REUNIÓN PSOE-PODEMOS, EL JUEVES

Sánchez vislumbra un 'no' de Iglesias y se prepara para el 10-N

Pedro Sánchez  interviene en la presentación de la propuesta abierta de  Programa común progresista.

Pedro Sánchez interviene en la presentación de la propuesta abierta de Programa común progresista. / periodico

Iolanda Mármol

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Pedro Sánchez lanzó este martes la que previsiblemente será su última oferta a Pablo Iglesias envuelto en la liturgia electoral. En un acto de escenografía mitinera, arropado por los miembros de su Gobierno y respaldado por el aparato del PSOE habló a los españoles para explicarles que no hay condiciones de confianza que permitan a Unidas Podemos ser un socio dentro de la Moncloa, pero sí un aliado leal que evite la vuelta a las urnas. Sobre el escenario, Sánchez desplegó la propuesta: 370 medidas progresistas, altos cargos de la administración para los morados y herramientas para verificar que el acuerdo programático se cumple. Nada parece indicar que Iglesias vaya a aceptar el trato, determinado como está a conseguir la coalición que acarició en julio y con la sospecha de que los socialistas ya han decidido repetir los comicios. Aunque puede haber nuevos golpes de efecto en los diecinueve días que quedan para evitar la cita del 10 de noviembre, Madrid respira aroma electoral a dos días de la reunión de los equipos negociadores de PSOE y Podemos.

“La propuesta del presidente es genuina, si Iglesias dijese que sí a negociarla se aceptaría, pero aquí se ha instalado la sensación de que no la va a aceptar, de que vamos a elecciones, aunque en verdad nadie las quiere”, resumen fuentes gubernamentales a EL PERIÓDICO. Admiten que el acto en el que Sánchez presentó su programa para un 'Gobierno progresista' se concibió con escenografía electoral, para exhibir fuerza frente a la negociación y frente a una más que probable repetición de las legislativas. La voluntad es que Podemos acepte, insiste el Gobierno, pero en la Moncloa ya se ha instalado una percepción de elecciones. “Nadie está mirando con expectación el teléfono para ver que responde Iglesias”, reconocen fuentes del Ejecutivo.

Iglesias respondió lo esperable. Primero, se avanzó. A primera hora, en los Desayunos de TVE, subrayó que cree que Sánchez ha puesto rumbo a elecciones y que para evitarlas el único camino es que ceda a una coalición como garantía de que cumplirá sus promesas programáticas. Sánchez ofreció a mediodía que Unidas Podemos ocupe altos cargos en las instituciones del Estado y una “triple garantía” para verificar el pacto: la creación de una comisión fiscalizadora dependiente del ministerio de Hacienda, comisiones de seguimiento en Congreso y Senado, y otro control por parte de asociaciones civiles. Tras escuchar la propuesta Iglesias respondió a su manera. Colgó un tuit con un fragmento de la entrevista en TVE en el que insiste en que la única garantía es la coalición.

Momento decisivo

Fuentes podemistas opinan que lo ofrecido por Sánchez es solo un paso atrás y creen que habrá una nueva oferta en el último instante. “Ellos no creen que vamos en serio, pero esta será la última oferta. Nos la jugamos. O aceptan o elecciones”, advierten fuentes gubernamentales. Otras voces del Ejecutivo avisan: “Nos acercamos al momento decisivo. La coalición está al 100% descartada, absolutamente, que la olviden. No hay deseo electoral, pero si quieren negociar es ahora”.

Sánchez e Iglesias exponen narrativas distintas, casi antagónicas, que solo coinciden en que la desconfianza es recíproca. Sánchez alega que la relación con Podemos se quebró el 25 de julio, cuando no apoyaron su investidura. Dirigiéndose a los ciudadanos explicó que desde entonces la coalición es algo inviable. “No hay condiciones para convertirlos en socios de Gobierno pero eso no tiene porque convertirlos en adversarios. Podemos ser aliados leales”, defiende.“No compartimos tanto como para gobernar juntos”, pero, “mi disposición al acuerdo es sincera y total. Si ha fallado la confianza, trabajemos para reconstruirla”, apeló.

Iglesias tiene una visión distinta. Admite que en algún momento la relación fue “cordial” y a veces incluso “afectuosa”, pero pone en cuestión la credibilidad del presidente. “¿Cuánto vale la palabra de Pedro Sánchez?”, plantea. Siente que el líder socialista le trata con desprecio y alega que no está dispuesto a sufrir más ofensas. “No pueden pretender que se nos humille más, ya hemos aceptado suficientes humillaciones”, lamenta.

Ante la desconfianza, reclama la garantía de la presencia morada en el Gobierno. Se compromete a leer con atención la propuesta de Sánchez, pero insiste en la coalición. Con esta distancia, los negociadores de PSOE y Unidas Podemos se reunirán el jueves por la tarde en el Congreso de los Diputados. El Ejecutivo sostiene que solo si en ese encuentro hubiese un avance sustancial se cerraría una cita entre Sánchez e Iglesias.

Investidura gratis

En su oferta, Sánchez trató de vacunarse este martes contra una posibilidad intermedia: que Iglesias le ofrezca en el último minuto una investidura gratis, sin compromiso programático. Fuentes gubernamentales explican que el presidente “puso un candado” a esa posibilidad de salvarlo ahora para tumbarlo en escasos meses cuando apeló a la estabilidad y a un pacto de legislatura que comprometa a Podemos a respaldar las políticas progresistas.

Con este contexto, el PSOE ofreció este martes que Sánchez se someta a la sesión de control en el Senado el 24 de septiembre, un día después de que expire el plazo para evitar elecciones. Si no hay investidura, evitará la comparecencia.