diversidad territorial e inviolabilidad de la integridad territorial" por parte de los dirigentes independentistas, que "fracturaron la convivencia", "atropellaron el Estatut y quebrantaron unilateralmente la ley" y "atacaron los derechos y libertades del conjunto de catalanes y españoles".  

Sánchez empleó primero el castellano y después el inglés. El Gobierno está preocupado por cómo será interpretada esta sentencia en el extranjero, y fuentes de la Moncloa señalan que uno de los fallos de Mariano Rajoy como presidente en todo este conflicto fue minusvalorar el impacto internacional del 'procés'. A primera hora de la mañana, de hecho, el Ejecutivo distribuía un vídeo en el que la vicepresidenta, Carmen Calvo, y ocho ministros ensalzaban en varios idiomas la democracia española. En la tarde, la secretaria de Estado de España Global, Irene Lozano, reunió a diplomáticos extranjeros para dar cuenta de la situación y envió información a las embajadas españolas en el exterior. 

Escenario electoral

Hace unos días, un veterano dirigente del PSOE analizaba la situación preelectoral, a menos de un mes de las generales del 10 de noviembre, las cuartas en cuatro años. El socialista se detenía en la necesidad de movilizar a su electorado, que todavía, explicaba, no había despertado del todo. En la importancia de explicar bien los motivos de la repetición de los comicios. En la apuesta de Sánchez por acudir de nuevo a las urnas, muy arriesgada a su juicio. Y en cómo estaban los adversarios de un PSOE por el momento estancado en el entorno de sus 123 diputados actuales. "Pero todo esto –dijo-, cambiará el próximo lunes, cuando se conozca la sentencia".

Desde que se conoció que el Supremo no iba a apreciar rebelión, optando por las penas más leves de la sedición, una sensación de alivio recorrió el entorno de Sánchez. El pasado noviembre, poco después de llegar los socialistas al poder, la Abogacía del Estado, que representa y depende del Gobierno, presentó su escrito de acusaciones. Hasta entonces, había defendido la existencia de rebelión, pero en el último momento acusó por sedición. La apuesta fue controvertida, y entre otras cosas provocó la salida del abogado del Estado que había dirigido esta iniciativa (Edmundo Bal, ahora diputado de Cs), pero se ha visto refrendada por los magistrados.

El Ejecutivo cree que el mensaje de "ley y diálogo" que enarbola será el que se acabe imponiendo en la ciudadanía, en especial si no hay graves incidentes en las calles catalanas o por parte de la Generalitat y los partidos independentistas. A las puertas de las generales, los socialistas anticipan que Sánchez, que en los últimos tiempos ha endurecido su discurso, poniendo sobre la mesa la posibilidad de aplicar el 155 de la Constitución y la ley de seguridad nacional, será visto en las urnas como el "único que puede arreglar este problema".

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