LA FIESTA NACIONAL DE CATALUNYA

Diada sin unidad a la espera del Supremo

Diversas personas solicitando información en el espacio 'Eines de País', ubicado en el Pla de Palau.

Diversas personas solicitando información en el espacio 'Eines de País', ubicado en el Pla de Palau. / periodico

Fidel Masreal

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En suspensión. Esperando a Godot. Esperando la sentencia y la unidad, el independentismo. Negándose un año más a compartir unos actos institucionales claramente politizados, la oposición. Enrarecido, el soberanismo de base. Y tratando con poco éxito los partidos y el 'president' de decretar una tregua de varias horas. Así se vive la Diada del 2019, que mostrará de nuevo ese espejo poliédrico ("'Un sol poble'?" pregunta clave) de la sociedad catalana: por la mañana, en el Carmel, homenaje a Allende; por la tarde, el independentismo exhibiendo por enésima vez músculo ante la enésima muestra de indiferencia del Estado; de noche –¿quién dijo qué de la conciliación?–, el acto de Govern y Parlament en la plaza de Sant Jaume con Ada Colau pero sin Ciutadans, ni PSC ni PP. [Sigue la última hora de la Diada 2019 en directo.]

Ni el discurso del 'president', Quim Torra, ha logrado en esta ocasión fijar un titular, una bandera, como si se contagiara de la manifestación vespertina de la ANC, que en esta ocasión prescinde de performances y se centra en mensaje sin fecha de caducidad: 'Objectiu: independència', a la vista de la falta de una hoja de ruta mínimamente unitaria.

Discurso calcado

El 'president' calcó parte del discurso del año pasado, en el que recordó los hechos de 1714. Ayer, como hace un año, invocó al "coraje". Ayer, como hace 365 días, apeló a ejercer el derecho de autodeterminación (en el 2018 habló de hacer efectiva la república). Ayer, como hace un año, aseguró que Catalunya ejercerá todos los derechos que le sean negados.

Fue el clásico discurso de todo 'president' en la Diada: autoafirmación y cierta retórica (ayer apeló a "segar cadenas", como reza el himno de Catalunya, al deseo de libertad y a la fuerza de las luchas "democráticas y pacíficas" si tienen el apoyo de la mayoría, algo de lo que, por cierto, hoy carecen, en términos de mayoría absoluta de votos). Pero los discursos de las 'Diades' son más bien retórica. En el del 2017, Carles Puigdemont aseguraba que solo el Parlament podía inhabilitar al Govern... y 47 días después, el 155 destituía de forma fulminante al Consell Executiu.

Escaramuzas

Por no hacer, Torra no hizo ni hincapié en la palabra tótem del soberanismo: la unidad. La citó una sola vez, de pasada. El mismo día en que las escaramuzas entre los dos polos seguían vivas. Una 'consellera' de ERC afeaba un tuit al líder del PDECat, y en Tortosa republicanos y posconvergentes se lanzaban dardos a cuenta de la no retirada de simbolos franquistas en la capital del Baix Ebre.

El ‘president’ también obvió que puede dejar de serlo en los próximos meses debido a una simple pancarta que se negó a retirar del Palau pese al requerimiento de la Junta Electoral. Finalmente la quitó, pero Torra puede ser inhabilitado tras el juicio que se celebra el 25 y 26 de septiembre. Mientras sigue coqueteando con la idea de no acudir –algo que le permite la ley–, el TSJC rechazó ayer su petición de recusación contra el presidente de esta institución, Jesús María Barrientos.

El Govern y el independentismo impusieron ayer en la Mesa del Parlament la celebración del debate de política general los mismos días del juicio, frente a la crítica de toda la oposición, incluidos los 'comuns'. No todos en Palau ven clara la estrategia del 'president' ante el juicio, pero se cierran filas.

Pero no será la Diada del discurso de Torra, sino, otra vez, de la manifestación de la ANC. El acto supera ya los 400.000 inscritos. Todos los partidos independentistas acudirán con sus dirigentes. Juntos pero no revueltos. Ejemplo: los ‘consellers’ no irán juntos, sino con sus familiares o sus partidos respectivos. Se prevé que en las declaraciones públicas reine el fair play.

La legitimidad del 1-O

Pero habrá que estar atento al estado de ánimo de los miles de manifestantes en los 26 tramos en los que, como cada año, se divide la convocatoria, que esta vez tiene su epicentro en la plaza de Espanya. El año pasado ya mostraron su hastío con sus representantes, a los que Elisenda Paluzie, líder del ANC, reprochó falta de coraje y determinación para ejercer la independencia. La intención de la Assemblea es presionar hoy en un sentido similar al de Torra y Puigdemont: ejercer la autodeterminación y culminar el mandato del 1-O.

Pero ahí radica el núcleo de la discrepancia: ERC sigue negando legitimidad total a esa votación para proceder a proclamaciones unilaterales y reclama cada vez con más claridad unas elecciones para resolver el dilema que atenaza al soberanismo. Tampoco lo ve parte del PDECat. Y mucho menos los 'comuns'.

Con estos mimbres y mirando al cielo por la lluvia, la Diada en suspensión y a la espera de todo o de nada.