LOS ALCALDES DEL 26-M

Miquel Pueyo: "En Catalunya ha habido un exceso de profecías"

Miquel Pueyo, alcalde de Lleida

Miquel Pueyo, alcalde de Lleida / RAMON GABRIEL

Maria Fàbregas

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Miquel Pueyo (Lleida, 1957), de raíces aragonesas, sitúa sin tapujos su independentismo en el mapa de la historia de Catalunya en 1988. No en vano fue uno de los tres diputados que impulsó y votó la primera iniciativa parlamentaria sobre el derecho a la autodeterminación en 1991. "El resto de diputados nos observaban con cierta conmiseración y pensaban que éramos tontos, pero hemos llegado a ver el 1-O, que es evidente que fue una derrota del Estado, algo impensable hace cinco años".

También era imprevisible para algunos hace cinco meses que Lleida fuera un feudo de ERC. ¿Es mucha responsabilidad ser el primer alcalde republicano desde la guerra civil?

La verdad es que sí. No negaré una cierta sensación de vértigo ante la magnitud de la tarea, pero como no creo en los líderes salvíficos, mi capacidad de liderazgo –si la tengo– será la de crear equipo y dar oportunidades a los jóvenes que me acompañan en la lista para cambiar Lleida. El proyecto del PSC en los últimos 40 años ya estaba agotado, y a pesar de que es un agente político importante, en Lleida necesita pasar una temporada en el banquillo en términos deportivos y desde el respeto.

Inicia el mandato con un pacto con Junts per Lleida y el Comú de Lleida y la creación de una comisión cívico-política sobre los acontecimientos del 1-O.

La comisión, aprobada con el cartapacio, funcionará en septiembre. No tiene que generar miedos. Lo que pretendemos es describir de forma plural y objetiva qué pasó el 1-O en Lleida porque ahora solo tenemos un relato de la Fiscalía que no se corresponde con los hechos.

Mencionó esta comisión en su discurso de investidura, de marcado contenido político.

Mencioné a los exiliados y a los presos, el 1-O, pero también estuvo muy orientado a la necesidad de diálogo político. La situación actual de conflicto entre Catalunya y España no se resolverá por la vía judicial o de la violencia, por lo tanto solo queda la vía política de dialogar, ceder, concertar… Así me dirigí a los concejales que podían apoyarme para la alcaldía, pero también a los del PSC (hay ediles que se sienten incómodos con lo que sucedió el 1-O), y a los del PP y Cs, con los que podemos acordar algunas cosas o convivir cuando no sea posible el entendimiento.

Se estrena en la política municipal a pocos meses de la esperada sentencia del juicio del 1-O. ¿Teme sus consecuencias?

No quiero profetizar. Los profetas son personas indignadas. En Catalunya ha habido un exceso de profecías. Creo que habrá una sentencia dura y tendremos personas inocentes condenadas a cárcel durante años o a vagar por el exilio. No sé cuál será la reacción civil, pero auguro una continuidad de acciones en dos frentes: el de la internacionalización –a veces decepcionante pero uno de los pocos ámbitos en que los catalanes podemos seguir ganando terreno– y el interno –para ganar con más contundencia todas las elecciones que se convoquen–. Pero soy incapaz de imaginar por qué caminos transcurrirá la política. La historia sigue ritmos y ciclos que no están vinculados a los de la vida de una persona y no debe someterse al exceso de ciclotimia que ha habido en Catalunya, que va desde el 'ya lo tenemos al alcance' al 'ya lo hemos perdido para siempre'.

¿Prevé consensos municipales?

Hemos concretado un acuerdo de gobierno muy elaborado en base al consenso. ¡El anexo al cartapacio tiene más de un centenar de páginas! El espacio municipal de ERC con Junts per Lleida y el Comú aspira a representar al 80% de los ciudadanos, no necesariamente independentistas pero que están en contra del encarcelamiento y del exilio de políticos catalanes, que creen que el conflicto entre Catalunya y España solo se resolverá por la vía del diálogo, y que consideran preferentes los valores republicanos a los de la Monarquía… En este marco seremos capaces de gobernar con estabilidad durante cuatro años con un gobierno de coalición, que obliga al diálogo constante. No obstante, no puedo asegurar que la dinámica local de Lleida no pueda resentirse de la inestabilidad global entre Catalunya y el Estado, sometidos a tensiones y con interrogantes tan poderosos.

En el ámbito municipal, tienen sobre la mesa conflictos como el del arte por las obras de Sijena ¿Qué hará desde la Paeria?

