LOS ALCALDES DEL 26-M

Pau Ricomà: "Hay que acabar con el clientelismo en Tarragona"

Pau Ricomà, alcalde de Tarragona

Pau Ricomà, alcalde de Tarragona / JOAN REVILLAS

Maria Fàbregas

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Pau Ricomà (Tarragona, 1957) dice que no le gusta jugar a las quinielas, pero ha sabido resolver a su favor el empate electoral de ERC –partido en el que milita desde hace casi dos décadas– con el PSC a siete concejales al cerrar un acuerdo con En Comú Podem para garantizar la gobernabilidad de su ciudad, y acaparar los votos de Junts per Tarragona y la CUP para su investidura. No satisfecho con ello, aspira a gobernar "a cuatro bandas".

¿Llegarán a buen puerto las negociaciones con la CUP?

Después del parón estival retomaremos las conversaciones desde la confianza mutua para, si cabe, revisar el cartapacio y repartir tareas y obligaciones.

Pero la CUP pone algunas condiciones, como la rebaja de sueldos y la defensa soberanista.

Ese no es el debate real de las conversaciones, sino cómo nos organizamos para impulsar un cambio en la ciudad basado en la convivencia. Partimos del entendimiento mutuo y el respeto a todas las posiciones. Dicho esto, considero que la responsabilidad de alcalde tiene que ir acompañada de una retribución adecuada, como en cualquier empresa privada. En muchos temas nacionales no coincidimos con muchas de las visiones del resto de partidos, pero en el gobierno cada partido se expresará a su manera y la convivencia no vendrá por hacer callar al otro, sino por el respeto a lo que diga.

¿También espera que Junts per Tarragona esté en el gobierno?

No han exigido entrar en el gobierno, pero sí hemos cerrado un pacto que les otorga una cuota de gobierno con, por ejemplo, responsabilidades en algunas empresas municipales.

¿Se han unido para evitar que Josep Fèlix Ballesteros volviera a la alcaldía, como ha ocurrido en Badalona con Xavier García Albiol?

La apuesta no es una suma para que no gobierne el PSC, sino abrir una etapa para trabajar más por la ciudadanía y acabar con el clientelismo instalado en Tarragona. Para cambiar el rumbo de la ciudad, en positivo.

¿Clientelismo es sinónimo de trato de favor?

En general, no se han aplicado criterios objetivos e igualitarios en determinadas actuaciones y no se ha gestionado desde la igualdad de oportunidades para toda la ciudadanía. Los ejemplos los encontramos en el reparto de cualquier tipo de subvenciones y en cómo se han contabilizado en los presupuestos, impuntándolas en distintas áreas.

¿Los Juegos del Mediterráneo fueron el talón de Aquiles de Ballesteros?

Fueron varias cosas. La ceremonia inaugural de los Juegos fue todo menos la proyección internacional de Tarragona, pero sobre todo el error fue gobernar de espaldas a la gente. Durante el 1-O, en Tarragona se pegó a los vecinos y la única penosa actuación que hizo el alcalde fue -sobre las ocho de la tarde- difundir un vídeo para criticar la violencia ejercida tanto por la Policía Nacional como por los vecinos, por parapetarse detrás de contenedores. Eso fue insultante. Por encima de lo que piense cada uno, un alcalde debe defender a su gente y, evidentemente, el 1-O no había ningún motivo para que pegaran a la población.

¿Ahora tendrán un alcalde para defenderles?

La ciudadanía no quiere confrontaciones inútiles, sino un cambio en positivo para sumar y, en este sentido, creo humilmente que ERC fue el partido que propuso un programa de cambio más claro, más participativo y convivencial. Es nuestra clave: cambio y convivencia son nuestros dos objetivos y creo que la gente lo ha entendido.

¿Cree que la convivencia entre vecinos está erosionada?

Al contrario. Acabamos de celebrar las Festes de Sant Magí y es la primera vez en años que, sobre todo en la procesión, los silbidos o manifestaciones habituales se han cambiado por aplausos, sonrisas y 'selfies'.

¿Qué espera de la Diada a pocas semanas de su celebración?

Unidad con objetivos cívicos compartidos. Tiene que pasar por encima de la interpretación que cada uno haga de la situación y la solución para Catalunya. Desde una ciudad muy diversa como Tarragona, la única manera de avanzar como municipio y como país es desde el diálogo, el consenso y la cooperación, porque el objetivo para una parte muy importante de la población sigue siendo el mismo. Hay que explicarse a la sociedad de la mejor manera para intentar sumar y crecer, y entender que el que no quiere sumar no es porque quiera hacer daño.

¿Y el cambio de ciudad que impulsará ERC con el resto de fuerzas en qué se concretará?

La participación ciudadana será clave a través de la creación de cinco consejos de distrito: Ponent, Nord, Centre Històric, Eixample y Llevant. Serán un canal de participación por el cual las actividades vecinales, cívicas deportivas, lúdicas, culturales, artísticas, los centros de salud, las escuelas, los servicios sociales… tendrán voz. No será desde el ayuntamiento desde dónde se dirigirán y elegirán las actuaciones municipales, sino que serán los distritos los que aborden los problemas y planteen soluciones. El empoderamiento de los ciudadanos es la clave del futuro de Tarragona.

¿Cuáles son los problemas más urgentes?

El valor del espacio público, la desertización comercial en determinadas zonas, recuperar la cultura como motor de transformación y, sobre todo, abordar el problema de la vivienda. El urbanismo será un campo de batalla. Mientras un informe de la Agència Catalana de l'Habitatge determina que somos la ciudad de Catalunya con más pisos en estado ruinoso, se ha planificado un proyecto como el de la Budellera para expandir la ciudad con importantes afectaciones a nivel paisajístico y medioambiental. El informe de Habitatge cifra en el 5% el porcentaje de primeras viviendas que tenemos en estado ruinoso o con problemas estructurales, doblando el porcentaje de ciudades con poblaciones similares a la nuestra. En Sabadell o Terrassa es del 1,4%, y en otras bastante envejecidas como Reus, Tortosa o Valls está entre el 1,4% y el 2,5%.

¿Paralizará el proyecto de la Budellera, con más de 4.000 nuevas viviendas en el barrio de Llevant?

No tiene sentido construir un barrio de estas dimensiones cuando en el centro de la ciudad tenemos una oferta vacía, aunque obsoleta. Trabajaremos para revertir la situación facilitando ayudas a la rehabilitación a través de otras administraciones y usando todos los recursos legales existentes para presionar a los tenedores de inmuebles en mal estado.

¿Cómo están las arcas de Tarragona?

Aún estamos trabajando en el análisis de la situación contable que heredamos. Lo que más abunda es una cierta confusión en las cosas. La gestión municipal estaba falta de transparencia y objetividad. Pero no hemos decidido aún si encargaremos una auditoría.

¿Es un error ver sólo el patrimonio histórico como valor cultural de la ciudad?

El patrimonio monumental es una parte importante a la que no podemos renunciar y en la que trabajaremos para convertir las visitas en auténticas experiencias para el visitante. Pero después de muchas décadas de funcionamiento del Conservatori de Música, de la Escola d'Art y de las universidades, tenemos una generación con más creadores, mejores intérpretes y mejores gestores culturales que no dispone de herramientas para que se visualice su trabajo. Entre el patrimonio y la cultura contemporánea puede haber un dialogo constante y visible que la ciudad puede aprovechar.

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