LA ENCRUCIJADA REPUBLICANA

El debate sobre la estrategia agita a ERC

El vicepresidente del Govern y 'conseller' de Economía, Pere Aragonès.

El vicepresidente del Govern y 'conseller' de Economía, Pere Aragonès. / periodico

Xabi Barrena

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Este otoño se cumplen dos años del choque de trenes entre la Generalitat y el Estado. Momento que coincidirá con el fin del proceso legal a los políticos independentistas lo que, sea en un sentido u otro, abrirà una nueva fase. Bajo estas premisas, ERC se prepara para afrontar esta nueva etapa con un talante interno en absoluto rupturista ni tan solo reformador. La palabra sería actualización. El ‘aggiornamento’ republicano (en italiano todo queda mejor) parte de pilares inamovibles. El primero es que Oriol Junqueras es y será el líder. El segundo es que no cambian los modos, la forma de hacer, pero las situaciones son distintas a las de hace unos meses.

Por ejemplo, Junqueras está en la cárcel y su secretaria general, Marta Rovira, en Ginebra. Y aunque la número 2 sigue bien activa, con presencia por videoconferencia en los cónclaves internos, los republicanos han decidido replicar el tándem intramuros Junqueras-Rovira en otro extramuros. “Son los mini-yo de ambos” pondera con cariño una voz del partido las figuras de Pere Aragonès y Marta Vilalta. Los que llevarán el día a día del partido.

Ello se dirimirá en un congreso del partido en dos partes, donde por un lado se votará la ejecutiva, y donde solo hay una lista presentada, la del doble tándem y por el otro se decidirá que política debe de seguir el partido. Y ahí se prevé más movimiento ideológico porque hay distintas visiones de cómo afrontar el nuevo escenario político. La voluntad de Junqueras de construir una ‘CiU de izquierdas’ que recogiera votos de muchas sensibilidades distintas, lo que los que hacen cursillos de verano en la universidad George Washington llaman ‘catch-all party’, da inevitablemente lugar a tensiones internas entre los extremos. Es  la cara b del proyecto de Junqueras, algo que él ya preveía, pero sin su presencia cohesionadora.

Es por eso que alrededor de, por ejemplo, el Col.lectiu Primer d’Octubre se organizan aquellos que llaman a hacer efectivo el mandato del referéndum. Mientras que, por el otro lado, Joan Tardà se ciñe a la ortodoxia ‘junquerista’ para plantear que “el 1-O se ganó, pero no lo suficiente”.

Cambio en la Moncloa

Porque, otra diferencia en estos dos años, el Gobierno de España no está en manos del PP, sino del PSOE y Pedro Sánchez es, ahora, un tipo al que Emmanuel Macron y Angela Merkel sientan a su mesa. Toca, pues, según Tardà, volver a hacer lo que hizo Junqueras: cargarse de razones y demostrar que ERC es el campeón del diálogo. De lo contrario, siempre el exdiputado en el Congreso, una nueva acción unilateral sin haber agotado todas las vías y dirigida contra Sánchez recibirá aun menos apoyos internacionales que en el 2017.

Todo ello si Sánchez es investido, algo que el sector mayoritario del partido se inclina a permitir, pero que otros, como Primer d’Octubre, quieren evitar.

Toca también redefinir la relación con los ahora socios de Junts per Catalunya, con las futuras elecciones al PArlament ya más o menos a la vista. Y vuelve a estar sobre la mesa la ya antigua voluntad, también de Junqueras, de acercarse a los ‘comuns’. Por varias razones, pero la principal es que la alianza con los posconvergentes, si bien creen que ha sido necesaria, no ha dejado de ser incómoda, no solo por lo que acompaña en cuánto imagen, sino por el deje ideológico. Sin ir más lejos tanto Tardà como Aragonès, en las últimas semanas, han abogado por un Govern “de concentración”, según el vicepresidente, de “frente amplio”, para el exdiputado, que reúna a los partidos que defienden la autodeterminación, esto es, CUP, los ‘comuns’ y JxCat. Con ERC en medio. Algo que desagrada a sectores del propio partido, aun minoritarios. Todo pasa por una victoria en las urnas. Algo que no es descabellado tomando en cuenta que los republicanos han vencido esta primavera en el recuento catalán de las municipales y las generales.

ERC también redefinirá la relación con la ANC. La desconfianza nacida en  el 2015, cuando la entidad fue, contra lo que votó su militancia, el adalid de la lista única, de Junts pel Sí, ha aflorado ya públicamente Los republicanos, expuestos a constantes vituperaciones por el entorno más hiperventilado y afin a la ANC, vieron en las manifestaciones ante su sede como protesta por el pacto entre JxCat y el PSC por la Diputación de Barcelona, como la gota que colmó el vaso del doble rasero. Los ‘exconsellers’ Anna Simó y Josep Huguet han anunciado que no irán a la manifestación de la Diada. Si habrá representantes oficiales del partido, por no hacer más ostensible la ruptura con una entidad que ERC cree que actúa al dictado de Carles Puigdemont.