La polémica de los 'ongietorris'

Los niños que sonríen a los terroristas

homenaje etarra Hodei Ijurko

homenaje etarra Hodei Ijurko / COVITE

Luis Rendueles

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Nunca faltan en los ongi etorri o bienvenidas a los terroristas de ETA que regresan a sus lugares de origen tras haber cumplido condenas de prisión. Son la imagen de la inocencia en la liturgia abertzale reservada solo a los etarras que no se han arrepentido ni pedido perdón por sus crímenes. Son niños, desde bebés a adolescentes, que participan según sus posibilidades y sus conocimientos en homenajes a delincuentes y criminales. Las imágenes grabadas en esos actos los muestran siempre. A veces, riendo, aplaudiendo, mirando desde una sillita, aupados a hombros de sus padres para no perder detalle.

"En esa macabra escenografía habitualmente figuran niños y niñas en primera fila, jóvenes a quienes se oculta premeditadamente la trayectoria de los criminales y las vidas que han destrozado", aseguran las denuncias de Covite ante la Audiencia Nacional. Fuentes policiales explican que a veces son los propios hijos o sobrinos de los terroristas, pero siempre hay cerca otros chavales del pueblo. Hijos de amigos, de vecinos, de simpatizantes de la causa… a quienes se exhibe a los terroristas "como ejemplo a seguir".

Las imágenes no dejan lugar a dudas. Un vídeo muestra a varios chavales saludando felices la llegada a Etxarri-Aranaz de su vecino, Hodei Ijurko, condenado por planear el asesinato de 11 guardias forestales. Once niños le esperaban a su regreso, en septiembre de 2018. En otras ocasiones, el etarra homenajeado recibe un ramo de flores de manos de un chaval. Mikel Oroz, alias Peru, entró triunfal en Pamplona, como si hubiese ganado un Tour de Francia, con dos bebés en brazos. Después, puño en alto, se detuvo a besar a otro recién nacido que estaba en brazos de su madre en el homenaje.

Culto al terrorista

Las denuncias que investiga la Audiencia Nacional apuntan que esos homenajes "fomentan la radicalización de los más jóvenes" y les inculcan "odio" y "culto al terrorista". Covite se pregunta en sus escritos: "¿Quién nos puede garantizar que esos mismos jóvenes y niños que se ven en todos los homenajes no vuelven a tomar de nuevo las armas?". Un informe de la Guardia Civil sobre el acto en memoria de la etarra Belén González Peñalba afirma que "uno de los objetivos principales de los actos de homenaje es dar legitimidad a la actividad terrorista realizada por los militantes de ETA, por lo que indirectamente en la creación de un clima propicio para la comisión de acciones violentas, a imagen y semejanza de las realizadas por los homenajeados, presentados como un modelo a seguir".

Se da la circunstancia de que la única condena emitida por la Audiencia Nacional contra homenajes a etarras de los últimos tres años fue contra seis menores de edad. El  juez De Castro, del Central de Menores, condenó a seis meses de trabajos sociales a cada uno de los estudiantes de un instituto Agustín Iturriaga, de Hernani (Guipúzcoa), que participaron en un homenaje a 22 terroristas celebrado dentro de su instituto. Los seis chavales cogieron cada uno una fotografía de un etarra con el cartel "Agur Eta Ohore, Gudari Eguna".