Ya en mis anteriores responsabilidades como delegado del Govern en las Terres de Lleida, en las reuniones con los últimos tres obispos he defendido que el pecado original del llamado 'conflicto del arte' es que el nuncio del Vaticano se obstinó en modificar los límites geográficos de la diócesis de Lleida. Y apareció un conflicto que nunca antes había existido. Una actuación que solo se ha aplicado en Lleida. En el resto del Estado no coincide el límite diocesano con el autonómico porque las diócesis se configuraron sobre divisiones asentadas en la época romana. La diócesis de Lleida se descabezó al restarle todo el territorio que coincide más o menos con la Franja de Ponent. Mientras no hubo esta frontera eclesiástica el patrimonio del arte se explicaba en Lleida porque es una capital que, en muchos sentidos, supera sus límites administrativos. No renunciaremos a la capacidad y misión museística de explicar la historia de un territorio que se asienta como mínimo en el siglo XIV. Tatxo Benet acaba de ceder al museo un retablo que ayuda a reconstruir una parte del relato museístico que se perdió con el traslado de las obras a Sijena.

¿Le cuestionan por defender que el espacio público no puede ser neutral?

El espacio público es plural y el único espacio público escéptico es aquel donde se ha suprimido la expresión de la opinión y de la disidencia. La ciudad está llena de opiniones, reclamaciones, expresiones diversas… y no me incomoda. Y en el ayuntamiento se demuestra con la exhibición durante el año de diversas banderas, e iluminado la fachada de diferentes colores en defensa y en solidaridad con diversas causas. Y, efectivamente, una mayoría suficiente de la Paeria considera que se puede posicionar con un lazo amarillo y una pancarta en defensa de los presos políticos.

¿En qué consiste "cambiar" la ciudad?

Conjuntamente con la diputación, la Cambra de Comerç, los servicios territoriales de la Generalitat y los agentes socioeconómicos, tendremos que definir cuál debe ser la marca de ciudad y explorar la aparición de nuevos sectores económicos. Lleida es eminentemente universitaria, pero se ha desaprovechado este perfil a pesar de que hay 12.000 jóvenes que estudian aquí, el 10% de la población. Actualmente, las dos principales áreas de actividad son la agroalimentaria (el sector primario y su transformación) y el comercio y los servicios. Tenemos que fomentar el sector industrial para diversificar la oferta de puestos de trabajo y generar más recursos por rentas.

¿Qué proyectos impulsará?

La nueva estación de autobuses, que revitalizará las calles del entorno, y el saneamiento financiero del Parc Científic i Tecnològic Agroalimentari y de la Empresa Municipal d'Urbanisme. Hemos encontrado la caja municipal vacía y un endeudamiento del 108%. Realizaremos una auditoría interna y, si es necesario, externa. No se trata de destapar supuestos casos de corrupción, sino de separar claramente lo que es público de lo privado y de quitar privilegios, como que los concejales dispongan de una plaza de aparcamiento pública.

Cada verano Lleida es noticia por problemas con los temporeros inmigrantes.

Un 20% de población es de origen extranjero, pero muchos de ellos ya son jóvenes leridanos que mantienen sus orígenes y creencias religiosas. En paralelo, cada verano, para la recolección de la fruta y la falta de mano de obra se concentra la llegada de temporeros de otros países que, a veces, no pueden acceder a un contrato laboral porque no tienen la documentación en regla, o vienen muchos y hay un exceso de mano de obra o no tenían acceso a una vivienda. Por ello, era habitual encontrar a unas 250 personas durmiendo en la calle. Este año hemos constituido una oficina de orientación y acogida y un refugio con aire acondicionado, duchas, consignas y camas provisionales en un polideportivo de la ciudad donde, por un tiempo limitado, se acoge a estas personas. Solo duermen en la ciudad los que no quieren acudir al centro, sobre una quincena de personas. Nos acusan de estar provocando un 'efecto llamada', pero no creo que nadie se desplace a Lleida deslumbrado por la posibilidad de pasar una noche en un polideportivo, sino para encontrar trabajo y ganarse la vida y un salario muy discreto. No es la diferencia racial, sino más bien la pobreza de estos temporeros lo que genera miedo y rechazo entre la población.

"Twitter es la red social más interesante"

<strong><span style="font-size: 1.6rem;">Este fin de semana ha celebrado su natalicio en familia y nos citó para esta entrevista a una 'prudente' hora matutina. ¿La conciliación marcará su mandato?</span></strong>