¿Ha vuelto Convergència?

El 'conseller' Damià Calvet, durante la rueda de prensa que ha ofrecido este lunes.

El 'conseller' Damià Calvet, durante la rueda de prensa que ha ofrecido este lunes. / ANDREA ZAMORANO

Fidel Masreal

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"Ya era hora de que hiciéramos política". Esta es la frase más repetida durante los últimos días en buena parte de las bases de la posconvergencia. La pronuncian en relación al pacto con el PSC para gobernar la Diputación de Barcelona, pese a las críticas de ERC y de parte del independentismo, que reclamaban un acuerdo entre soberanistas.

El "ya era hora" representa, para la maltrecha familia posconvergente, un pequeño momento de autoestima en un contexto de constantes malas noticias: descenso electoral, golpes de ERC en el Parlament y en la política de alianzasbatallas internas constantes sobre la estrategia, liderazgos contradictorios y diversas marcas desunidas.

La centralidad

Tres son los efectos del acuerdo con los socialistas. El primero, el de recuperar la centralidad, o en palabras de un destacado 'conseller', la "relevancia política". Es decir, que el discurso independentista radical, el que obligaba a no pactar nada con los "carceleros" del 155, el que prefería inicialmente que siguiera gobernando Mariano Rajoy en lugar de apoyar la moción de censura de Pedro Sánchez, se da de bruces con un giro que solo el tiempo dirá si se consolida. El giro consiste en dinamitar las lineas rojas, volver a fórmulas como la sociovergencia, que supone guiñar el ojo a todos los convergentes de perfil ideológico centrista que estaban perplejos con alianzas en el terreno de la radicalidad y la desobediencia. Saltan por los aires las lineas rojas porque, según un representante de las bases posconvergentes, "los hiperventilados son los que son". "Con el PSC siempre nos hemos entendido bien, cumplen lo que se pacta, no como ERC", afirma otro cargo.

La bofetada a ERC

El otro motivo de satisfacción es el revés a Esquerra Republicana. La pugna, como es conocido, tiene raíces históricas, pero seguía más viva que nunca cuando los republicanos arrebataron a JxCat, entre otros ayuntamientos, su joya de la corona local: Sant Cugat del Vallès. Pero también Figueres y Tàrrega. Por ello, dejar a Esquerra fuera de la Diputación de Barcelona hace recuperar el orgullo al PDECat, un partido en una situación económica nada fácil, tras los recortes de ingresos como consecuencia del declive electoral. Así las cosas, el mensaje a ERC es nítido: nadie puede dar lecciones de con quién se puede o no pactar. De nada ha servido, una vez más, el mensaje del 'president' Torra hace unas semanas afirmando que había ciertos pactos no aceptables. "ERC pretendía ensayar en la Diputación lo mismo que quiere para el Govern: mandar junto a 'comuns' y PSC y obligarnos a nosotros a apoyarlos desde fuera porque la alternativa son las derechas, y con el pacto que hemos hecho en la Diputación les mandamos un mensaje claro a los republicanos", explica un alto dirigente del PDECat.

Recuperar el partido

El tercer efecto del pacto de la Diputación es el que todavía está por ver, pero asoma con este titular: se está empezando a acabar el 'ordeno y mando' del expresident Carles Puigdemont respecto a pactos, listas electorales y discurso. La política de radicalidad independentista, el 'no' a cualquier entendimiento con los partidos "del 155", el tono de beligerancia contra el Estado, parece que comienzan a dar paso a otro tono, como el de JxCat en el pleno de la Diputación, cargado con palabras que hacía tiempo que no se oían: "sentido común", "realidad", "seny", "diversidad", "entendimiento institucional con un bloque común para recuperar la confianza". Un discurso que sigue el hilo del de Joaquim Forn en la constitución del ayuntamiento de Barcelona, cuando el exconseller y exconcejal encarcelado y procesado por el 1-O, pidió a su partido y al resto "superar determinadas actitudes negativas, determinadas barreras mentales y partidistas que nos impiden llegar a grandes acuerdos".

La alternativa Calvet

Muchos en el PDECat, probablemente ya bajo la marca de Junts per Catalunya, esperan como agua de mayo que esta reorientación se consolide. Para ello, la gran incógnita es quién liderará esta vuelta a la moderación. El 'conseller' Damià Calvet es uno de los mejor situados: es bien valorado por su gestión, está avalado por el 'exconseller' también encarcelado y procesado Josep Rull, y está dispuesto a contribuir a recuperar al partido. En esta última crisis con ERC ha sido él quien ha marcado el rumbo retando a los republicanos a ofrecer alternativas y soluciones. Artur Mas, como es conocido, se ha arremangado también para forzar a Puigdemont a moderar el discurso y recuperar a cuadros del partido frente a los "mirlos blancos".

El nombre del líder y su equipo serán la prueba del nueve de si el PDECat de David Bonvehí tiene poder suficiente para recuperar el timón frente a los peones de Puigdemont, que hoy por hoy siguen ocupando puestos clave en la dirección del partido, en el grupo del Parlament y el Congreso y en el ayuntamiento de Barcelona.